Infiltrado

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Pasé por completo los prostíbulos, los edificios de tiro con armas de fuego, el Jaguar que estaba en su máximo apogeo. Me pregunté quiénes estarían peleando, o sea, si las personas que se presentaban antes habían sido echadas o no. Podría averiguarlo. Había una entrada trasera por la que podía escabullirme, y lo sabía porque alguna vez entré por ahí con Nikolah. Bendita memoria fotográfica. Rodeé el edificio negro con cuidado de no ser visto y me metí entre la hierba alta que había atrás para encontrarme, medio escondida, la ventanilla que buscaba. Estaba cerrada así que me agaché para pelear un rato hasta abrirla. A los pocos minutos lo logré y entré de inmediato, sin detenerme a pensar si habría alguien ahí adentro, lo cual fué una mala idea.

Afortunadamente estaba vacío y oscuro. Avancé hasta donde se veía la puerta, ya que la luz del pasillo se colaba por abajo de esta, y verifiqué que no estuviera asegurada. Después de ver que nada me impedía atravezarla, salí a paso lento pero decidido.
Giré varias veces y caminé de puntillas cuando pasaba en frente de alguna puerta. Me recordó a cuando me tuvieron encerrado y escalofríos recorrieron todo mi cuerpo. Traté de ignorarlos y continuar. Empecé a escuchar el barullo de gritos animados de el ring que de seguro estaba cerca y me apresuré un poco más hasta que toda la luz de los pasillos desapareció de nuevo y una cortina me separaba del desastre. Las famosas luces de neón de colores que siempre alumbraban hicieron su aparición a través de la oscuridad. Atravesé sin pensar mucho estrellándome contra la espalda de un hombre robusto que ni caso me prestó. Suspiré aliviado. No tenía nada más en mi cabeza que las caras de los peleadores que conocía por si lograba reconocer a alguno. Me acerqué aún más al centro de todo abriéndome paso entre las personas hasta que visualicé la lona de pelea. Había un hombre que llamó mi atención de inmediato. Tenía el pelo rubio y era alto, además de muy parecido a Iván. Era casi idéntico, solo que mayor, así que supuse que era su padre. ¿Qué estaría haciendo ahi? Por lo menos eso me decía que aún había gente de la que venía antes.

Volví corriendo para salir por la ventana por la que entré y me arrastré hacia afuera para continuar con mi trayecto y buscar a Herb. No fué difícil dar con él ya que al fondo de toda la "mini ciudad", se eleva una torre futurista en donde se reúnen los encargados de cada área. Él debería estar ahí. Por primera vez en la noche saqué mi cámara pensando en que le tomaría una foto apenas pudiese, y me dí un golpe interno al no haber hecho lo mismo con el lugar desde que llegué. Podía llegar a ser idiota, aunque bueno, ya lo haría cuando fuera de salida si es que podía.
Al acercarme a la puerta, me sorprendí de la nula seguridad con que esta contaba. A unos dos metros de la puerta de hierro, había un elevador de puertas de cristal dobles. Subí dispuesto a ir al penúltimo piso pero no había ni un solo botón a la vista. Mientras revisaba a mis espaldas, la puerta se cerró y el elevador empezó a subir. Me sobresalté y me pegué a una de las paredes pensando en que, de hecho, ya estaba muerto. Si el ascensor me dejaba a la vista de alguien al abrirse, todo se iría al coño.

Se abrió dejándome ver una mesa rodeada de gente extravagante. En un vistazo rápido, ví a un gordo de traje, al viejo Donn en frente, a René, a otra mujer de piel morena y pelo largo llena de perforaciones, a un pelirrojo con ropas deportivas y, al fondo, a un hombre mas bien joven con una máscara blanca puesta, que dejaba al descubierto solo un par de ojos verdes. Una capucha cubría su cabeza y los dedos que tenía cruzados frente a su cara tenían pinta de manos de robot. Dedos de metal, o algo así.

De nuevo, agradezco a mi memoria.

Cuando todos se comenzaron a girar casi en cámara lenta, me dió tiempo de tirarme al suelo y cubrirme tras una enorme maceta de las dos que daban la bienvenida a la sala.

-¿Qué fué eso? -escuché la voz de Donn.

-Nada -dijo una voz robótica que supuse sería del tal Herb (si es que él era el tipo del fondo)-, esa cosa falla a veces. Llamaré al técnico luego. Ahora, hay que continuar. ¿Bruno?

-Eh, sí. Como decía, estuve cotizando el valor de cada sección y veo más conveniente mantenerlo así por un rato. Podríamos mejorar un poco en cuestión del ambiente pero en general de esta forma obtenemos más ganancias que si lo vendiéramos o algo.

Asomé mi cabeza por entre la planta y ví que el pelirrojo era el que hablaba y movía los brazos al explicar. Tomé una foto discretamente y me dispuse a salir. Tomé el ascensor de nuevo y una vez estuve abajo, corrí tanto como pude hasta alejarme de ahí. La siguiente hora me dediqué a llenar de fotos la cámara para hacérselas ver a Tyler. Fuí sección tras sección activando el flash del pequeño aparato y cuando el sol amenazó con aparecer, me dirigí a la salida. Pero Carlo me alcanzó.

-¡Ster! -me gritó haciendo qué me detuviera. Si corría y él tenía algún arma, sería estúpido para mí. Empujé más la cámara en el bolsillo de mis vaqueros -. Ster, te estuve buscando todo el rato, ¿en dónde te metiste?

-Eh, yo... Yo solo quería ir al Jaguar.

-Escuché que hoy había personalidades importantes peleando. ¿Quién ganó?

-No lo conozco... lo siento.

-Bueno, no importa. Ya preguntaré luego. Oye, ¿quieres que te lleve?

Pasó su brazo por mis hombros y me empujó al estacionamiento de la entrada. No opuse resistencia.

Subimos a su auto y le indiqué una dirección ficticia a la que llegamos en cuestión de minutos. Me bajé y agradecí por la ventanilla.

-No hay problema. Cuando vuelvas, búscame.

Asentí y se fué. Caminé hasta el centro de la ciudad y una vez ahí, tomé un taxi camino a casa. Quería comer, dormir y sobre todo, quería besar y abrazar a Tyler. Aunque probablemente el querría matarme.

-¡Ya llegué! -gritó la voz de Logan al abrir y cerrar la puerta.

Me paré corriendo y al verlo en la puerta vestido como iba, con esos pantalones anchos y esa sudadera grande (que era mía), no pude más que enfadarme. Sabía a donde había ido. Aun así, lo abracé tan fuerte como pude, y él hizo lo mismo. Lo besé, lo abracé una vez más y lo llevé de la mano hasta el cuarto.
Le quité la sudadera, los pantalones y lo llevé a la ducha. Mientras la tiña se llenaba, le pedí una explicación con la mirada.

-Yo fuí a...

-¿No te pasó nada? -le interrumpí más preocupado por su salud que nada.

-No. No, nada me pasó. Estoy bien.

-Eso es lo que importa -dije -. ¿Tienes hambre? -. Logan asintió y salí luego de cerrar la llave.

Cociné algo rápido justo a tiempo para cuando salió con ropa propia y limpia. Se sentó y puse un plato en frente de él. Él, en cambio, me arrojó un manojo de fotos. Las tomé dudoso.

-¿Tomaste fotos de todo el lugar?

-Hm, sí. Si, e incluso de Herb... El "dueño" de todo ahora -. Hizo comillas con los dedos y tomó otro bocado -. El jefe, vaya.

Si Logan me decía todo lo que había visto y escuchado, estaríamos listos para la batalla cuanto antes. Y si la suerte estaba de nuestro lado, ganaríamos.

Por otra parte, debería de hacer algo con Logan. Conociéndole, de una forma u otra, terminaría peleando y mal herido si lo dejaba solamente.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2015 ⏰

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