Capitulo #38

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El sol salió tenue y la mañana se sentía un poco más cálida, Suigetsu se removió en la cama con un poco de incomodidad al sentir su pierna adormecida. De momento no le dio importancia hasta que notó que realmente algo estaba presionandole la pierna. Abrió los ojos buscando aquello que le estaba imposibilitando moverse libremente topandose con la mitad del cuerpo de la pelirroja sobre su pierna. Estaba en una posición extraña con la chica, él estirado y ella al filo de la cama recostada sobre su ingle y abrazando su pierna. No se sobresaltó ya que el sueño aún no se iba del todo y, recordando un poco la noche anterior, tampoco le sorprendía despertar así, después de todo habían caído borrachos los dos y daba gracias al cielo que no se hubieran comportado de manera extraña.

Con cuidado separó a Karin de su pierna y la acomodó mejor en la cama para que no fuera a caerse. La miró un momento detenidamente y contra todo pronóstico se sintió cómodo. Algo había cambiado con el paso del tiempo. No era de ayer a hoy, había sido algo gradual pero hasta ahora era plenamente consciente de eso. No la odiaba, no le guardaba rencor, no le caía del todo mal, al contrario, con el tiempo se había acostumbrado a su presencia, a su mal carácter y había descubierto un cierto aprecio hacia ella, por eso después de que tomó su camino a kiri la idea de solucionar el pasado con ella se había vuelto algo tan frustrante. 

Miró la habitación. Las copas en el piso, su cuaderno de apuntes sobre el sofá y una botella a los pies de la cama. Se recostó de nuevo al lado de Karin y un pensamiento cruzó por su mente respecto a la noche anterior. "No es muy sabio que una mujer rete a un hombre a beber encerrados en una habitación, ni aunque ese hombre sea yo" pensó, ya que, aunque él no era el tipo que el alcohol le afectara la líbido, seguía siendo un hombre. Sin embargo una sonrisa burlona adornó su rostro al recordar, y confirmar en el momento, el pésimo atuendo de la pelirroja.

"Aunque con pijama de abuela y su actitud tosca...tendría que ser alguien muy desesperado o con algún fetiche raro"

Karin comenzó a moverse y él solo la observó. Ella entreabrió los ojos, los volvió a cerrar y de inmediato los volvió a abrir aterrorizada. Suigetsu esperó el golpe o los gritos, pero nada de eso llegó. Solo vió cómo Karin soltaba un suspiro y volvía a cerrar los ojos para decir:

K: Tiburón...casi me matas del susto...-se giró dándole la espalda

S: Ver tu cara en la mañana tampoco es lo más bello -dijo extrañado de la actitud relajada de la chica

K: Si...déjame dormir

S: No me golpearás por estar durmiendo contigo? -dijo inclinandose sobre ella

K: Ya callate y déjame dormir! -dijo mientras se volvía a girar quedando cara a cara con el asombrado albino que se alejó en un movimiento brusco.

S: b-bien...duerme 

Suigetsu se levantó perturbado y se dirigió al baño para despejarse y darse un baño largo aprovechando que la pelirroja aun dormiría. Se quitó la ropa y se metió en la tina relajándose hasta volver a quedar dormido.

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Cuando Karin volvió a despertar se encontró sola en la habitación y pensó que talvez el albino estaría fuera caminando o comiendo algo así que se dispuso a ir hasta su bolsa a sacar ropa limpia para darse un baño, pero cuando iba entrar al baño algo le llamó la atención: el cuaderno que Suigetsu había tenido consigo la noche antes. Su mente le gritaba que ignorara el cuaderno pero la curiosidad era más grande. Sin poder evitarlo más, tomó el cuaderno y, luego de mirarlo unos segundos, lo abrió en una pagina cualquiera.

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