12. Compasión

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Compasión: Sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo.

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Estaba anocheciendo cuando el general Patricio alcanzó los carruajes. Conociendo los posibles peligros de un viaje en la noche, decidió que era más seguro pasarla en una de las aldeas cercanas. Porque no fueron al castillo del noble local, fueron a la vivienda de unos campesinos, los que al presenciar tal cantidad de soldados se escondieron aterrados.

El general les dio a sus soldados la orden de que se alejaran, excepto a dos, que eran parte de los más confiables y capaces. Uno de ellos era Félix, el último al que había ascendido a pesar de tener pocos años como soldado, porque mostraba gran perseverancia y habilidad, y esto, al general Patricio le hacía recordar a sí mismo.

Cuando vieron que los soldados se alejaban, los campesinos salieron, y el general hizo la petición, se calmaron cuando recibieron el generoso pago en monedas de oro.

Les pagó para usar todo el lugar, él y estos dos soldados fueron los que entraron en unas camillas cubiertas, a la reina y a sus guardias. Los dejó custodiando la vivienda, y solo él y quienes iban en las carretas se quedaron dentro a pasar la noche.

La casa no era grande, solo tenía una habitación común, entonces los tres; el médico, que se llamaba Velso, el general Patricio, que no durmió en toda la noche para mantener la vigilancia, y la joven ayudante, Marion, cuidaron a la reina y a sus guardias.

En la mañana, habiendo retomado el viaje, el médico Velso, dentro del carruaje, se preguntaba: «¿Por qué no llevan a la reina directamente al palacio? ¿Si la reina muere volverán las batallas por los territorios? Y si eso pasa... ¿La sangre correrá como mares como antes?» Sus pensamientos fueron interrumpidos al oír el aviso de que llegaban al castillo.

Abrió las cortinas y observó desde la distancia hacia lo alto de la colina.

El castillo, como todos los castillos se encontraba rodeado de murallas de piedra, y por un foso mortal y profundo con agua hasta el tope, la única entrada era por el puente levadizo. Y al llegar más cerca, notó que era un lugar donde la vegetación cubría las torres y la tierra llegaba a la mitad de los caminos fuera.

Al traspasar la puerta y detenerse los carruajes, el médico se bajó y habló: —General... —el general lo miró— No hay nada aquí, ¿hay sirvientes?

El general se acercó y le habló en voz baja: —No puede decir quiénes llegaron, ni siquiera mis soldados lo saben.

Velso no dijo más nada y observó el lugar, como él estaba allí solamente para cuidar a los enfermos no iba a poder vagar por los distintos lugares, solo vio que en torno al patio de armas estaban las estancias principales.

No pudo ver que había un establo y un recinto adjunto donde los soldados podían descansar y comer, también cerca, una herrería. Junto a la construcción de los aposentos de los nobles estaban la cocina y una panadería, y una pieza, donde se conservaban las carnes. Además de varias dependencias, algunas derruidas hacía tiempo ya. La armería estaba más cerca de la capilla, y allí se resguardaban y limpiaban las mejores armas. 

En el patio más interior había un aljibe, y más allá, la capilla. Razón principal por la que la reina jamás utilizaba este castillo.

La capilla no estaba habitada, era grande y tenía muchas habitaciones individuales y dobles, según el estatus de cada monje, y porque algunos deseaban cumplir su penitencia autoinfligida en privado. Al igual que en la construcción donde estaban los aposentos de los nobles, este lugar tenía piezas para bañarse, aunque no con aguas termales o cálidas.

El mago del color y el alquimista con pisadas de oro [BL] (COMPLETA)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum