A la mañana siguiente Senku y Chrome aparecieron frente a todos con sus juegos de luces puestos, preparados para una expedición bajo tierra.
- Contamos con cuatro equipos de luces para explorar la cueva. Está claro que Chrome vendrá conmigo, solo nos falta los otros dos.
- ¿Quiénes deberían ser? - pregunto el castaño deseando saber quienes serían los seleccionados-
- Yo voy.
- No, tú no vas.
- ¿Por qué no? Te recuerdo que no me dejaste ir a por el ácido. – le encaró -
- Era muy peligroso.
- Pero esta vez no, Senku. Aquí no me necesitan así que te guste o no voy a ir. No puedes volver a dejarme de lado.
El joven de ojos escarlata se mantuvo en silencio y con el ceño fruncido durante unos segundos. No le hacía ninguna gracia que la chica fuera parte del equipo y mucho menos teniendo en cuenta quién iba a ser su próximo fichaje. Pero después de realizar cientos de combinaciones posibles dentro de su cabeza, llegó a la conclusión de que ella era su mejor opción. Por lo que finalmente se dio por vencido y la aceptó en el equipo.
- Puedes venir – le dijo con fastidio consiguiendo una pequeña sonrisa de parte de la contraría - El último integra te de nuestro grupo será Magma. – dijo como si nada consiguiendo que todos se asombraran - El tungsteno es muy duro. Necesitaremos fuerza bruta. – explicó - Los cuatro amigos iremos a las cuevas.
- ¿Amigos? ¿Desde cuándo?
- Sí, amigos – respondió Senku sin inmutarse como si el hecho de que durante la Gran Batalla Magma casi termina con las vidas de Chrome y ___, no tuviera importancia-
- ¡¿Senku, Chrome, ____ y Magma!? – exclamó Kohaku pareciendo ser la más afectada -
- Nunca había pensado en un grupo tan peligroso.
- ¿Eso está bien? ¡Podría atacarte de repente diciendo "Yo soy el jefe"! - decía el rubio exaltado pensando en que eso podía llegar a suceder de verdad-
- Vamos andando – ignorando a los demás. Estaba más que claro que a él le daba igual lo que decían por lo que se centró en la misión. – Vamos a por la piedra mágica. El material más resistente al calor del mundo, el tungsteno. Chrome te dejo que nos lleves a la cueva.
Mientras ellos hablaban ___ se acercó disimuladamente al bicolor y entre susurros le dirigió unas palabras y le entregó una nota mal doblada.
El chico al saber de qué se trataba, se encargó de trasmitirle el pequeño plan a Magma antes de que se marcharan.
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Sin prisa siguieron las indicaciones del castaño y no pararon hasta llegar a la cueva en la que se suponía que encontrarían todos los minerales necesarios.
