LIV

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La enorme columna de polvo no les permitía ver lo que se encontraba al otro lado, pero todos y cada uno de ellos tenían en claro quienes estaban al otro lado. No hacia falta verlo. Su instinto de supervivencia se lo estaba diciendo a gritos.

Aunque parecía que el instinto de supervivencia de cierta pelirroja estaba estropeado, pues mientras todos se encontraban más alerta que nunca, atentos a cada uno de los movimientos de esos dos monstruos, ____ estaba buscando a su pareja con la mirada para ver como se encontraba. Sin embargo el único sonido que salio de entre sus labios fue el nombre de otro.

-¡Ukyo! - grito al ver como el chico en el suelo se iba empapado en su propia sangre -

Esa imagen no pudo dejarla pasar por alto, porque aunque quería a Senku con todo su ser, no podía dejar de lado al peliblanco. Así que antes de darse cuenta, se encontraba al lado de este haciendo presión para detener el sangrado.

- ¿Estás bien? - dijo sin pensar - ¿Te duele mucho? - sus preguntas no tenían coherencia alguna, pero su cerebro no procesada. Solo veía a un chico lleno de sangre que obviamente no estaba bien y que seguramente se estaría retorciendo del dolor. Algo que no dudaría en mostrar si no fuera por la cara de preocupación que le estaba dando la contraria en esos momentos. -

Por que sí, a Ukyo le dolía, y mucho. No estaba acostumbrado a que le atrabesaran el pecho con una lanza prehistória. Con nada en verdad.

Pero no se veía capaz de hacérselo saber, sábia que estaba asustada, su cuerpo era consciente de ellos. Notaba cada temblor que salía de sus manos y como su respiración erraba de vez encuando. Y sus ojos, sus ojos no paraban de examinarlo. Pasaban de su cara a su herida en menos de un segundo. Así que no pudo evitarlo y una pequeña risa salio de entre sus labios.

Aunque ella no lo notó y eso que le encantó la primera vez que la oyó.

-La posibilidades de victoria del reino científico son nulas - esa frase, que Hyoga pronunció con su característico tono relajado fue a la primera a la que le puso atención. Pues se había dado cuenta de que distintas voces se habían alzado, pero no les prestó atención. Y aunque a ella solo le importaba una, una que todavía no se había pronunciado, estaba demasiado asustada como para hacerles caso. -

- Hola, Senku.

- Hola, Tsukasa.

Y ahí estaba. Ahí estaba la voz que estaba esperando, la que estaba buscando. La de la persona a la que no había podido encontrar entre tanto polvo. La voz de Senku.

-Hola, ___ - la chica no contestó al saludo se Tsukasa. No le interesaba. Nisiquiera le importaba, ella estaba concentrada en la herida de Ukyo, en intentar ocultar sus miedos y en Senku, al que ya había podido ver a la misma velocidad con la seguía viendo a Ukyo. -

Desgraciadamente, sus esfuerzos por ocultar el miedo estaban siendo en vano. Pues a diferencia de los suyos, los ojos de Senku no se habían movido desde que la había localizado. Al darle la espalda a su enemigo, no tenía problemas con seguirla mirando.

Por lo que pudo notar el miedo y los temblores desde lejos, así como, que sus instintos básicos estaban más que desactivados.

En esos momentos su pareja era, por detrás de Ukyo, la persona más vulnerable en el campo. Ambos eran un blanco increíblemente fácil.

-Ha sido una guerra muy larga. Ya ha pasado un año. Es muy triste. Tendré que acabar contigo dos veces. - dijo Tsukasa, algo a lo que Senku puso atención, porque aunque no le quitaba los ojos de encima a la chica, él tenía que mantenerse como siempre. Él no podía romperse. No delante de todos. No delante de ella. Él era quién tenía que mostrarse impasible -

Mi única Excepción.Where stories live. Discover now