XVII

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Comenzar en un nuevo mundo es difícil y más si se debe empezar desde cero, desde los primeros descubrimientos de la raza humana.

- Senku ¿por dónde empezamos?

- No es obvio por el fuego, a veces me sorprendes – la miró con burla, a lo que ella solo rodó los ojos –

- ¿Y la comida no es importante?

- Sí, pero no creo que quieras ir sola, si hay monos puede haber cualquier tipo de animal, además ¿Qué vas a buscar?

- Pues frutos comestibles, setas, puede que encuentre peces...

- ¿Y los vas a pescar con las manos? – dijo con una mezcla de burla y obviedad–

- Callate – le miró mal, últimamente estaba muy graciosillo -

- Kukuku quédate aquí vamos a hacer fuego

- Vale- contestó rendida-

Senku cogió un tronco, mientras ___ buscaba un palo lo suficiente grueso como para poder hacer fuego mediante la fricción de estos. Cuando lo encontró se lo entrego al chico que comenzó su intento.

- Vean el poder del mono brillante. Construiré una civilización con suficiente tecnología para llevarnos al espacio. – le dijo a los monos frente a él, mientras alzaba el palo –

- Senku, no estarás hablado con los monos ¿Verdad? – le miró extraña, el chico seguía tan concentrado en demostrarle a los monos que él era un ser superior que no la contestó y eso hizo que su compañera no dejara de mirarlo por su estúpido comentario. -

- Senku, ya es por la tarde y no has conseguido nada – mencionó aburrida - además estás medio muerto – eso último los dijo contenido sus ganas de reír –

- Es tú turno, te toca a ti – hablaba tumbado, haciendo pausas para poder respirar –

- No pienso hacerlo, estás más muerto que vivo, además es muy tarde tenemos que buscar un refugio

- Vamos Tigresa tú eres más fuerte que yo – dijo con burla–

- Cualquiera es más fuerte que tú. Vamos levanta, se hace de noche.

___ se llevó a Senku casi a rastras, con la intención de dormir en la cueva a su espalda. Quería dormir igual que siempre, pero en esta ocasión le parecía bastante incómodo. Dormir entre rocas no era lo suyo y el poder perder la poca "ropa" que llevaban tampoco. Así que no le quedó más remedio que entrelazar sus manos. El tacto suficiente para saber qué Senku estaba ahí.

A la mañana siguiente fueron en busca de piedras como el sílex, utilizada para crear armas.

- Oye Senku ¿No se podría hacer fuego con pirita y sílex?

- Me sorprendes ¿Cómo sabes eso?

- Nos lo explicaron en el club, así como otras cosas para poder ir de acampada.

- Pero tú no has ido de acampada – hablo mientras la miraba–

- Ya, me quedé contigo – dijo con una sonrisa de oreja a oreja sin dar mucha importancia al asunto mientras seguía con lo suyo.

Senku se la quedó mirando, pensando en todas las cosas que ella se pudo haber perdido por estar con él.

Cuando recogieron las piedras necesarias empezaron a golpearlas entre si con la intención de crear sus propias armas. Todo esto sin soltar palabra tenían que concentrarse para poder crearlas.

- Senku, ¿así está bien? – el nombrado se giró para ver lo que le mostraba. -

- ¡¿Cómo lo has conseguido?!

Mi única Excepción.Where stories live. Discover now