Capítulo 30.

47.1K 2.5K 755
                                    

Agarre a Rose del brazo y la puse detrás de mi cuerpo para protegerla.


—¿Qué te pasa?— pregunte ahora confundido por la reacción de Alanna.

—¡Es tu culpa!— Alanna estaba alterada y sus ojos ardían en furia. —¡Lo arruinaste todo!

—¡Si tú me hubieras dicho todo hubiera sido diferente!— Rose ahora estaba gritando. Lagrimas caían por su hermoso rostro. —¡Cobarde, te alejaste!


Rose quería caminar hacia Alanna pero se lo impedí. A rastras, la lleve hacia el vestuario.


—¿Qué paso allá afuera?— nunca había visto a Rose tan alterada. Parecía que quería hablar pero no podía, su respiración se hizo más rápida y abría la boca como si le faltara el aire. —Rose, tranquila.


Mierda, está teniendo un ataque de pánico.


—Rose, respira.— Ella no me hacía caso, en sus ojos se podía ver el miedo y lo alarmada que estaba. Verla así, hacía que me preocupará más. No sabía qué hacer. —Vamos Rose, respira.— Le hice aire con mis manos.

—No...puedo.— Habló entrecortadamente.

—Rose, mírame.— Acune su rostro entre mis manos, sus ojos me miraron. Azules y alarmados. —Tranquila.


Nunca había tenido una persona al frente mío que estaba teniendo un ataque de pánico, lo había visto en la televisión pero de eso no me servía ahora porque no tenía al alcance de mis manos medicinas. Verla así, hacía que quiera cambiar posiciones para que sea yo el que sienta el dolor y no ella. Hice lo único que pensé que la calmaría, la besé. Sentir sus labios pegados a los míos otra vez fue una sensación que pensé que nunca más la iba a experimentar. Mis ojos estaban abiertos y vi como sus ojos se cerraron lentamente y su respiración empezó a ser normal. Cerré mis ojos también y disfrute de lo que más había deseado. No quería que piense que me estaba aprovechando de ella, así que a regañadientes me separe de ella pero antes disfrute un poco más jalando su labio inferior con mis dientes. Abrí los ojos y ella seguía con los ojos cerrados. Ya no lloraba pero sus mejillas estaban húmedas.


—¿Por qué hiciste eso?— susurro.

—No sé.— Admití. —Pero ya no estas teniendo un ataque de pánico, así que tomaré eso como que funcionó.

Vaciló por un momento. —Gracias.

—De nada.— Acaricie su mejilla. —Me dieron tres paros cardiacos juntos al verte así Rose, no vuelvas a asustarme así.

Vi un atisbo de sonrisa en sus labios. —Lo siento, solo me había pasado una vez en toda mi vida...no pensé que volvería al verla hoy. Fue horrible, estoy segura que no quiero repetirlo.— Hizo una pausa. —Lo bueno es que sabias como calmarme.— Bromeo, o bueno, yo lo tome como una broma.

—¿Debo asumir que mis besos son la medicina para tus ataques de pánico?


Se veía muy sorprendida y sus mejillas se tornaron de rojo.


—No te veas tan entusiasmado, mis ataques pasan raras veces en la vida.— Apretó los labios y luego de un rato, sonrió. —Tal vez la próxima vez que me pase, otros labios tendrán el placer de calmarme.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora