The Proposal. {h.s}

Capítulo 45.

Por favor, lean la nota al final del capítulo, gracias xoxo.

—¿Qué haces aquí?

—Te dije que vendría.

—No, me preguntaste si querías venir, te dije que no era necesario pero aún así... aquí estás.

—¿Qué puedo hacer? Sé que te encanta mi presencia.

Deje mis llaves en la mesita que estaba al lado de la puerta, también deje mi bolso y me saque el saco mientras sentía que él me seguía mirando.

—¿Recuérdame quién te dejo entrar?— Me senté a su lado.

—Austin, obvio.

—Pero él no está aquí.

—Cuando toque el timbre, Austin me abrió y me dejo pasar para esperarte, estaba muy apurado, según él se había quedado dormido y tenía que llegar rápido al restaurante.

Asentí, procesando toda la información que me estaba dando.

—¿Y qué haces aquí?— volví a preguntar.

—Quería verte.

Entrecerré los ojos. —¿Viniste a vigilarme?

—No...bueno, esa no es mi mayor prioridad.— Lo miré expectante a que diga algo más. —¿Qué acaso ya no puedo venir a tu casa?— parecía muy ofendido.

—No es eso, es que...es nochebuena, pensé que estarías con tu familia.

—Mis padres están muertos.— Su rostro se ensombreció. —Ellos eran la única familia que tenía, tú lo sabes.

—Yo...bueno, no me refería a ellos.

La forma en como cambio su humor y su rostro se transformó, me asusto. Al parecer hablar de sus padres no era un tema que no le gusta hablar y tendré que tener mucha paciencia si alguna vez quiero quitarle un poco de información sobre ellos.

—¿Qué pasa con Ángela? ¿ella no es parte de tu familia?

Ladeo la cabeza. —Ellos pasan las festividades en su casa en Arizona, no tengo ganas de ir allí con ellos, aparte del gran problema de que no me llevo bien con sus padres.— Hizo una mueca.

—Pensé que Marcelo y tú se llevaban bien.— Lo miré confundida.

—Con el padre de Ángela, sí; pero con su madre...es pura apariencia. Ella me odia.

A ellos los había conocido en la fiesta de la empresa y al verlos hablar con Harry, no parecían odiarlo. Ellos sabían actuar frente a un gran número de gente o Harry me está mintiendo y no quiere decirme la verdadera razón por la que no pasa tiempo con la familia de su prometida.

—¿Eso quiere decir que nunca pasar las festividades con ellos?

—Exacto.

—¿Y tú te quedas solo?

—No, Ángela se quedaba conmigo. Lo celebrábamos los dos solos, pero este año...no se pudo.

—¿Por qué?— se quedó pensando unos segundos.

—¿Por qué tantas preguntas?— preguntó brusco.