Capítulo 29.

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Rose.


Me gusta mi trabajo aunque a veces también estoy muy estresada por este, no lo odie tampoco. No fue lo que estudie y sé que debería estar buscando solicitudes en otras empresas para tener un verdadero trabajo de lo que estudie pero trabajar en la empresa de Harry es algo así como mi segunda casa. Desde el primero momento que deje la universidad y estaba en un nuevo mundo, estaba aquí, en mi escritorio, con mi computadora y la agenda que siempre llevo cuando estoy con mi jefe. Se cómo manejar todo lo que tengo que hacer y llevarlo para que todo salga perfecto, pero no es lo que me apasiona. Leer y corregir los errores o tal vez agregarles algunas ideas a los libros que llegan aquí para que puedan publicarse, es algo que me apasiona.

Si fuera por mí misma, me quedaría leyendo todos esos libros que viene y poniendo post-it en páginas para darles algunas ideas al libro o suprimirle algo. Todavía recuerdo ese día cuando Harry estaba con mucho trabajo y me pidió ayuda para que lea algunos de los libros, quería saltar de felicidad en ese momento pero sabía que no me iba a ver profesional y menos quería que él vea una de mis saltos infantiles. Él nunca lo supo y tampoco tiene por qué, pero ese día lo disfrute mucho y no solo por su presencia que me causa tranquilidad y seguridad, sino por lo que estaba haciendo ese día, por cómo estaba aportando algunas de mis ideas y estaba usando mi cerebro para algo más que contestar el teléfono y apuntar citas en una agenda. Aunque a veces Harry es tan inútil que tengo que hacer muchas más cosas como traerle un capuchino y un muffin todas las mañanas, un café en las tardes, el informe todos los viernes a su casa y hasta a veces comprar regalos para Ángela, lo bueno es que ya no me pide lo último, desde la propuesta que teníamos, ya no me pide que le compre regalos y para mi, eso está bien. No soportaría estar entrando a joyerías o a tiendas de lencería para comprarle algo a ella de parte de él.


Me da arcadas de solo pensarlo.


Así como dijo Harry que no me preocupará por el tema del restaurante donde Ángela y Harry iban a cenar, se canceló. No supe mucho sobre eso, había escuchado algunos gritos en la oficina de Harry y luego ella salió furiosa y me gritó:


—¡Cancela esa estúpida reservación, ya no quiero salir con ese imbécil!


Yo solo atine a decirle que sí, pero en realidad ni siquiera había hecho la reservación así que hice como que agarre el teléfono y hablaba con un señor diciéndole que cancele la reservación mientras esperaba que ella se vaya. Quise darle las gracias a Harry por lo que hizo pero después lo pensé mejor y no fui. Él se había buscado el problema, yo pude haber terminado todo en ese momento pero él quería hacer las cosas más difíciles, en eso yo ya no me metía. A la hora que le lleve el café a Harry en la tarde lo escuche mientras hablaba con una persona mediante el teléfono diciendo algo sobre un arreglo floral y caja de chocolate. Supuse que era para Ángela por el bochornoso desaire que le hizo. Rodé los ojos escuchando como él le daba indicaciones detalladas sobre el tipo de flor y cuantas iban a enviarla. Dos días después, la vi venir casi saltando a la oficina. ¿Qué acaso esta mujer nunca trabaja? ¿No tiene otra cosa que venir a esta oficina? Que se consiga algo productivo que hacer en su vida.

Al parecer ya se había amistado con Harry y estaban todos acaramelados otra vez. Trate de no mirarlos mucho mientras ellos estaban aquí alrededor mío, siempre quise enfocarme más en mí trabajo y gracias al señor Hamilton, la empresa volvió a su estado normal. Todo estaba yendo de maravilla, la gente no podía quejarse. Hasta había algunas personas que rumoreaban que íbamos a tener un aumento de sueldo, no quise creerlo pero igual deseaba que sea verdad. Nunca es malo un poco más dinero.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora