𝒟𝒾𝑒𝓏

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𝔚𝔦𝔱𝔥 𝔇𝔲𝔪𝔟𝔩𝔢𝔡𝔬𝔯𝔢 𝔥𝔢𝔯𝔢, 𝔥𝔢 𝔠𝔞𝔫'𝔱 𝔥𝔲𝔯𝔱 𝔶𝔬𝔲

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Omnisciente

Ron se había quedado dormido en la oscuridad de la sala común, esperando a que volvieran. Cuando Harry lo sacudió para despertarlo, gritó algo sobre una falta en quidditch. Sin embargo, en unos segundos estaba con los ojos muy abiertos, mientras Harry y Dakota les contaban, a él y a Hermione, lo que había sucedido en el bosque.

Harry paseaba de un lado al otro, ante la chimenea. Y todavía temblaba.

—Snape quiere la piedra para Voldemort...y Voldemort está esperando en el bosque...¡Y todo el tiempo pensábamos que Snape sólo quería ser rico!

—¡Deja de decir el nombre! —dijo Ron, en un aterrorizado susurro.

Harry no lo escuchó.

—Firenze nos salvó a Dak y a mi, pero no debía haberlo hecho... Bane estaba furioso...Hablaba de interferir en lo que los planetas dicen que sucederá...Deben decir que Voldemort ha vuelto...Bane piensa que Firenze debió dejar que Voldemort nos matara. Supongo que eso también está escrito en las estrellas.

—¿Quieres dejar de repetir el nombre? —dijo Ron.

—¡Ni que nos estuviera escuchando, Ron! —le dijo Dakota—. Si vuelve, intentará asesinarte aunque no digas su nombre.

Ron la vio aterrado

—Creo que lo empeoraste un poco —dijo Hermione

Dakota se encogió de hombros

—Así que lo único que tengo que hacer es esperar que Snape robe la Piedra —continuó febrilmente Harry, ignorando a sus amigos—...Entonces Voldemort podrá venir y terminar conmigo...Bueno, supongo que Bane estará contento.

Hermione parecía muy asustada, pero tuvo una palabra de consuelo.

—Harry, todos dicen que Dumbledore es al único al que Quien-tú-sabes siempre ha temido.

—Hermione tiene razón, Harry. Con Dumbledore aquí, el no puede lastimarte —le dijo Dakota

—De todos modos, ¿quién puede decir que los centauros tienen razón? A mí me parecen adivinos y la profesora McGonagall dice que ésa es una rama de la magia muy inexacta —dijo Hermione

El cielo ya estaba claro cuando terminaron de hablar. Se fueron a la cama agotados, con las gargantas secas. Pero las sorpresas de aquella noche no habían terminado.

Los días pasaban y no había dudas de que Fluffy seguía bien y con vida, detrás de la puerta cerrada.

Hacía mucho calor, en especial en el aula grande donde se examinaban por escrito. Les habían entregado plumas nuevas, especiales, que habían sido hechizadas con un encantamiento antitrampa.

𝒯𝒽𝑒 𝒷𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶Where stories live. Discover now