𝒯𝒽𝑒 𝒷𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶

𝒰𝓃𝑜

𝔗𝔥𝔢 𝔡𝔞𝔶 𝔴𝔢 𝔪𝔢𝔱 𝔲𝔰

Omnisciente

Finalmente, había llegado el momento que la pequeña Dakota, de tan solo once años, había esperado durante la mayor parte de su vida. Había llegado el momento de ir a Hogwarts, su escuela soñada desde que tenía memoria.

—Cuídate mucho, mucho, mucho —le decía Mer a su hija mientras la apretujaba en un abrazo—. Y también escríbeme mucho. A tal punto de que me canse de ti.

Dakota rió

—Si, mamá

Mer tomó de las mejillas a su hija y la vio con una sonrisa.

—Buena suerte, Bee —le dijo—. Y recuerda: no pasa nada si no quedas en Gryffindor. Y quedar en Slytherin, no significa que...

—Sea mala persona o, en pocas palabras, como mi papá —interrumpió Dakota a su mamá mientras asentía levemente—. Lo sé.

El sonido del silbido del tren llegó a sus oídos. Eso solo significaba una cosa: era momento de irse.

—Buena suerte, que tengas buen año —le dijo Mer a su hija

—Adiós, mamá. Te quiero

—Y yo a ti

Después, Dakota tomó sus cosas y subió al tren.

(...)

Harry y Ron estaban en su compartimiento. Tenían todos los dulces del carrito a su alrededor.

—...Fred me enseño cómo hacerlo amarillo —le dijo Ron, refiriéndose a su rata—. ¿Te enseño?

—¡Si!

Ron sacó su varita y carraspeo. Estaba a nada de hablar, cuando la puerta del compartimiento se abrió, dejando ver a una niña castaña de melena alborotada.

—¿Han visto a una rana? La perdió un niño llamado Neville —dijo

—No —dijo Ron

—Oh, estás haciendo magia —dijo la niña, al ver la Varita Mágica de Ron—. Continúa

Ron carraspeo.

—Rayo de sol dorado, color de la mantequilla, convertid esta rata en amarilla —dijo

Lo único qué pasó, es que la caja de grageas de todos los sabores, en la que Scabbers tenía metida la cara, se cayó