iv. v

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We are.


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Un corredor poco iluminado se extendió frente a Nina, las voces susurrando parecían estar detrás de ella, no importaba cuánto corra ellas la seguían, solo cuando una gritó sobre las otras se detuvieron, ella se quedó en medio del pasillo escuchando el titilar del foco, entonces la puerta a su costado se abrió.

El olor a quemado llegó a sus fosas nasales, con cuidado se adentró a la habitación encontrándose con la absoluta oscuridad, al intentar dar la vuelta la puerta se cerró en su rostro y el fuego volvió a arder, los gritos de varias personas pidiendo ayuda se esparcieron por el lugar, pero Nina no podía hacer nada, simplemente se quedó ahí observando el fuego quemar cada rincón mientras las voces de ayuda parecían ir perdiendo fuerza.

Las piernas de la joven vidente cayeron al suelo y tapo sus oídos, ahora no quería ocultar a las voces dentro de su cabeza, quería ocultar las voces de la familia que murieron quemados, porque la voz de la mujer que gritó por ayuda fue la misma que la trajo hasta ahí.

No había voces buenas y ni malas, solo eran voces que a la larga o corta parecían querer ser escuchadas, Nina en cambio decía que las de voces dentro de su cabeza eran malas, no existía nada bueno en lo que ellas hacían, no, su condición no era como la de cualquier otra vidente, pero seguía siendo tan desconocido incluso para la misma Josephine quien se encargó de estudiar a las videntes. Esas mismas voces eran las que le permitieron escuchara el grito de Harry Potter cuando Garrett lanzó la maldición asesina hacia Sirius, las mismas que repetían la muerte de Cedric una y otra vez.

La respiración de Nina se volvió entrecortada, como si alguien estuviera infringiendo presión en su cuello, fue cuando escuchó el sonido de algo explotar que sus ojos se abrieron horrorizados al ver cómo un pedazo del vidrio que explotó era el causante de que la mejilla derecha de Fred Weasley estuviera con sangre.

— F-Fred...

— Estoy bien. —susurró Fred interrumpiéndola, la mano de Nina se alzó lentamente dejando en evidencia el temblor en ellas.

— Lo siento. —susurró con la voz cortada— Y-yo no...

— ¿Vas a disculparte por algo que no puedes controlar? —cuestionó Fred con una ceja alzada— Solo es un corte, no me voy a morir.

— No hables de morir, Weasley. —regañó tomando de su mano para subirlo a la cama y poder curar la mejilla con una pequeña toalla mojada que tomó del baño— Jamás te atrevas a mencionarlo.

— ¿Sigues pensando en lo que dijo esa mujer?

— No se equivocó. —respondió al recordar las palabras de Lauren, las cuales seguían en su cabeza, quería olvidarlo, pero no podía cuando la realidad es que ella estaba rodeada de muerte, tomó una bocanada de aire mientras colocaba el trapo en la mejilla y limpiaba la sangre antes de susurrar un hechizo para sanar que aprendió de una de las brujas que se ocultaban en Francia— Solo... No quiero que te pase algo.

El agua lentamente comenzó a curar la herida hasta que no quedo rastro alguno, la toalla en su mano a consecuencia de esto se quedó seca, la bajó con suavidad dejando que su mano acaricie el lugar donde se encontraba la herida, la cabeza de Fred se giró lentamente para dejar un beso en la palma de ella y tomar de su mano.

— No va a pasarme nada.

— No estás seguro de eso. —susurró bajando la cabeza un poco, pero Fred la tomó con su mano y sonrió.

— Voy a quedarme por mucho tiempo más, todavía tengo muchas bromas que hacer y me debes un viaje a Suiza. —ella sonrió— Vamos a estar bien.

Nina asintió no muy convencida y se acercó un poco más hasta que sus rodillas tocaron la pierna de él, coloco su frente sobre la suya y se quedó ahí sintiendo la cercanía del pelirrojo, era la primera vez desde que sintió aquella extraña sensación cuando lo toco en la que podía sentirse de esa manera, podía sentir la tranquilidad que él le brindaba.

La mano libre de Fred tomó del rostro de Nina y la acercó para besar sus labios, empezando un beso inocente y que de a poco tornaba más subido de tono, los besos que ambos compartían siempre fueron suaves, siendo esa la primera vez en que el beso se tornará de esa manera, las manos de Nina jugaron con el cabello en la parte trasera de la cabeza de Fred, una acción que solo la uso para acercarse más.

Las manos del pelirrojo se movieron de su rostro para sujetar las caderas de ella y sentarla casi a ahorcadas de él, causando una pequeña risa en Nina, siendo aquella acción que detuviera el beso. La mano de Nina descendió suavemente por el rostro de Fred como si estuviera en el proceso memorizado cada una de sus facciones, aun cuando no era necesario, Fred sintió la mano de ella bajar hasta su mentón y atraerlo de nuevo a sus labios.

Lentamente la cálida mano de Fred se coló por debajo de la sudadera que ella usaba, solo ahí, cuando la mano de Fred tocó el principio de la cicatriz de su estómago ella lo detuvo, su mano sujetó la suya y la alejó.

Las respiraciones de ambos estaban agitadas, Fred soltó una pequeña risita al ver cómo Nina ocultaba su rostro en el cuello de él ante una repentina vergüenza, por lo que aprovechando de esta acción el pelirrojo la abrazó de la cintura y se recostó en la cama quedándose ahí recostados disfrutando del silencio y la compañía del otro.

— Ni siquiera me has llevado a una cita. —susurró con diversión, Fred soltó una pequeña risa— Además te dije que tendrías que esperar a nuestra noche de bodas.

— ¿Piensas casarte conmigo?

— No lo sé, ¿Tú quieres?

— ¡Si! —Nina soltó una carcajada, se soltó del agarre que él tenía sobre ella y se acostó a su lado— Algún día lo haremos.

— ¿Qué pasa si un día te das cuenta que en realidad no quieres estar conmigo? —preguntó en voz baja, Fred giró su cuerpo para estar cara a cara.

— Llevo enamorado de ti desde aquella broma a Filch, he descartado completamente esa idea. —respondió el pelirrojo, Nina frunció el ceño.

— ¡Pero eso fue en tercero! —exclamó golpeando su hombro.

— Estabas muy interesada en ese Hufflepuff, yo solo era tu amigo y para mí estaba bien.

— ¿Por qué esperaste tanto tiempo? —cuestionó y Fred sonrió— ¿Por qué tenía que ser yo quien empezara esto? No es muy romántico de tu parte.

— ¿Desde cuándo sientes algo por mí? —preguntó ahora Fred sin responder alguna de las preguntas, Nina arrugó su nariz y se encogió de hombros como si no lo recordara, pero claro que lo hacía.

Fue en su cuarto año cuando la cámara secreta fue abierta y las voces no la dejaban tranquila en ningún momento, la falta de sueño y poca concentración la afectó en todos los aspectos, fue una tarde antes del invierno en que Nina se escabullo hacia lo más lejano del castillo. Fred la encontró con los ojos llorosos y las manos en sus oídos, cuando las manos de él tocaron las suyas fue como si cada una de las voces se hubiesen extinguido y solo pudiera concentrarse en la voz de Fred contándole como estuvo el entrenamiento de Quidditch.

Nina se había quedado dormida aferrada a la mano de Fred como si aquello fuera a detener todo lo que estaba ocurriendo, a Fred nunca le importó quedarse con ella hasta tarde o recibir el regaño de Oliver cuando se saltaba un entrenamiento, Nina se dio cuenta ahí que no importaba lo que pasara, el pelirrojo siempre iba a estar con ella, no importaba cuan mal Nina se encontrara, cuanto ella quisiera alejarlo para que no la viera así, él no se iría.

Nina dejó salir una risa.

— Ambos somos muy lentos. —Fred asintió sin borrar la sonrisa en su rostro.

— Lo somos.

Silhouette [2] ➳ Fred WeasleyWhere stories live. Discover now