iv. i

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Time is against us.


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En medio de la noche el sonido de alguien apareciendo en un callejón rompió el silencio de aquel lugar, la poca iluminación daba un ambiente tétrico, no importaba cuanto aquel haz de luz al final de una varita iluminara el sitio, no era lo suficiente para quitar aquella sensación que siempre invadía cuando tenía que hacer un trabajo así.

El frío viento chocó contra el cuerpo de la joven bruja haciéndola estremecerse, su cabeza observó a ambos lados antes de ocultar su varita y caminar lentamente por las vacías calles de aquel barrio muggle.

Hace un par de días recibieron una carta de una mujer pidiendo ayuda, una vieja bruja conocida de Joshepine Bonnaire pidiendo que protegieran a su hija si algo pasaba, la francesa aceptó, no iba a dejar que ninguna bruja o persona con habilidades especiales muriera a manos de Lord Voldemort.

Aquella noche recibieron la señal de que estaban en peligro, el plan de Josephine se fue a la basura al darse cuenta que llegaron antes de que pudieran sacar a la familia de aquel lugar, eran cosas que no podían evitar por más videntes que fueran, predecir un ataque así era difícil.

Joshepine Bonnaire por un momento desconfío de las personas que se encargaban de cuidarlas, pero eran varias personas, le sería difícil encontrar al culpable si alguien estuviera jugando en ambos bandos, sin embargo, eso no evitó de que buscara por su propia cuenta al culpable, tenía que limpiar sus dudas, no podía permitir que todo lo que construyó desde la primera vez que Voldemort apareció se desvaneciera.

Aquello fue quizás lo que alentó a Nina Thompson a que se uniera a las filas de rescate, los Bonnaire por supuesto que se negaron, Nina formaba parte de quienes debían proteger, pero ella insistió y Francis supo porque lo hacía, se lo había contado todo, se cansó de ser quien siempre estaba en peligro.

Francis Bonnaire vio como Nina llegó a su casa destrozada, no quería comer, ni hablar, mucho menos dormir, hasta que lentamente comenzó a dejar aquel hoyo cuando quiso aprender más sobre su condición, lo que facilitó el rescate de varias brujas. La habilidad de Nina para escuchar a las voces mejoraba con cada práctica, Josephine lo podía ver y se sentía orgullosa, la francesa también sabía los motivos de la menor para mejorar y ella accedió a ayudarla, si eso podía quitarle un peso de encima por la muerte de Cedric Diggory y Sirius Black, entonces lo haría.

Aquel entrenamiento por varios meses fue que la llevaron a un suburbio en Londres.

Una pequeña casa al final de la calle con sus puertas abiertas y destruidas fue lo que se encontró, un hechizo dicho en voz baja le demostró que en el lugar no había peligro, aun cuando no era necesario, pues las voces no advirtieron nada, dejándole el paso libre para que pudiera adentrarse al lugar y observara como todo en aquella casa estaba destruido. Sus manos tocaron la capucha que cubría su cabeza y emitió un sonido que escuchó mediante un patronus enviado por Josephine.

Espero unos segundos y volvió a emitir los sonidos hasta que una niña pelirroja de no más de seis años bajó las escaleras con lágrimas en sus ojos, los brazos de la pequeña se abrazaron al cuerpo de Nina.

— ¿Todo está bien, pequeña? —murmuró la mayor antes de ponerse de rodillas frente a ella— ¿Eres Dominic Cooper?

— S-sí.

— ¿Hay alguien más aquí?

— Mi papi no despierta y se llevaron a mami.

— Vas a estar bien, Dominic. —susurró a la vez que limpiaba las lágrimas de la niña— Cierra los ojos y abrazarte a mí. —le indicó y la niña posó sus brazos sobre los hombros de ella, segundos después ambas sintieron un tirón en sus cuerpos, un leve mareo azotó a la niña antes de que otras manos la tomaran y la ayudaran.

— ¿No había nadie más? —preguntó Josephine acercándose a Nina.

— Solo ella. Su padre fue asesinado y su madre llevada. —comentó.

— Necesito que te cuides, Nina. —mencionó la mujer como recordatorio siempre que regresaba— Sé que insiste en ayudar, pero estás más en peligro que cualquiera de ellos. —señaló a una ex estudiante de Beauxbatons cuidando a un niño.

— Lo sé, sé que hay otras también haciendo lo mismo, es por eso que no podía quedarme de brazos cruzados.

— Sé que todavía piensas que tienes una deuda pendiente, pero a ninguno de ellos le habría gustado que estuvieras en peligro. —susurró Josephine, Nina asintió— Ve a descansar.



─ ✦ ─



El aire frio golpeo el cuerpo de Francis Bonnaire al salir del cálido hogar en busca de la única persona que parecía haber desaparecido de su habitación, el sueño ligero que tenía lo llevó a escuchar como una puerta se cerraba, seguirla se volvió una pequeña costumbre desde que llegó. Verla sentada cubierta de una manta mientras sus piernas descansaban sobre la silla era una vista común para el francés, quien se sentó en silencio como otras noches a su lado.

— Sabía que estarías aquí. —dijo Francis atrayendo la atención que Nina le estaba dando a su patronus, el perro alzó también la mirada antes de desaparecer frente a ambos— ¿Pesadillas?

— No puedo sacarme de la cabeza la imagen de Sirius muriendo frente a mí.

— Sabes que no es tu culpa, ¿verdad?

— Entonces porque siento que lo es. —susurró— Si hubiese aprendido lo que ahora se quizás...

— Hay destinos que no pueden cambiarse.

— Lo sé, es solo que... Me habría gustado tener más tiempo, quizás no como padre, simplemente como Sirius.

— Lamento que no hayas tenido el tiempo, ojalá pudiera hacer algo. —susurró mientras recordaba cómo se quedó dormida con la cara bañada en lágrimas la noche que llegó.

— Hay destinos que no pueden cambiarse. —repitió con una media sonrisa— Quizás en otra vida.

— Han pasado cuatro meses. —susurró al darse cuenta del tiempo que Nina pasó ocultándose.

Ella alzó la mirada al cielo y asistió, la noche que estuvo en Grimmauld place le pidió a Kreacher que le diera un mensaje a Fred y George, el par de pelirrojos observaron con curiosidad cuando el elfo apareció en medio de lo que sería su tienda, por supuesto que ninguno supo la verdadera razón para que Nina tomara la decisión de desaparecer, aquello dejó desconcertado a todos, la diferencia era que ambos pelirrojos sabían que estaba en un lugar seguro.

— Suficiente tiempo para asimilar las cosas. —dijo de la misma manera, la cabeza de ella se posó en el hombro de Francis— No sé si estoy lista.

— Nadie dijo que deberías estarlo, pero el tiempo está en nuestra contra, Nina. 

Silhouette [2] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora