Un respiro

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-No de nuevo-Murmuró mirándose al espejo bajo la luz de la luna-No de nuevo, no de nuevo-si había algo que Eduard había comenzado a odiar, eran las interminables noches en las cuales sus pensamientos se adueñaban de su cuerpo, el terror le provocaba que la garganta se le cerrara casi por completo, evitando que respirara con normalidad y el miedo de dejar de respirar por completo empeoraba la situación.

Siempre que eso pasaba en la mansión Malfoy, recordaba que estaba en su habitación y que nadie podía entrar ahí, y aquello lo tranquilizaba en cierta manera. Pero desde que había llegado a Hogwarts, aquel pensamiento no lo ayudaba en lo absoluto.

Tenía miedo de dormir y no despertar al día siguiente, miedo de que sin darse cuenta, su vida se fuera de este mundo.

Y cuando lo pensaba durante el día, le parecía tonto...¿Cómo temerle a algo tan común como la muerte? Pero ahí estaba, rogándole a la misma que lo dejara despertar un día más. Y Megan quería que el hablara sobre eso ¡Jamás!

Cuando notó que su respiración se estaba estabilizando, luego de unos largos minutos que parecieron horas decidió salir del baño, con cuidado de no despertar a nadie y se fue directo a la sala común, para luego salir a dar una vuelta. Ahora el celador era lo que menos le preocupaba.

Caminó por unos largos minutos hasta llegar a los jardines, se sentó sobre el pasto y cubrió su rostro con sus manos. Estaba siendo difícil para el...No entendía lo que le estaba pasando en si, ese miedo que sentía al dormir lo estaba afectando mucho.

Por Merlín, no había dormido mas que una hora al día en promedio desde que había llegado a Hogwarts (de eso cuatro días), estaba agotado física y mentalmente, irritable y odioso. Comenzaba a preguntarse cuándo comenzarían las alucinaciones, y cómo lo atacarían. Ansiaba que llegara el fin de semana para poder dormir durante el día, tal vez así podría dejar el miedo a un lado.

-No seas estúpido-Murmuró, dándose cuenta de que su idea era muy mala. Si su miedo era dormir y no despertar, claramente no se arreglaría si durmiera durante el día.

No sabía que necesitaba, y el no saber lo estaba matando. Y seamos honestos ¿Quién sabría que hacer? ¿Quién más podría tener un miedo tan estúpido como el de Eduard Robbinson? Se estiró tronando algunas de sus vertebras, cosa que lo hizo desorientarse...Esperaba que eso no fuera malo para su espalda. Se pasó la mano por el cabello dejándolo un poco desordenado y talló sus ojos.

No puedes dormir aquí, pensó al sentir los ojos muy pesados. Otra vez la ansiedad se estaba apoderando de el, y odiaba esa sensación.

-Hijo ¿Todavía no duermes?-Se incorporó de inmediato girando a donde provenía la voz y no vio a nadie...

Estaba solo.

Se dio la vuelta, y fue rumbo al castillo, un poco aturdido, directo a la enfermería. Pediría una poción o algo. Pero detuvo su andar, era muy tarde...Rodó los ojos y maldijo su maldita incapacidad de resolver el problema que tenía.

Miró su reloj de pulsera, que había mantenido bien escondido durante su estancia en la mansión Malfoy, eran las cuatro cuarenta y tres de la mañana ¿Quién podría estar despierto a esa hora?

Solo tú imbécil

Harto de sus ojos pesados y con ganas de tirarse de la torre de astronomía decidió ir a la enfermería a esperar a que la enfermera despertara, igual no podría dormir si lo intentaba, así que ¿Qué caso tenía ir a su habitación? Como era viernes, tal vez podría faltar a clases para reponerse.

Si, eso haría.

Con calma se dirigió al lugar, evitando pensar en aquello que le quitaba el aliento. Se sentó en una camilla con las piernas al estilo mariposa y se dispuso a observar el cielo estrellado.

OcultoWhere stories live. Discover now