Capítulo 6: "El gato"

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Bakugou solía irse caminando seguido, desistía de tomar el metro porque le disgustaba un montón estar rodeado de tanta gente molesta. Sobre todo de los apestosos a los que les hacía falta una buena ducha.

El atardecer se veía bastante bonito ese día, con esos colores naranjos y rojizos, incluso morados y rosados, parecía digno de un cuadro de Claude Lorrain. Era tan hermoso que daban ganas de quedarse un rato a contemplar en silencio la llegada de la noche.

Fue entonces que, mientras caminaba con las manos en los bolsillos como siempre hacía, vislumbró la silueta de alguien cerca de los columpios del parque pequeño que quedaba cerca de la escuela.

No le costó mucho darse cuenta que ese cabello rizado y despeinado le pertenecía a su compañero de clase.

¿Valdría la pena acercársele?

Bakugou detuvo su caminata para observar mejor la escena frente a sus ojos rubíes.

Midoriya se encontraba en cuclillas, justo a un costado de los columpios.

El rubio avanzó un par de pasos más para tener una mejor vista cuando de pronto el maullido diminuto de un gatito le llamó la atención.

Hmn...

¿Ese había sido Izuku?

Siempre se preguntaba por qué el peliverde solo hacía esa clase de sonidos, siempre ruidos frustrados y deseosos de poder convertirse en palabras.

Quería saber por qué Izuku no podía hablar pero sí hacer esa clase de sonidos. Además, el chico era sordo pero si con los audífonos podía oír quizá también podría hablar.

Entonces captó la imagen más bella que podría haber visto en su vida.

Porque si Midoriya ya era bello a su manera, ahora siendo iluminado por los últimos vestigios del sol, mientras sonreía con dulzura al ver al gatito beber del plato de leche que él mismo le había llevado, era una cosa que entraba en otra categoría.

Y decidió no interrumpirle, es más, se escondió como si estuviera haciendo algo malo.

Quería pasar desapercibido.

¿Por qué el inútil estaba alimentando a un gato callejero? Se preguntaba Katsuki.

De por sí Izuku ya era extraño, solía estar solo todo el día en el colegio. A veces Uraraka se le acercaba y le preguntaba si necesitaba ayuda con algo en clases o lo que fuera, pero durante el almuerzo y más... Siempre estaba solo.

Nadie le hablaba mucho tampoco.

De alguna forma los primeros días de clases todos intentaron ser amables y pacientes con él. Pero luego ya nadie se tomaba el tiempo de conversar.

Quizás les complicaba no poder entenderlo.

O no querían esforzarse en leer las notas que el chico escribía.

Bakugou tampoco era diferente al resto, luego de aquel trabajo que hicieron juntos dejó de hablarle, comenzó a ignorar cada nota que le enviaba el pecoso y este poco a poco dejó de intentar enviarlas.

Los primeros días luego de hacer el trabajo Izuku incluso le llevaba almuerzo a Bakugou en señal de agradecimiento por haber sido su compañero de proyecto.

Claro que este jamás lo aceptó de buena gana.

— Escucha, nerd, si vuelves a acercarte a mí con tu jodido almuerzo voy a tener que tirártelo por la cabeza —Dijo el rubio un día que sus amigos le preguntaron si se llevaban bien como para almorzar juntos.

Dímelo con señas.Where stories live. Discover now