Dímelo con señas.

Capítulo 15: "Por favor"

El silencio que se apoderó de la mente de Izuku fue aterrador. Tanto como si hubiera quedado sin sus audífonos de un momento a otro.

Lo único que lograba sentir era el latir de su corazón haciéndose más pesado con cada bombeo.

Vamos, es que no se suponía que esta persona estuviera aquí frente a él. Mucho menos que fuera compañero de carrera de su mejor amiga. Era simplemente ridículo. Qué clase de hipócrita era para creer que el pecoso saltaría feliz fingiendo ser amigos al reconocerlo.

— Te encontré —Dijo e Izuku inmediatamente se congeló.

Pensó ingenuamente que jamás volvería a ver a nadie de la UA, que viviría su vida tranquila en la universidad junto a su amiga y con compañeros que se dedicasen a estudiar más que a provocar peleas.

Por eso mismo era que Katsuki Bakugou no podía estar parado frente a él.

No ahora.

Las manos temblorosas del pecoso eran tan evidentes que sus dos amigos se miraron entre ellos con un rostro de duda, en algo así como: ¿Qué pasa?

— Izuku, ¿te parece si vamos a la habitación?

Shindo intentó tomarlo del brazo con toda la intención de evitar ponerlo en conflicto y para que pudieran dejar la cafetería. Jamás se habría imaginado que por ir a tomarse un jodido bebestible terminarían en esta situación.

Fue cuando el pelinegro le tomó del brazo que Izuku se zafó con fuerza, sin siquiera mirarlo. Era claro que ser tocado por cualquiera le generaba muchísima incomodidad en este momento.

— Por favor —Izuku retrocedió un paso sin ser capaz de ver a su abusador frente a él— No te he hecho nada.

La atención y miradas de quienes estaban en la cafetería no se hicieron esperar una vez que el pecoso, al retroceder, dejó caer un asiento. Fue como si de pronto todos los ojos se dirigieran exclusivamente a él.

Y se sintió más nervioso que antes.

Porque él quería pasar desapercibido. Ojalá sin que nadie le molestase.

— Te equivocas Deku, yo—...

Katsuki levantó las manos a la altura de su pecho, parecía pensar con torpeza su próximo movimiento.

— Déjame en paz, por favor —Izuku levantó la mirada por un segundo, dejando ver sus ojos llorosos y esquivos cual animalito asustado— Por favor —Repitió y miró sus manos, las cuales intentaba calmar frotándolas unas con las otras apenas terminó de comunicarse.

Shindo se puso frente al pecoso cuando le vio hacerse pequeño en su lugar, sin importar que de pronto todos comenzaran a comentar cosas sobre él.

El pelinegro era bastante conocido y popular en la facultad, entonces verlo metido en discusiones o cualquier cosa extraña era... curioso.

Sin embargo, los murmullos no fueron impedimento para que Shindo protegiera a Midoriya.

— Vete, idiota. ¿No ves que no quiere tenerte cerca?

Katsuki chistó enojado.

— ¿Hah? No te metas, extra. Ni siquiera sabes qué es lo que quiero hablar con él.

Shindo sinceramente se preguntó si el rubio era un imbécil o solo quería molestar. Porque se le hacía imposible que alguien cuerdo fuera tan poco empático e inteligente como para darse cuenta que era persona indeseable en este momento.

— Shindo...

— No te preocupes, Izuku. Nos vamos ahora.

Antes de que el mayor pudiera llevarse al pecoso, una de las manos brutas de Katsuki le tomó la muñeca a Midoriya para detener cualquier paso que pudiera dar.