Capítulo n°9: Let's fall in love in the night

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Advertencia: Este capítulo contiene contenido sexual [+18], por lo que se ruega discreción.

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Luego de una interesante semana en París, junto con Crystal y Jumin, él les tenía preparada una última sorpresa. Tomaron un avión esta vez para dirigirse al sur de Francia, a la isla de Córcega. Jumin había optado por la isla en medio del Mar Mediterráneo, en vez de las playas tan conocidas de Marsella o Niza, debido a que quería disfrutar de la tranquilidad de los primeros días de otoño, que en el mediterráneo no se notaban debido al calor que aún había en la zona.

Como si fuese novedad, Saeyoung y Melissa estaban sumamente emocionados por todo esto, y más aun por el hotel que había escogido Jumin, del que no había dado ni luces para que no investigaran sobre el lugar. Parecían un par de perritos, que querían levantarse todo el tiempo del asiento del jet, y no dejaban de hablar de lo que veían afuera. Es más, se sentaron en asientos separados, solo para poder estar cada uno al lado de la ventana.

- ¿Acaso nunca han ido a una playa? – preguntó Crytal, de manera curiosa.

- No – respondieron ambos, negando también con la cabeza.

- Jamás hemos tenido vacaciones, para empezar. – explicó Saeyouung, alzando los hombros.

- Y si hemos ido a la playa, no ha sido para disfrutar un día en ella. No sé lo que es darse un baño en el mar, a menos que sea un sacudón en el agua, saltando desde un helicóptero, para bucear en el mar. – explicó Melissa, con Saeyoung a su lado, asintiendo. – O cuando caigo en él porque me intentan asesinar. – Melissa lanzó una risotada recordando los eventos de Alexander, pero no todo el mundo compartió aquella broma, ni siquiera Saeyoung, quien hizo una mueca de preocupación al recordar aquel momento, tomando su mano para besarla.

Inevitablemente, Crystal y Jumin se lanzaron una mirada de soslayo y preocupación por sus amigos. A veces les costaba entender que por más que tengan muchísimo conocimiento acerca de un montón de cosas, que sepan varios idiomas, o que conozcan ciertos lugares del mundo, eso no implicaba haberlos disfrutado.

Cuando llegaron al hotel, todo fue gritos de sorpresa y de admiración por el lugar. Para comenzar, tenía una recepción enorme color terracota, donde ya los estaban esperando. No era tan elegante como el hotel anterior, sino más bien moderno, con escaleras de mármol a algunas de las habitaciones, pero de las que Jumin no había dispuesto. Después de pasar por el corredor, se dirigieron por un enorme pasillo exterior, donde por un costado tenía una enorme piscina, palmeras, reposteras, quitasoles, y salvavidas. Era de uso común para las personas que se quedaban a alojar en las habitaciones, además de disfrutar de las bondades del mar que estaba solo a unos pasos.

- ¿El área de plebeyos? – preguntó Saeyoung, junto con Melissa, riéndose a un costado.

Era evidente que no se dirigían ahí, ni que tampoco iban a disfrutar de aquella piscina.

Luego de avanzar un poco más, y en un lugar más apartado, se encontraron con unas habitaciones que eran muchísimo más grandes que la anterior. Era un edificio pequeño, de solo dos pisos, pero bastante ancho. El encargado les entregó una tarjeta a cada uno para poder ingresar a las habitaciones, y se las mostró. Eran sumamente espaciosas de un color blanco, y de una cama tan grande como la del hotel anterior. El suelo brillaba, y ya no estaba alfombrado, y las paredes lucían impresionantes con unos delicados adornos en las esquinas. Además, poseían una pequeña sala de estar, con amplios sillones color blanco, y una mesa con un florero. Era un tipo de lujo distinto, que Jumin se encargó para que les gustasen a sus invitados.

El encargado le entregó a cada pareja un pequeño dispositivo que configuró inmediatamente con la voz de cada uno. La habitación no tenía ningún enchufe o interruptor de luz, todo se manejaba a través de ese pequeño dispositivo, el que había que pedirle desde que encendiera la luz de un lugar, hasta incluso que abriera la llave de un grifo con cierta temperatura. Las llaves del grifo también se abrían solo poniendo las manos bajo ella, y la luz se podía apagar con un sonido de palmas. Todo esto lo probaron en la habitación de Jumin y Crystal.

Can we love forever? «Mystic Messenger» [Parte II "D.S.T" y "C.L"]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant