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Los cuatro humanos se pusieron al día por todo el tiempo en el que no se habían visto. Rieron, lloraron, pero sobretodo la pasaron de maravilla. En ningún momento tocaron el tema de lo que exactamente había pasado ya que no querían que el menor recordara esos horribles momentos. Solo se dedicaron a hacerlo reír y a comer dulces.

Uno de ellos recordó el tema de los padres del castaño y no le quedó de otra que decírselo, Jeongin se sorprendió por la noticia y solo deseó que sus padres descansaran en paz. No hubieron lágrimas de por medio, pero sí un poco de tristeza, y no es como si no quisiera a su familia, es solo que no se creó un gran vínculo entre ellos.

El menor quería que sus amigos se quedaran a dormir con él e iba a rogarles hasta que se enteró que habían salido sin permiso. ¿Acaso no sabían que es muy peligroso salir a altas horas de la noche? Los tres se ganaron un gran regaño y luego llamaron a vampiros y lobo para que pudieran regresarlos a casa. Se despidieron con un gran abrazo y quedaron que volverían a verse el fin de semana.

Al verlos salir por la puerta del castillo, Hyunjin abrazó al menor y dejó un beso en sus labios, disfrutando de los suaves que estos eran. Parecían dos gomitas dulces.

-Te amo, te amo, te amo.

-Eres muy meloso.

-Así me quieres.

-No, así te amo.

-Luego quien es el meloso. -sonrió burlón.

-Cállate.

-Mejor cállame. -el mayor no se lo esperó y ya tenía los labios del castaño encima suyo, pero antes que pudiera reaccionar, Jeongin ya se había alejado.

-Ahora vayamos a dormir.

-¡Hey, eso no vale!

─★ vampire ! ˎ´-

Al día siguiente, Jeongin desayunó las galletas que quedaron de ayer, con un vaso de leche mientras que Hyunjin comió dos liebres y una copa de sangre. Vaya comparación entre esos dos chicos.

Decir que estaban enamorados era poco, no había una palabra en sí, para describir aquel sentimiento que tenían por el otro. Era simplemente especial y muy bonito como si fuera un estallido de purpurina.

Pasearon tomados de la mano por el bosque sin alejarse mucho del castillo, disfrutando de una bonita y tranquila caminata, cuando de pronto, Jeongin propuso la idea de adoptar una mascota. Quería un pastor alemán o tal vez un labrador, esos siempre habían sido su raza de perro favorita y como siempre, Hyunjin no podía decirle un "no" a su pequeño aunque lo intentara.

-¡Vamos Jinnie! ¡Va a ser lindo tener un perrito! -saltó entusiasmado.-Anda, di que sí... -suplicó con un puchero y el pelinegro suspiró, rendido.

-Está bien... pero también que hay que preguntarle a los demás.

Solo eso bastó para que Jeongin no quitara la sonrisa de su rostro. Amaba la idea de tener una mascota y que mejor que cuidarla con Hyunjin. Pasaron la tarde con risas y varios juegos entre ellos por el bosque hasta que vieron que el sol se iba ocultando poco a poco, ya era hora de volver.

Ahora estaban en su habitación, Hyunjin apoyado en la cabecera de la cama con un Jeongin en sus piernas disfrutando de las tiernas caricias del mayor quien sufría un poco al saber que tenía un gran acceso al cuello contrario. ¡Juraba que esas venas lo estaban llamando!

Jeongin se tensó al sentir la respiración del pelinegro tan cerca suyo hasta que sintió unos labios rozar su piel. Hyunjin lo volteó pudiendo apreciar el sonrojado rostro del menor y atrapó esos lindos labios, formando un beso. Al principio era uno suave y lento, el mayor tomó la iniciativa y lamió el labio inferior del castaño. Sus lenguas danzaban contentas de volver a reencontrarse y se escuchaba uno que otro chasquido acompañando al caluroso ambiente.

Se separaron con la respiración agitada y con un pequeño puente de saliva conectándolos hasta que el pelinegro se relamió los labios. Los ojos de ambos brillaban de un inteso color dorado, en ellos se podía ver el deseo y amor que sentían por el otro. El menor se acercó hambriento a la boca contraria causando una sonrisa juguetona en Hyunjin quien luego fue dejando besos húmedos en el cuello del castaño. Sin dudas disfrutaba dejar marcas en la piel blanquecina de su novio.

-Jeongin, yo... necesito morderte. -murmuró con sus colmillos afuera.-Ya no puedo más...

-Entonces hazlo.

Hyunjin al ver como su menor ladeaba su cabeza a un lado para darle un mayor acceso a su cuello, sintió como todos sus sentidos se enfocaban solamente en esa parte. Con el tacto, podía sentir el suave y tranquilo pulso del humano. Con la vista, notaba esas bonitas venas y linda piel que pronto mordería. Además, se deleitaba que ese delicioso cuello era solo suyo. Con el oído, podía captar el sonido de ambos corazones palpitar a la par como si estuvieran sincronizados. Con el olfato, quedaba embriagado por el dulce aroma combinado entre fresas y caramelo que lo volvían loco. Y por último, con el gusto, hundió sus colmillos sintiendo en su máximo expresión, el sabor de la deliciosa sangre de Jeongin.

Todo su interior se calmó apenas obtuvo tan solo una pequeña gota en su boca, estaba encantado, fascinado de lo exquisito que era aquel líquido carmesí. Era como una droga que si apenas consumías un poco, jamás podrías separarte de ella por más que lo intentaras.

Los ojos de la pareja ahora brillaban en un intenso color dorado como si fueran dos hermosas gemas que jamás perderían su esplendor natural.

El vampiro mordió más fuerte y al escuchar un quejido salir de la boca de Jeongin, se detuvo. Retiró sus colmillos con cuidado de rasgar parte de la piel y comenzó a lamer la herida con cuidado y mucha atención para que cicatrizara.

Sintió al menor removerse en su regazo y luego un pequeño peso sobre su hombro. Hyunjin acarició la espalda del humano con amor y dejó un pequeño beso en su cabellera.

-Perdón, creo que me pasé un poco.

-No, no, está bien... -murmuró.-Es solo que ahora me siento algo cansado.

Jeongin trató de sentarse correctamente para ver al vampiro, pero el dolor en su cuello le detuvo. Aún podía sentir como palpitaba esa zona, ya no sangraba, pero la sentía fresca.

-¿Te duele mucho? Podría decirle a Ten que...

-No te preocupes, Jin. -interrumpió de una manera suave, haciendo un gran esfuerzo para mirarlo sin mostrar algún gesto de dolor.-La verdad es que ahora solo quiero dormir.

El humano le dio un pequeño beso al contrario para tranquilizarlo, pero solo quedó en un intento porque Hyunjin ayudó a su novio a cambiarse y también, a recostarlo sobre la cama haciendo que la parte mordida en el cuello, quedara para arriba.

Hwang fue el último en acostarse en silencio, pasó su brazo por la cintura de Jeongin y dejó un beso en su cabeza causando una pequeña sonrisa en el menor.

-Buenas noches, Innie, te amo.

-Yo también te amo, Hyunjin, descansa.

Ambos terminaron dormidos, sintiendo cálido su interior por estar con la persona correcta, es decir, por estar con la persona que tanto amaban.

Ambos terminaron dormidos, sintiendo cálido su interior por estar con la persona correcta, es decir, por estar con la persona que tanto amaban

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