|𝑳𝑨 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑨| 24

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Su piel está helada, sus labios perdiendo ese rosado natural en ellos que siempre me han enloquecido

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Su piel está helada, sus labios perdiendo ese rosado natural en ellos que siempre me han enloquecido. Reviso su cuerpo por alguna posible herida evidente, pero no encuentro nada a simple vista. «¿Qué le sucede? ¿Veneno? ¿Un posible colapso nervioso?». Cuestiono internamente escuchando a Raze y Roth llamarme de forma simultánea, ambos llegan a mi lado mientras la cargo en mis brazos. Nos movemos con rapidez a la parte trasera de la camioneta. Raze de copiloto y Roth sacando su cuchillo. Le abro la playera buscando alguna posible herida. Nada, sin ningún daño aparente.

—Su pulso es muy débil, necesita un doctor ahora.

—Llamaré al nuestro...

—No hay tiempo para ello, vamos al hospital.

Sin escuchar ninguna palabra más, sujeto a Emilie en brazos, cargándola contra mi pecho, está respirando muy superficialmente. Raze es quien empieza explicando que Emilie se ha quejado un par de veces de no sentirse bien.

—¿Comió algo extraño? ¿Te aseguraste de que estuviera libre de alguna toxina? —cuestiono hacia Nick, quien va detrás del volante.

—Sí, señor, como siempre. Marcela lo preparó y estuve pendiente, fue con sus amigas al restaurante, pero no probó bocado y yo mismo le entregué una botella de agua sellada. Respondería con mi vida si algo le sucede a su esposa, lo sabe —dice lleno de seriedad.

—En el mall no comió nada —garantiza Raze—. Quizás ha sido un colapso nervioso, la sorpresa de vernos aquí. —Puedo ver que está tanteando el terreno. Emilie nos ha manipulado en su mano a todos—. Es mi culpa, Don. Me distraje un minuto, ¡con un demonio! Fue solo un segundo.

—Ella iba a buscar la manera —lo tranquilizo—. Lo que quiere, lo consigue incluso si pasa sobre el mismísimo papa Francisco.

Sé que no se está alimentando adecuadamente desde la muerte de Holden, han sido días duros para todos nosotros y con la responsabilidad de Emma, Emilie solo ha ido decayendo más y más. Llegamos al hospital de New York y ella es llevada a Emergencias, donde se me prohíbe entrar, sigue inconsciente cuando logro tener un vistazo de su cuerpo en una camilla.

Nunca me he sentido tan desesperado e impotente en años, quiero saber qué sucede con mi esposa, estar a su lado, no confío en nadie cerca... podría ser una trampa. Lucas intentará llegar a su cometido, mi esposa. Espero que Byron Miller avance con el hijo de puta, de otro modo, yo mismo lo mataré. ¿Qué voy a hacer con mi maldita vida si Emilie es herida de cualquier manera por mi culpa? No me lo perdonaría. Juré protegerla y aquí estamos, mi esposa inconsciente, su hermano muerto por mis negocios, una niña de un año sin padre y con una chica depresiva a cargo. ¿Qué hacía con Phils Rawson?

—Ella estará bien —murmura Roth.

—¿Y si no lo está? —pregunto sintiendo la angustia clavada en mi garganta—, ¿y si todo esto es demasiado? ¿Si la quebré y por ello corrió con Phils? Quizás en este momento él tenga información muy valiosa de nosotros. Y mira dónde estamos, en un hospital, preocupados por ella, sin saber qué le sucede.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora