|𝑳𝑨 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑨| 21

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—¿Emilie? —Observándola con su móvil en la mano, retrocede llevándose una mano al pecho y niega—

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—¿Emilie? —Observándola con su móvil en la mano, retrocede llevándose una mano al pecho y niega—. ¿Qué sucede?

—Nada... Nada, me has asustado.

Frunzo el ceño, pero Emma en la cama empieza unos quejidos bajos comenzando a despertarse, restregándose los ojos mientras se sienta. La boca de mi estómago me da un vuelco, he tenido muchas mujeres en una cama, pero nunca creí posible una nena de un año. Em corre hacia ella cargándola, dejando la pobre criatura sin aire.

Suspiro, debe acostumbrarse a nuestra nueva realidad. Empiezo a cambiarme, tengo una reunión con Florentino y su hija para buscar una manera de incluir a esta última como publicista y más tarde dedicarme al casino y dejar que mis clientes me vean jugar un poco, ya que la posibilidad de llevar a Emilie es nula. Su estado emocional no es el mejor. Sale de la recámara sin darme una segunda mirada. Ya se le pasará, es solo otro episodio más. Mujeres, mujeres. Bajo al primer nivel, listo para marcharme, cuando escucho a las mujeres hablar en la cocina, Emilie suena ansiosa.

—No necesitas salir, puedes quedarte aquí con nosotras. Este ático es seguro, no existe manera de entrar —garantiza.

—¿Y qué sucede con la empresa? Necesito salir, el dolor... Quiero ocupar mi mente —responde la pelirroja. La entiendo, encerrarse con el dolor de la pérdida solo causará más daño. Debe volver a su rutina, lo que espero mi mujer comprenda pronto—. Siento mucho lo que hice, Emilie. No debí levantarte la mano. No sé qué estaba pensando, tú solo quieres lo mejor para Emma, al igual que yo, y sé que no dejarás que nada le suceda.

—Es mi esposo y lo amo con toda mi alma. Sé que no entiendes y es complicado explicarlo, pero conozco partes que otros no y, eso, quien es... me hace estar atada a él y por decisión propia. Quiero que te quedes aquí, pero para ello debes entender que Dominic es parte de mi vida al igual que será para de Emma.

Escucharla hablar así me hace cuestionarme si de verdad ella puede verme. Soy una bestia sedienta de sangre, vivo en el mundo para causar caos y traigo conmigo la condena de ser un Cavalli... Ella me hace creer que es posible ser dos personas diferentes en un solo cuerpo, me hace tener esperanzas en mí. Algo que desconocía con anterioridad.

—¿Cómo no puedes tenerle miedo? Él y Roth me dan repelús, el otro chico Raze es más tratable —responde la inocente. Casi tengo ganas de reír, ¿Raze tratable? Sí, cómo no. Entro a la cocina interrumpiéndolas. Y caminando directo a mi esposa, si vivirá con nosotros es bueno que se vaya acostumbrando y de cierta manera yo también. Tengo los hombros rígidos cuando me inclino a susurrarle.

—No me esperes despierta, llegaré tarde. —Asiente sin mirarme moviendo algo en la estufa que luce parecido al vómito, ¿qué demonios es eso? Por como Emma está sentada en la encimera, puede que eso sea su comida.

—Ten cuidado —suplica aferrándose a mi muñeca—. Vuelve a casa.

Ecco dove sei, Cara —pronuncio en italiano girándome antes de besarla y hacerla mía delante de dos pares de ojos curiosos. Savannah me observa y parece querer volverse pequeña cuando me detengo a una distancia prudente. «Es por Emilie. Hazlo por ella», repito incómodo en mi mente.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora