Cristalizado

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— Prepárate, ya viene la enfermera para quitarte todos los cables y puedas vestirte.

Asiento y vuelvo a voltearme, siento mucha vergüenza ante su sonrisa de ternura:

— Felicidades MoonByul, hoy volverás a casa.

Dice la enfermera muy feliz, dando la noticia como si no hubiéramos hablado de ella toda la mañana.

Con cuidado empieza a quitarme todo lo que me tenía conectada, cables en mi cabeza, mi tórax y mis brazos. Cuándo me quita la última jeringa de suero estoy totalmente libre, se siente muy extraño sentir que me pertenezco nuevamente en vez de a un montón de máquinas con sonidos repetitivos que me hacían distinguir una de otra.
Ahora me siento menos pesada y menos automatizada.

— Saldremos Kim y yo para que puedas vestirte. — Indica dandonse vuelta para salir, Kim no sabía de eso pero al escucharlo se levantó de la silla de dónde estaba y salió casi corriendo con ella— .

Ponerse la ropa no era difícil, sino raro, hacia tanto que sólo traía batas de hospital...
No puedo verme en un espejo pero puedo jugar que me veo muy bien, esa chamarra de cuero me hace ver tan atractiva...
Acomodo mi cabello alborotado con las manos. Posterior a eso escucho que tocan la puerta y en seguida se abre:

— ¿Ya estás lista?
— Lo estoy.

Entra el doctor que me atendió durante todo este tiempo; Siento miedo de él, pero aún así debo decirlo:

— Muchas gracias por su cuidado.
— Esa es mi labor, tu caso en específico fue todo un éxito. Jamás te olvidaré, lamento haberte hecho molestar o sentir miedo en algunas ocasiones, quizá después lo entenderás.

No sé que se supone que debería de entender, pero ya no importa.

— Cuídate mucho, no conduzcas tan rápido y que tengas una larga vida saludable.
— Igualmente, muchas gracias.

Me inclino en señal de agradecimiento a él y a la enfermera, ellos repiten la acción. Tomo la rosa de Sharon de la pequeña repisa que hay a un lado:

— ¿Nos vamos? — Pregunto algo nerviosa a Kim, quién solo asiente— .

Pasamos a recepción por su identificación y detuvo un taxi al salir del hospital. Al igual que la última vez que viajamos juntas, no dijimos nada, solo escuchamos el sonido de la ciudad, el trayecto es muy largo, no lo recordaba así.
Veo hacia la ventana, ella no deja de ver hacia enfrente pero despacio recarga su cabeza sobre mi hombro, no sé cómo reaccionar, entonces no me muevo.
Así permanecimos hasta poco antes de llegar a las conocidas calles de dónde vivo.

Kim da indicaciones, el taxi se detiene y paga, bajamos del auto:

— Muchas gracias. — Dice al conductor que se va— .
— Gracias Kim... Pronto te haré una transferencia de todo lo que has gastado.
— No hace falta, no te fijes en eso.
— No, no, estaré esperando tu número de tarjeta para poder hacerlo, no basta el agradecimiento.
— De acuerdo. — Se ve sin preocupaciones— .

Estamos frente al condominio donde vivo. Las manos de ambas permanecen en nuestros bolsillos correspondientes, son las 6:00 PM Y el frío se siente como si fueran las 11:00PM.
Aunque en este momento siento como si algo me empujara a hablar:

— ¿Tienes algo que decirme?
— Han sido días infinitos.
— Eso lo sé... Yo también sufrí mucho todo este proceso...

Digo sintiéndome aún insegura de qué fue todo lo que sucedió:

— Pero siento que tienes algo que decirme.
— ¿Yo? — Luce dudosa. Puedo jurar que escuché cómo tembló su voz de nervios— .
— ¿Entonces no?
— Creo que no...

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