Anacrónico

262 45 17
                                    

— Byul, hola.
— Hola.

¿Quién es y por qué se ve tan nerviosa?

— ¿Cómo estás?
— Adolorida.
— ¿Por qué?
— Por qué casi me arranco la lengua. ¿Qué haces aquí?
— Vine a verte.
— Oye, no quiero ser grosera pero me siento muy mal, no estoy para visitas... Solar me encerró aquí, no sé cuánto tiempo más estaré destinada a permanecer. Será así hasta que mi cuerpo que seque, después mis huesos de convertirán en polvo. — Volteo a ver al doctor, quien está metido en el monitor— Aquí estaré hasta que se resignen que no tiene sentido retenerme aquí.

Estoy tan agotada. Miro hacia el techo sin ganas de seguir hablando. Debería haber resignación de mi parte pero es tan difícil, más cuando tengo que llevar todo esto yo sola:

— Ni siquiera sé quién eres o porque te importaría saber cómo estoy.

~

Tengo tanto miedo de decirle "Soy Solar, ¿me recuerdas? Oh acabas de mencionar que yo te encerré aquí, entonces sí me recuerdas".
No sé que contestar, ¿de verdad soy una opción para esto?

Buscando con desesperación una respuesta volteo a ver al doctor Woon, quién rápidamente habla:

— MoonByul, ella es Kim. ¿No hacían box juntas? Kim, platícale de eso.

Aún con miedo miro a Byul, quién parece estar buscando en sus recuerdos algo relacionado a mí.
Es como un juego de papeles, en este momento no debe saber que soy Solar, sino Kim. Cómo si fuera dos personas distintas.

— No lo recuerdo.

Por su gesticulación sé qué está buscando dentro de su cabeza alguna información.

— Cada martes y cada jueves solíamos entrenar. Era divertido. Tu siempre usabas una gorra después del entrenamiento... Aunque nunca supe porque, siempre te la quitabas cuando debías ponerte tu casco para conducir tu motocicleta.
— ¿De verdad? — Luce como cuando le cuentas algo paranormal a alguien y no estás seguro de creerte o no— .
— Sí, nunca entendí por qué las seguías usando sí te la quitabas apenas dos minutos después de habertela apuesto. — Sonrío sintiendo menos tensión— .
— ¿Entonces yo tenía una motocicleta?
— Sí, era bastante linda.
— ¿Dónde está?

De nuevo miro al doctor, quién me indica de que siga recordándole todo lo que pueda con los labios. En ningún momento dejó salir su voz.

— No lo sé, seguramente en un lugar donde abandonan autos.
— ¿Por qué? — Ahora está confundida— .
— Porque tuviste un accidente.
— ¿Choqué?
— Si, pero no fue tu culpa. Hicieron investigaciones de qué fue lo que sucedió y analizando la motocicleta y las cámaras que vieron el impacto se descubrió que el otro conductor no respetó un semáforo en el cruce donde tú ibas, pero aparte dejaron de funcionar los frenos de tu motocicleta... Es como si ambas cosas se hubieran complementado para qué sucediera ese accidente. La mañana anterior a eso tú habías ido a qué la repararan, jamás me dijiste de qué. Pero yo supongo que si eran los frenos, desde un principio la dejaron mal ó quizá la refacción salió defectuosa. No lo sé.
— ¿Entonces por ese accidente morí?
— No, no. Es cierto que recibiste un impacto severo en tu cerebro, pero todo resultó bien.
— ¿Entonces de qué morí?

Tengo tantas ganas de decirle que eso nunca sucedió y explicarle del síndrome que está desarrollando... Pero solamente será tiempo perdido. Ella está segura de que ha muerto y no hay manera de cambiar su perspectiva en éste instante.
Desanimada volteo hacia al doctor, él está mirando su teléfono, hace señas de que saldrá y en seguida lo hace.

IljidoWhere stories live. Discover now