𝟏𝟏: 𝑯𝒐𝒚 𝒆𝒔 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒅𝒆 𝒛𝒆𝒕𝒔𝒐

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ADVERTENCIA
LENGUAJE OBSCENO, +18
Desde la perspectiva del narrador

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_ estaba sentada de espaldas sobre las piernas de Sebastian.

La parte inferior de su cuerpo estaba desnuda y solo vestía un sweater de lana suave.

Sebastián agarraba sus pechos con delicadeza y los acariciaba, mientras qué la menor daba suaves sentones sobre el falo erecto de su pareja.

- Que linda eres.. Lo haces tan delicadamente.. Oh.. - Ella Gemia suavemente, lo que encantaba al rubio. Él estaba dentro de ella, eran uno solo en ese momento.

Sebastian se recostó sobre su sillón y tomo las caderas de la niña, dándole a entender que podía aumentar la velocidad.

Ella empezó a dar sentones más fuertes y rápidos, sus manos estaban sobre las rodillas del de cabello rubio, apretaba su pantalón y cerraba de vez en cuando sus ojos, disfrutando de cada una de las sensaciones que le ofrecía la polla de su daddy. Realmente lo estaba disfrutando, no todos los días la dejaba dominar.

Mientras tanto Sebastian no despegaba sus ojos del culo de su conejita, verlo subir y bajar repetidas veces lo ponía caliente, incluso más de lo que ya estaba.

- ¿Sabes, conejita? Amo tu culo.. De verdad.. Es tan grande y suave.. Mi polla lo adora.. Adora poder estar dentro de ti.. - Su voz grave y ronca mezclada con suaves jadeos hacia sonrojar a la chica, la cual seguía moviéndose sin parar.

De repente, el más mayor se levantó del sillón y hizo que la menor cayera de rodillas al suelo, despegandose el uno del otro casi al instante.

Ella estaba aturdida, no entendió lo que habia sucedido.

Sebastian la tomo del brazo y la levantó, tirandola con fuerza en el sillón y dejándola boca arriba.

Ella se quejo por el repentino movimiento y sin esperar más, Sebastian le tomo las piernas y las abrió en un movimiento delicado.

Ella miro al rubio, el cual metía lentamente su polla dentro de su pequeña vagina. Era demasiado grueso y se sentía llena con solo meter la punta.

Cuando estuvo toda dentro, el mayor se empezó a mover con fuerza, haciendo estremecer a la pequeña Conejita.
Su polla entraba y salía de su interior y la volvía loca, no podía resistir más tiempo.

- No te corras hasta que te lo permita.. - _ miro a Sebastian, algo asustada. No podía resistir más tiempo, simplemente no podía.

- Daddy P-por favor.. - El rubio ignoro sus palabras y colocó su cuerpo sobre el de ella, moviéndose rápidamente y mirándola a los ojos.

La expresión de su rostro era preciosa, sus mejillas estaban rojas y pequeños hilos de saliva se deslizaban por sus labios carnosos. Su pecho subía y bajaba rápidamente, ya no resistiría más y él buscaba una excusa para castigarla, así que aceleró más el movimiento de sus cadera y empezó a masturbar su clítoris, haciéndola arquear su espalda y gritar de placer.

- D-daddy no por favor! - Gritaba. El rubio sonrió y continúo.

- Recuerda hermosa.. No te corras.. - Apenas terminó su frase, sintió los jugos de su pequeña salir, lo había conseguido. - Oh.. Pequeña.. Creo que debería castigarte por desobedecerme.. - Ella jadeaba aire caliente, realmente no podía más, pero Sebastián no pararía, no en este momento. - Pequeña putita.. Recibirás tu castigo.. - Él sonrió y se levantó, sacando su miembro del interior de su conejita. La cargo y la llevo a su habitación de juegos, allí la castigaría.

Pasaron la noche cogiendo como conejos, utilizando juguetes y disfrutando de sus cuerpos.

Ambos terminaron agotados, acostados en una pequeña cama en aquella habitación, con el cuerpo pegajoso y sus partes irritadas, pero había valido la pena.

Sebastian abrazaba a su pequeña niña y ella dormía en sus brazos.

A pesar de su relación amo-sumisa, Había algo más, algo más profundo y fuerte entre ellos.

De verdad se.. Querían


Sin correcciones + fecha de publicación - 12/09/2020

Editado - feb. 12, 2023

𝑶𝒉 𝑫𝒂𝒅𝒅𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora