Chapter 3: Trabajo y más trabajo

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Estaba en mi oficina casi que nadando en papeles, había un poco de trabajo atrasado que había dejado el anterior embajador y bueno se estaba haciendo lo mejor posible para que todo estuviera en orden; y por el momento yo estaba “a cargo”, Eduardo estaba de gira por los otros países que conforman el Reino Unido para entablar nuevas relaciones bilaterales, mientras que nosotros poníamos en orden aquel lugar, habrían varias reuniones pautadas para esta semana que se nos acercaba, entre ellas hablar con algunos estudiantes de intercambio, debían saber las nuevas normas que el estado estaba tomando antes de que los agarraran por sorpresa y yo tendría algunas reuniones con personas que habían emigrado de nuestro país, queríamos saber si se sentían cómodas, si no había ningún trato inadecuado o quizás que por ser extranjeros los denigraban por una u otra forma; y si había algún problema pues se informaría para nosotros mismo tomar cartas en el asunto. Creo que todos sabemos cómo es eso de llegar como extranjero, quizás si uno viene de visita la gente es más agradable, colaboradora y servicial porque sabe que no le quitaras su espacio de confort, pero si vienes para quedarte ese ya es otro tema aparte y ves la otra cara de la moneda. Yo tuve la última situación cuando decidí viajar para estudiar idiomas, era la segunda vez que estaba aquí en Londres, solo que yo estuve en un lugar distinto, en Cambridge y pude comprobar que aquel lugar era como estar en un nuevo mundo, tantas personas jóvenes en un mismo lugar era casi que la locura, y también lo fue para encontrar trabajo; pero al final pude adaptarme.

Estaba terminando de arreglar unas cuantas carpetas cuando sentí la puerta abrirse y subí la mirada, rogando que no vinieran con más papeles, otra hoja blanca impresa me traería un gran colapso mental, estaba tan mal que ya estaba pensando en volver con mis padres y quedarme encerrada por un año –vale exagero, pero estaba cansada ya-

Deja esa cara mujer…solo vengo en son de paz –rio Caroline mientras se acercaba y se sentaba frente a mí.

Lo siento, pero ya los papeles me dan miedo –reí mientras me recostaba y colocaba cómoda en el sillón.

Pero no te me pongas tan relax mujer… en 10 minutos tienes que salir para la reunión de las 2 de la tarde –hablo ella un tanto divertida por toda esta situación.

Y yo que pensaba dormir… -bromee mientras me levantaba de mi placentero asiento y tomaba el blazer de color fucsia que estaba detrás de él y caminaba hacia la puerta.

Ehhh…Angela… se te olvidan los zapatos –hablo entre risas Caroline mientras yo veía mis pies y allí era donde entendía porque sentía que caminaba tan cómoda.

¡No te burles! –reí un poco mientras volvía a mi puesto para buscarlos y colocármelos; siento que debían aceptar que de vez en cuando uno camine por las calles sin zapatos, sería más confortable pero nada higiénico, así que es mejor olvidarlo.

Vale no lo hago –sonrió mientras salía conmigo de la oficina- ¿Nos vemos para cenar fuera o te iras directo a la casa? –Hablo mientras llegaba a su cubículo, ella no me acompañaría porque ella ahora estaría a cargo por unas horas mientras yo no estaba –esto era bastante jerarquizado…-

Yo te llamo…depende de que cansada me sienta luego de salir de la reunión –sonreí mientras me despedía de ella con un abrazo y salía del lugar para montarme en el auto y emprender mi travesía.

Dos horas luego de mi reunión me di bastante satisfecha, eran muy pocos los problemas que habían en el lugar, nada que unas cortas llamadas no pudieran arreglar, me hacía sentir bastante tranquila que con la gente que estaba hablando muy poca estaba pasando trabajo y lo que más me gustaba es como buen venezolano a cada cosa le sacaban una sonrisa o un chiste, no dejaban de perder la esperanza, porque lo que estaban haciendo era para su bien, el esfuerzo que colocaban era para que dentro de un corto o lejano plazo se vieran recompensados y ellos lo hacía con todo el amor del mundo y bueno eso ayudaba un poco más a dar no una muy grata noticia, aunque claro que yo haría todo lo posible porque todo lo que les trajera fueran excelentes noticias. Termine de despedirme las personas que quedaban en el pequeño salón y me dispuse a tomar mis cosas, vi la hora y me di cuenta que no estaba tan cansada como pensaba así que tome mi teléfono y le marque a Caroline, le diría que hoy era día de sushi, tenía el antojo tremendo de aquello; tome mi bolso y mi carpeta mientras escuchaba que atendían la llamada y sonreí.

The Buckingham Palace -Prince Harry of Wales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora