Chapter 28: 26 y sigue la cuenta

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Vamos pequeña dormilona...despierta -escuche la voz de Caroline algo distante.

Mmm...5 minutos mas -rei un poco mientras abria los ojos-

Podria dartelos pero... el telefono no deja de sonar y ya es algo tarde -comenzo a reir- Feliz cumpleaños cariño -senti su abrazo.

Gracias -rie un poco mientras la abrazaba- no me creo que ya tenga un año mas

Y yo no me creo que se me hizo casi imposible llegar a la habitacion -me miro por un momento- tienes un gran regalo en la sala

¿De que hablas? -la mire curiosa mientras tomaba mi bata de dormir y me la colocaba mientras me levantaba de la cama.

Debes verlo por ti misma -comenzo a reir mientras abria la puerta de mi habitacion.

Aquello era una locura, aquel lugar estaba lleno de rosas y literalmente era dificil pasar, nuestro apartamento era algo pequeño y todas las rosas estaban practicamente en mitad de la sala; aquello era increible.

Son 26 ramos -hablo Caroline al ver que yo no decia nada.

¿Quien los envio? -la mire por un segundo y luego volvi mi vista a las rosas, simplemente no podia dejar de verlas.

No tengo ni idea, no traian tarjeta y tampoco me mencionaron nada cuando llegaron -la vi moverse por la habitacion hasta llegar al telefono que habia comenzado a sonar y vino a entregarmelo- Creo que aqui esta la respuesta

¿Bueno? -hable mientras tomaba el telefono en mis manos.

¿Te gusto el regalo? -escuche una voz masculina al otro lado de la linea y mi corazon se detuvo.

¿Tu hiciste todo esto? -fue lo que logre decir mientras cubria mi boca con una de mis manos.

Es lo menos que puedo regalarle a mi novia en su cumpleaños... espero que sean el numero correcto de ramos, seria de mal gusto equivocarme -escuche una pequeña risa al otro lado de la linea.

Si... son el numero correcto -hable aun anonadada por la situacion, Harry habia hecho todo aquello y yo estaba sin palabras- Son hermosas... pero no debiste

Me alegro -senti que en ese momento sonrio triunfoso por la situacion- Claro que debia, es tu dia y deben llenarte de regalos asi... bueno mejor dicho yo y solo yo puedo hacer estas cosas, si lo hace otro hombre estaria en problemas -sono serio para luego reir.

Habiamos quedado en algo cuando hablamos en la oficina -no sabia porque estaba diciendo aquello, pero me sentia incomoda con la situacion- Lo prometiste

Quizas si lo prometi, pero no iba a dejar que pensar que me habia olvidado de esta fecha... ademas tu dijiste muy claro que no habiamos terminado, asi que esto lo puedo hacer con mayor confianza -volvi a escuchar su tono serio.

Lo se... gracias Harry -dije para no seguir con aquella platica- espero que cuando cumpla 40 no hagas lo mismo o si no jamas podre salir de mi habitacion

Quizas no haga lo mismo...pero si lo hago tendre mucho espacio en Kensington para darte todos esos ramos -volvi a escuchar su risa- Espero que pases un lindo dia cariño... debo irme...te quiero

Y yo... y yo a ti -susurre mientras cortaba la llamada.

Ese hombre me hacia las cosas dificiles, pero no podía negar que aquello me había encantado, que había dado justo en el clavo, no podía molestarme por aquello y mucho menos con el.

Las llamadas de mi familia y los mensajes no se habían hecho esperar, creo que estar algo lejos de casa en estos momentos se sentía más difícil, casi siempre eran estos momentos los indicados para estar en familia, pero aquí el trabajo nos colocaban barreras.

Luego de pasar unas cuantas horas en casa y luego de salir a almorzar comenzamos a arreglarnos para la noche, celebrariamos con algunos amigos en un bar y quizás luego volveríamos a casa quien sabe como terminaría aquella noche. Queríamos disfrutar de aquel comienzo de fin de semana, además que Caroline y yo necesitábamos distraernos un poco.

Con los chicos habíamos terminado en un pequeño Pub de Chelsea, aun no había entendiendo como se nos ocurrió llegar a aquel lugar, pero la estábamos pasando tan bien que le deba la mínima importancia, era una de las pocas veces que me sentía a gusto y no queria que la noche se acabara jamás. Los tragos iban y venían, bailaba y cantaba de vez en cuando y entre risas pasábamos la noche.

Al dar por concluida nuestra celebración nos dispusimos a salir cuando me quede casi sin aire al ver varios fotógrafos acumularse en la puerta del lugar, uno de los chicos tomo mi mano para ayudarme a llegar a mi auto, mientras yo con mi mano libre trataba de cubrir mi rostro y tratando de ignorar sus tontas preguntas.

Preguntaban sobre el paradero de Harry, si me había separado de el, si el que me conducía hacia mi auto era mi nueva pareja, era una total locura. Apenas estuve frente al auto subí en el y lo encendí en seguía para comenzar a pedir espacio para salir de allí lo más rápido que podía.

The Buckingham Palace -Prince Harry of Wales-Where stories live. Discover now