CXXX Confrontación 2.0

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—Retráctate —susurra sobre mi piel y la corriente regresa, concentrándose en mi vientre.

—¡¿Cómo podría hacerlo?! Estás revolcándote en el barro en este preciso momento.

La contradicción entre lo que dice y lo que hace es abrumadora.

—Que feas palabras, sabelotodo. Nunca he sido más amable con alguien de lo que lo soy contigo, pero si insistes. —Sus labios besan ahora mi cuello y junto al aire tibio que exhala, son una combinación demasiado intensa para mi inocencia.

Me retuerzo, intentando escapar. Sólo logro que me aprisione con más fuerza y mi nerviosismo aumenta de manera proporcional al calor que emana de su cuerpo.

Quiero gritar por ayuda, pero no puedo perder el control.

—Estás haciendo esto para evitar nuestra conversación, es muy inmaduro de tu parte —alego, evitando sus ojos, tan cercanos y seductores.

—Soy inmaduro ¿Y qué? También es inmaduro llamarme puerco cuando soy un chico tan caballeroso. —Baja nuevamente hasta mi cuello y en vez de su beso, siento algo húmedo recorriendo mi piel.

—¡Aaaaah! ¡Jason que asco, detente!

Él lo hace y su sonrisa perversa me indica que está lejos de acabar con su injustificable ataque.

—¿Y ahora me llamas asqueroso? Sabelotodo, el sueño te ha quitado todos los escrúpulos y no creo que estés lista para mis castigos.

—¡No, no estoy lista! Suéltame, esto no es divertido.

—Para mí sí —admite el muy desvergonzado, besando mi clavícula.

—Jason, detente... ¡Es una orden!

Como si hubiera dado con la palabra mágica, él se aparta, tan tranquilo como siempre, dejándome hecha un amasijo de nervios y con el corazón a punto de salirse por mi boca.

—Te habías tardado. Fingiré que fue porque tienes mala memoria y no porque en realidad lo estabas disfrutando.

—¡Patán desvergonzado! —le lanzo un cojín, pero lo atrapa sin dificultad. Le lanzo otro y hace lo mismo.

¡Maldito!

Busco a mi alrededor algo más para lanzarle y me detengo a punto de tirarle el reloj que tomo de la mesita de noche.

—¡Que tengas problemas mentales no te da derecho a actuar como un animal en celo! —Vuelvo a acurrucarme bajo las sábanas.

Quiero que se vaya y poder dormir y olvidar el asco que siento. Él regresa a mi lado, acariciando mi espalda.

—No te enfades, sólo era un juego... un juego sexy, como el tuyo en el auto.

—¡Claro que no! Los juegos se juegan de a dos. En el auto, tú estabas de acuerdo, pero ahora yo no. Te pedí que pararas y no me escuchaste.

—Pensé que eso también era parte del juego. Además, se supone que somos novios...

—¡¿Y qué?! —grito, incorporándome en la cama y alejándolo unos cuantos centímetros con la furia de mi voz—. ¡Que seas mi novio no te da derecho sobre mi cuerpo! ¡Si digo que no, es no!

Se levanta de la cama, contrariado. Puede que incluso algo asustado.

—Yo... no quise decir eso, yo no... ¡Yo no iba a violarte, por Dios!

Esto es el colmo.

—¡Y ahora me tratas de exagerada! ¿Cómo puedes menospreciar de este modo lo que siento? Debió bastarte que dijera que no... —mi voz se quiebra.

—Isabel, yo... Ya no sé qué decir. Cualquier cosa que diga o haga en este momento sólo me hundirá más, me rindo. Eres la que manda, haré lo que quieras.

Inhalo profundamente, recuperando la calma. Lo llamo para que vuelva a sentarse en la cama. Él lo hace, nervioso, con cara de perrito regañado. Creo que lo hice bastante bien, podría dedicarme a la actuación.

—Para poder volver a confiar en ti, necesito que tú también confíes en mí —le digo, limpiando las pocas lágrimas que forcé a salir.

Yo confío en ti, Jason y sé que no harías algo que me lastimara, pero también sé que, de otro modo, no me dejarás sumergirme en las profundidades de tu mente.

—Quiero que me hables de tu cuaderno, de lo que te hace escribir todas esas cosas y de lo que tú piensas al respecto.

—Estoy loco, Isabel, ya te lo había dicho. No hay más que decir.

Tomo su mano, sin dejar de sentir el frío glacial de sus ojos, perdidos en aquella bruma que nubla su mente.

—Entonces, háblame de tu locura. Tal vez, podamos entenderla juntos. Te acuerdas que soy tu novia para acosarme, pero no para compartir conmigo lo que sientes, eso no es justo.

El frío empieza a diluirse, amenazando con desatarse una tormenta. Su tristeza evoca una sensación de vacío tan profunda que asusta.

—Si te lo digo, querrás huir de mí —vaticina, intentando sonreír pese a la lluvia en su mirada.

—Más de lo que ya quería hace un momento, no lo creo.

Baja su cabeza y lo abrazo con fuerza. Ahora son sus lágrimas las que humedecen mi cuello.

—Isabel yo... Creo que estoy perdido... estoy perdido en un mundo que no es el mío. 

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Jason intenta evadir el tema poniéndose coqueto 😏

Pero con Isabel no se juega 😎

Aunque sean juegos sexies 😏😏

Y ahora ella se enterará de lo que él guarda en su mente 🤔

¿Cómo se lo tomará?

¿Lograrán hallar la paz que necesitan?

Y si este no es su mundo ¿Querrá irse dejando a Isabel?

¡Gracias por leer!

Sobre tus alas [Jason Todd]Where stories live. Discover now