14. ¿De veras eres tú?

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Para la sorpresa de nadie realmente, al día siguiente uno de los lados de los tres triángulos restantes había desaparecido, y Aida no contestó nada más que una sonrisa amplia.

Por supuesto, eso fue hasta que notó las inaguantables ganas de Freya de hablar del asunto. Jamás la había visto sonreír de aquella manera.

- ¿Estás feliz?

- Más feliz de lo que he estado en mucho tiempo- Dijo Freya sosteniendo su jarrón de cerveza y observando el gran salón repleto de Vikingos sedientos que se comunicaban entre gritos y carcajadas. Distraídamente acarició el anillo que Gustav le había dado.

- Creo que deberías hablar con Gustav.

- ¿Por qué?

- Míralo- El tipo deambulaba por todo lugar, charlando por aquí y bromeando por allá, con su gran copa en mano que ya había levantado cinco veces- No puede tenerte lejos.

- Supongo que debería ir a atenderlo.

- Si, supongo que deberías.

Alegremente y con las energías renovadas, Freya prácticamente flotó en el gran salón antes de encontrarse de pie junto al jefe de los Vikingos, quien le dedicó una sonrisa enorme al verla.

- ¿Más cerveza?

- ¿Aún tienes ahí?- Inocentemente la muchacha clavó la mirada en la vasija- Mira, aquí hay más...

Sin tomarla de la mano como ambos hubieran deseado, ella lo guió entre la gente hasta que se encontraron solos en la gran despensa de comida.

Y Freya no alcanzó a cerrar la puerta antes de que Gustav nuevamente la atrape entre su cuerpo y la pared.

-Estoy sediento.

-La cerveza...

- No de cerveza- Ella rió y pegó sus labios a los del muchacho antes de comenzar a despeinar su cabello y hundir sus uñas en su cuello. Desde aquella primera vez en el drakkar apenas habían podido despegarse, la atracción que sentían era insaciable, y ambos siendo conscientes de que los segundos corrían para ellos, no querían desaprovechar el tiempo - No...no, no lo hagas difícil.

- Pero tú...

- Es una ausencia momentánea, no queremos que sospechen, ¿O sí?

- No puedes dejarme así.

Y con un guiño, Gustav volvió a la puerta.

- Esta noche vamos a visitar a Tyr, ya sabes dónde te espero.

- Espera- Dijo Freya tomando el brazo del muchacho- Un beso más.

- Freya...

- Por favor...-Rogó ella- Vamos, que la princersa Yrsa te ha estado comiendo con los ojos toda la noche y quiero que me beses a mí.

- ¿Estás celosa?

- No tienes idea de cuanto- Entre risas, Gustav tomó el rostro de Freya con ambas manos y la besó con ganas.

Cuando volvió a la sala, con las energías renovadas, Aida enseguida levantó su copa en el aire.

- Mi niña, te diré esto con todo lo que te aprecio- Comenzó- Pero tú y tu novio necesitan aprender a llevar esto que tienen con más disimulo.

- ¿De qué hablas?

- Han salido de la despensa sonriendo de oreja a oreja. Si los ví yo, podría verlos cualquiera.

Era cierto, si bien no sería extraño que al jefe de cualquier pueblo Vikingo se le suban las hormonas con una mujer, Freya no quería atraer ese tipo de atención. Ciertamente salir de la despensa con la cara más roja de lo habitual y sonriendo apenas cinco segundos después que Gustav no era la mejor manera de mantener el perfil bajo.

Warrior (Terminada)Where stories live. Discover now