Capítulo 16.

1K 71 9
                                    

"End of scene."


No me dolía la cabeza -al menos por ahora-ni estaba mareada: solo estaba con un gran mal humor. Se podría decir que había dormido únicamente dos horas y, además, ahora tenía que ir al maldito instituto.

Me aplaudí en mi mente irónicamente por haber sido tan estúpida: Amanda no era una chica agradable, nunca lo fue, más bien era divertida a ratos. No sé como llegué a pensar que quería llevarse bien conmigo. ¿Es que eres tonta Bianca? ¡Ella es una arpía! me reproché a mi misma. No solo me había engañado, sino que también me había mentido para salir con ellas y su séquito de brujas, añadiendo que me había incitado a emborracharme para acabar como acabé: Tirada en un váter, sola, borracha y con medio grupo de treintañeros queriendo intercambiar conmigo algo más que palabras. Recordé en ese preciso momento a Justin, él me había ayudado, por más que solo recuerde haberle llamado, sabía que me había traído a casa y se había preocupado por mí. Ese gesto y esa intención suya, hicieron que se ganase un poco más mi confianza.

Planté mi cara en el espejo y bufé nada más verme. ¿Tenía arreglo? no realmente. Me eché un poco de base sobre las ojeras y me retoqué un poco en general. Había hecho un gran milagro, aunque no estaba bien del todo.

Estaba abrochándome la falda del uniforme cuando mamá irrumpió en mi habitación.

-¡Vamos cariño! vas a llegar tarde. -asentí, bufando-. Ey, ¿que pasa? ¿y esa cara? ¿no has dormido bien?

No lo sabes tú bien, mamá. Le contesté mentalmente.

-Nada, solo me duele un poco la cabeza. -me coloqué los zapatos y agarré mi mochila, bajando las escaleras rápidamente.

-¡Ey, vale, adiós a ti también! -me chilló.

-¡Adiós, te quiero, lo siento, llego tarde! -dije rápidamente.

Entré rápidamente el la limusina y esperé malhumorada a que llegáramos a Constance para poder enfrentar a Amanda. No le iba a insultar. No le iba a gritar. Y por supuesto tampoco le iba a pegar. Iba a ir por lo que sabía que más le fastidiaría: Justin.

Bajé de la limusina con la cabeza bien alta cuando sentí demasiadas miradas sobre mí. Intuí que Lisa y Becca estarían por llegar así que las esperé en el patio principal de Constance. Estaba harta de que todo el mundo me mirará y murmurará entre risitas.

-¡Traigo tres cajas de wisky para Bianca Endell! -giré la cabeza cual niña del exorcista y me fijé en el repartidor que llevaba consigo tres grandes cajas.

Abrí los ojos a lo grande y lo único que paso por mi mente fue un gran y escandaloso: ¿¡Qué, que!?

Todo el mundo empezó a reírse y a mirarme con sorna, acompañándose con comentarios tales como: "¡Te va el alcohol a lo bestia eh, nena!" "¡Menuda fiesta te montaste ayer guapa!" "Y parecía modosita la pija de Europa." Tras escuchar unos cuantos me di cuenta de que medio instituto se había enterado de mi incidente ayer por la noche y eso no me hizo ninguna gracia.

-De verdad, señor, yo no he pedido nada de esto. -le dije al repartidor, avergonzada.

-Señorita, por favor, firme aquí de una vez. Me han pagado para que se lo traiga.

Supe que esta había sido otra broma de mal gusto del estúpido de Justin Bieber y me maldije interiormente por haber empezado a confiar en él.

Mi día no podía ir peor.

Para colmo el repartidor se marchó dejándome ahí sola con tres cajas de alcohol cuando la directora Keller pasaba por allí: me echó un gran sermón y no dudó en decirme que llamaría mis padres. Jodida controladora.

Love in New York. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora