Capítulo 38.

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Hacía calor, pero tenía la ligera impresión que no era a causa del tiempo. Un montón de sabanas y edredones nos rodeaban totalmente revueltos, también cojines. Mientras, la suave respiración de Justin chocaba contra la piel de mi tripa, pues su rostro descansaba allí, y a su vez su brazo me rodeaba el torso. 

Empecé a tocarle el pelo mientras sonreía, esto era como un sueño, demasiado irreal. 

Él comenzó a parpadear con cuidado y sonrió aún con esos ojitos cerrados. Se movió un poco y apoyó la barbilla en mi tripa, mirándome con los ojos brillantes y una sonrisa escondida.

-¿Como estás nena?

Inmediatamente me empecé a reír y le aparté la cara con la mano, llena de nervios, pero nervios de estos bonitos que te cruzan el estomago cuando le miras, cuando te dice algo que te activa todo el cuerpo. 

Justin tenía ese carácter creído y pasota que me había cautivado desde un principio, sin embargo, eso, combinado con esa sonrisa dulce, con su nueva forma de ser amable y cariñoso, sin perder su esencia, estaba conquistandome más de lo que ya estaba.  

En realidad no creo que fuese "su nueva forma de ser amable y cariñoso" en realidad pienso que él siempre ha sido así, solo que ese lado no se lo muestra a todo el mundo, solo me lo está mostrando a mí, y me encantaba pensar que era porque estaba sintiendo algo por mí. 

El día había empezado ligero. Justin y yo nos habíamos levantado temprano porque ambos teníamos tareas que hacer esta mañana, para mala suerte, cada uno tenía que hacer una cosa distinta. Yo había planeado ir de compras por París con mi madre y así pasar la mañana juntas y hablar de mil cosas. Por el contrario Justin iría a visitar a su madre, que seguía trabajando aquí en París por varias semanas. 

Sin embargo ambos teníamos que asistir esta noche a la fiesta de Mara, que se celebraba en un salón muy conocido de París, no obstante yo no recordaba el nombre. A dicha fiesta acudirían todo tipo de personas conocidas y que trabajaban para Mara. 

Justin pulsó el botón cero del ascensor y comenzamos a bajar. 

-Me gustas más con tus típicas camisetas blancas. -dije cuando ambos estabamos dentro, y las palabras salieron de mis labios con una sonrisa. Ladeando la cabeza, me dedicó una sonrisa engreída.

-¿Ah, sí? -arqueó una ceja-. Bueno, a mí me gustas con esos vaqueros. Te hacen un culo irresistible -dijo, y me dejó pasmada. Justin y sus comentarios así no podían faltar. 

A penas quedaban tres pisos para llegar cuando comenzó a besarme suavemente, intercalando su recorrido varias veces de mi cuello a mis labios, no paraba de sonreír entre beso y beso y yo tampoco podía. Me sostuvo bien desde la espalda y volvió a besarme, mordiéndome el labio en el final. 

Una rápida campanada sonó indicando que ya habíamos llegado e inmediatamente me separé de él, sintiéndome muy avergonzada al ver a una señora esperando para subir. 

Justin no paraba de reírse mientras salimos del hotel, se burlaba de la cara que se me había quedado al ver a la señora. 

-Si no te hubieras puesto tan mimosón. -le hice burla.

-Si no te hubieras dejado. -me guiñó un ojo. 

Volví a reírme y nos despedimos con un pequeño beso y una palmada en el culo por su parte, lo cual recibió uno de mis típicos insultos. 

Nos marchamos en coches distintos y quedamos en vernos en el hotel para ir juntos a la fiesta de Mara. 


Narra Justin.

Terminé de comer con mi madre sobre las cuatro de la tarde, y luego insistía en enseñarme el estudio de moda en el que estaba trabajando. No me hacía la más mínima ilusión, pero sabía que a ella sí y la echaba de menos, ya llevaba casi una semana fuera de casa y se notaba su ausencia. 

Love in New York. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora