Narra Justin.
Todavía no me podía creer que había tenido que ceder ante el muerto de hambre este.
Bianca ahora me odiaba, literalmente. Y como no iba a hacerlo...
Lo único que estaba haciendo estos días era alejarme de ella, tampoco quería hacerle más daño. Sin embargo no era nada fácil cuando nos cruzábamos por accidente. Me miraba con desprecio, y eso por un lado también me cabreaba.
Me remonto a hace un par de semanas, todo sucedió sin que me diera cuenta. Al parecer, Lucca me tenía entre ceja y ceja desde la ultima vez que nos peleamos por lo de Lisa, y buscó su venganza. Cuando llevé a Bianca a la mansión de la playa para darle una sorpresa, él nos había seguido: en principio para volver a buscar pelea, pero desafortunadamente encontró otro objetivo.
Me enseñó con su móvil todas las fotos que nos había hecho. Me palpitaba el corazón de ira, jodido desgraciado. Había tantas fotos, y me jodía tanto esto.
—No te molestes en borrarlas, tengo más. Y también están colgadas en una pagina web —sonrió— . La próxima vez follatela en un sitio más privado y sin ventanas. —carcajeó, sen gracia.
Me mordí en labio, sin saber qué hacer. En realidad quería reventarle la puta cabeza. Cada vez estaba de más mala hostia.
—Justin, Justin, tranquilo. Es muy sencillo. Déjala, termina con ella, mándala a tomar por culo y borraré las fotos la pagina. Ya no lo podrá ver nadie. —estaba echando chispas, sino le había partido la boca ya era porque me tenía bien cogido con las fotos—. A mi amigo Blacke le gusta tu piva, y ella es demasiado buen para un hijo de la gran puta como tú. Ya sabes lo que tienes que hacer.
Pasó por mi lado y me dio dos palmadas en la cara.
—Así vas a aprender a no meterte en lo que no te importa, pijo de mierda.
Y desde ese día comenzó toda esta mierda.
Tuve dos opciones, y ambas me tenían entre la espada y la pared. Aunque también había una tercera: pegarle la paliza del siglo a Lucca y dejarle con la puta cara como un circo.
Sin embargo esa no era la que me ayudaría a solucionar esto.
¿Que podría haber hecho? Nuestras fotos desnudos estaban colgadas en Internet, y ni siquiera podía pensar en que se hiciesen virales. Sinceramente a mí no me afectaba tanto, pero no podía permitir que se humillase a Bianca de una manera tan baja y sucia. Ambos eramos personas conocidas en la élite de Nueva York, hijos de personas importantes, si las fotos seguían mucho tiempo más en la red, todo el mundo lo sabría, saldría en todos lados, y eso acarrearía un follón enorme, pero lo más importante, y lo que más me afectaba era que Bianca saldría demasiado mal parada, no podía permitir que nadie la juzgase o la tratase como no se merecía, sería una humillación horrible, una vergüenza agobiante. Ella no se merecía eso.
Entonces, ¿qué cojones podría haber hecho? Por un lado podría haberle explicado la situación a Bianca, decirle que podríamos juntos con esto. Y así seguiríamos juntos, pero todo saldría a la luz. Y por otro lado estaba esa opción tan devastadora de dejarla... mentirle cruelmente. Y de esa forma Lucca borraría todo, pero ella jamás volvería a confiar en mí.
Sin embargo no podía ser egoista, no podía permitir que, por el simple hecho de necesitarla a mi lado, dejara que la humillaran así. Tenía que ceder, tenía que darle el jodido gusto al cabrón de Lucca. La situación era bien sencilla, yo dejaba a Bianca, terminaba con ella, mintiéndole obviamente, y él borraba todas las fotos. Y así lo hizo, en cuanto dejé a Bianca le llamé y le exigí que las borrara inmediatamente, y él jactándose, me dijo que lo haría. Y bien que hizo porque sino, no hubiera visto otro puto amanecer.
