Capítulo 20

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Gon apretó los dientes, sintiéndose aún más acomplejado por no saber cómo se enfrentaría a lo que fuera que los esperara en el extenso sendero de lodo. Sus compañeros no se quedaron atrás, deteniéndose unos segundos para meditar las incontables desventajas que conllevaba tomar esa ruta.

     Las hojas de los árboles volaron sobre ellos por la fuerza de la lejana tormenta, los graznidos de algunos seres voladores llenos de púas avisaron a la parvada que debían dirigirse a la lluvia, de la misma manera que hicieron otras colosales bestias, y el nido de patas que se movían finalmente se derrumbó con el viento.

     Sin más alternativas, Kite esperó a que Kurapika o Leorio cuestionaran ese camino, lo cual incompresiblemente no pasó. La desesperación por encontrar alguna mínima solución para su deplorable situación quizá afectó su juicio. Sin importar cual fuera la razón, ambos integrantes del zodiaco confiaron en el plan de la hormiga quimera.

     Killua sujetó su estómago y gruñó enjugando su boca con su saliva para quitarse el sabor a sangre que la última arcada trajo consigo. Kite le preguntó en un ademán por su estado, respondió sacudiendo su cabeza para confirmar que se encontraba en condición para continuar.

     Incapaces de retractarse, se deslizaron por una empinada pendiente hasta llegar al lago de lodo.

     La formación dejó a Gon al centro siendo protegido por Leorio y Killua. Kite desdeñó la molestia de Gon cuando por fin se percató de lo que sucedía, sus amigos estaban siendo habilidosos para mantenerlo dentro de la formación.

     A lo alto del precipicio, una figura femenina chasqueó la lengua y arrugó la nariz. Articuló sus dedos y acarició sus uñas reprimiendo sus ganas de intervenir... ellos se habían metido en ese enredo, cruzarse solo supondría un peso más para ambos lados.

     Recordó todas las amargas experiencias que tuvo en sus primeros años ahí.

     Y alzó su rostro: —Ging...

     La formación se deformó entre más avanzaron. Gon aprovechaba cualquier oportunidad que encontraba para poder adelantarse a la línea de Kurapika y Kite o para posicionarse en un punto en el que pudiese actuar solo.

     Estaban particularmente a salvo dada la inexplicable falta de bestias a los alrededores. Esa soledad era inusual incluso fuera del continente oscuro, pero más que aterrador, en su situación, resultaba adecuado para mitigar la pesadumbre.

     Kite no se quejó de la desobediencia de Gon por esta razón, pero eventualmente la paciencia de Killua y Leorio se agotó.

    Gon intentó adelantarse una vez más y la marcha de todos se interrumpió cuando Leorio, con una sombría mirada, le tomó de ambos brazos, sin advertir antes lo que vendría. Gon estaba extrañado de que el más sereno de sus amigos lo desafiara con la mirada como si hubiera perdido toda la empatía por él.

     —Me canse de ser condescendiente contigo —masculló.

     Leorio era una mecha fácil de encender, lo que eventualmente lo llevaba a molestarse efímeramente. Gon jamás lo había hecho enojar de esta manera y jamás se hubiese esperado que el primer enojo del más alto con el joven Freecss sería tan grave.

     El lodo chapoteó con el forcejeó que vino posteriormente. Los brazos del médico temblaron al oponerse a la fuerza que el menor aplicaba para liberarse, no había tenido intenciones de escucharlo una vez más y es que hasta Leorio sabía que evitaban hablar para ser precavidos con aquellas criaturas de oídos agudos.

     Sin contar sus pantalones, que ya estaban hundidos hasta las rodillas, Leorio no esperaba enlodar el resto de su uniforme y menos que sería por sumergirse junto a Gon en el fango.

ReverberaciónWhere stories live. Discover now