Capítulo 6

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Era llevar una triple vida. Por las mañanas clases de habla con Kura, por las tardes entrenamiento con Zeno y por la noche caza de intrusos. Killua estaba sorprendido de poder manejar esos tres aspectos en su día a día.

     Inesperadamente para él, en cada uno de éstos, mejoró considerablemente. Lo suficiente para que airoso reconociera que, con la facilidad para manejar las cosas, le resultaba divertido estar ahí.

     " —Pega un poco tu lengua al paladar a la hora de pronunciarlo." Era el tipo de instrucciones recibía de Kura.

     " —Haz el corte profundo, no te sirve de nada usar ese ataque si no está hondo. ¡De nuevo! el alcance debe ser el doble del tamaño de tu mano." Zeno le rugía, escandalizado por el pobre efecto que Killua obtenía con los ataques.

     Killua comprobaba con los intrusos que el impacto de sus ataques era tan fuerte, que esos comentarios de su abuelo tenían que ser por subestimación (a Killua le disgustaba mucho; apenas estaba aprendiendo a usarlas, era normal que no sacara toda la utilidad de éstas). Las clases que tenía con Kura daban frutos ya que ahora entendía cada cosa que los sujetos decían; fue una enorme ventaja. Padecían de un defecto a la hora de pelear y era el chillar las órdenes de ataque a sus compañeros; a Killua le facilitaban las cosas y ya no tenía que preocuparse por de dónde vendría el próximo ataque o cómo intentarían sus aproximaciones. Aun se extrañaba de que no intentaran exterminarlo, empeñándose en apresarlo... eso hasta que uno de ellos, derrotado en el suelo, gritó:— Tenemos que ir por el otro, ríndanse con éste. —Killua no estaba dispuesto a lidiar de nuevo con el pendiente de saber si Kura estaba bien o no.

     La diversión terminó demasiado pronto.

     Todo sería menos angustiante si las clases de habla fueran de defensa donde Killua le enseñara a sobrevivir de los ataques de esos tipos; pero no, tenía que ser discreto con ello, tal como dictaban las instrucciones de su abuelo. Cumplir su misión y evitar regresar a casa significaba no poder asegurarse de que ese chico pudiera defenderse.

     —Killu, estás distraído.

     —Killu, estás dist-... –en efecto lo estaba.

     Repetía todo lo que Kura decía, pero no centraba su atención en ello, pudo haberle hecho decir alguna cosa vergonzosa o algo para burlarse de él y no tenía ni la menor idea. Killua pudo escucharlo reír, pero se negó a levantar la vista del diccionario.

     —Deja de reverberar.

     Killua buscó esa palabra. Ese chico tenía la manía de usar palabras complicadas; lo obligaba a hojear el diccionario hasta dar con las palabras que usaba. Dio con lo que quería decir y esta vez no se quedaría callado respecto a eso, era molesto.

     —¿Por qué no dijiste sólo eco? —Killua estaba molesto con él; ojalá fuera tan fuerte como habilidoso con las palabras.

     —Porque al menos el eco repite, tú lo regresas deformado; sin aprender y sin ánimos —rodó los ojos.

     —¡Es lo mismo! —eso decía el diccionario.

     —El eco repite con todo y la intención, la reverberación regresa lo entregado, pero de otra manera —Kura tentó sus labios con su dedo índice—, modificado; otra forma, otra intención, pero lo mismo. No sé si me estoy explicando bien —dudó.

     Perdía credibilidad con eso, estaba usando términos que no comprendía, lo suficiente para explicar. Killua falló al ser complaciente con la amabilidad que ofrecía el rubio.

     —Comienzo a desconfiar de ti para estas clases. Si tanto se te dificulta una sola palabra deberías dejar de enseñarme —espetó y pensó para sí —regresa a casa y mantente a salvo, deja de venir de una vez por todas. Basta de esa insistencia, nadie puede tener tanta devoción a la idea de arriesgarse por alguien.

ReverberaciónWhere stories live. Discover now