Piso el acelerador y mi auto sale disparado. La pista se rinde ante mi avance y hago mía cada curva, con total precisión. El miedo ya no es mi copiloto y disfruto del frenético latir de mi corazón. Creo que ya me acostumbré a la velocidad, a esto se refería Jason, la sensación de vértigo es alucinante y cegadora. Realmente me siento indestructible y muy competitiva.

La adrenalina es maravillosa.

Nuestro tiempo en la pista de práctica se acaba y caminamos hacia la definitiva. Mis piernas tiemblan, pero ahora es por la emoción.

—¿Lo ves? El miedo sólo estaba en tu mente —dice él, sonriente.

¿En serio? Díselo a tu subconsciente.

—Aprendes muy rápido. Aunque no debería sorprenderme, eres una sabelotodo después de todo —sacude mi cabello como en los viejos tiempos y se siente muy extraño.

Nuestra amistad ha cambiado y no estoy muy segura de cuánto. Él dice que soy su novia, pero no sé si me vea como tal. Lo he visto sacudiendo el cabello de Wally igual que como acaba de hacer conmigo. Eso no puede ser bueno.

Aunque, recordando lo que pasó en el auto, él no fue indiferente a lo que yo le hacía. Por otro lado, él ha admitido calentarse fácilmente...

No, no puedo pensar en eso ahora, necesito concentrarme para ganarle, aunque... podría matar dos pájaros de un tiro.

—Conducir me dio calor —comento, abanicándome la cara.

—Si quieres, podemos ir por unos refrescos.

—No, no es necesario —le digo, levantando mi ancho y desaliñado sweater para quitármelo lentamente ante sus ojos.

Espero que la blusa que llevo debajo realce tan bien mis atractivos como dijo la exagerada de mi tía y logre desconcentrar a Jason. Cuando estoy libre de la prenda, una rápida mirada me basta para saber que algo de éxito he tenido. Sus mejillas están levemente sonrojadas.

¡Vamos, atrévete a sacudirme el cabello ahora!

Amarro el sweater a mi cadera, consciente de que eso hará ver aún más pequeña mi cintura.

Él traga saliva y río por dentro. Esto no puede ser tan simple. Parece algo aturdido y se esfuerza por no mirar mi busto, usualmente oculto por la ancha camisa de la escuela. Esta blusa es muy ajustada y siento algo de pudor, pero todo es por una buena causa.

—Oh, creo que con el casco perdí mi horquilla —digo, levantando los brazos para palpar mi cabello.

Al instante, siento el viento en la piel cuando mi blusa se levanta un poco, dejando a la vista parte de mi vientre.

El sonrojo en Jason se vuelve más evidente y desvía la vista, nervioso.

—No la ves ¿O sí?

—N-no, no se ve.

El titubeo en su voz me hace suponer que sus manos estarán igual de temblorosas cuando coja el volante. Ya estoy lista para la carrera.

                                   ~🦇~

La pista es mucho más grande que la de prueba, con muchas más curvas y, según Jason, algunas son muy cerradas. Él ya conoce la pista, esa es una desventaja, pero no será un obstáculo. Daremos cuatro vueltas, es suficiente para poder tomar ventaja.

Aquí hay un marcador y la partida será indicada por una chicharra.

Listos en la línea de partida, me aseguro de tener el cinturón y el casco bien puestos y los pies firmes en los pedales.

—¡Que gane el o la mejor! —le digo a Jason.

Él me mira, pero su vista no dura mucho tiempo en mis ojos: baja, se sonroja y mira la pista, mordiéndose el labio.

La victoria será mía.

La chicharra suena y piso el acelerador a fondo. Él lleva la delantera, pero en la primera curva me meto por la parte interna y lo dejo atrás. Por el rabillo del ojo lo veo chocar con el borde. Me concentro en terminar la primera vuelta y lo hago en primer lugar.

Todo sigue bien hasta que derrapo en una curva. Los segundos que pierdo son aprovechados por Jason, cuyo zumbido se oye cada vez más cerca. Terminamos la segunda vuelta empatados. En la tercera, él se adelanta en una curva, atravesándose en la pista. Veo su sonrisa burlona cuando debo frenar para no chocarlo.

Tiene ventaja y hace trampa.

Acelero y me voy directo contra él. Si lo golpeo en el costado de la parte trasera, el auto debería desestabilizarse y rotar sobre su eje. Confiando en la física, lo choco y su auto queda mirando en sentido contrario, tal como esperaba. Lo oigo maldecir hasta que su voz se pierde en el zumbido de mi auto. La tercera vuelta es mía y ya nada podrá hacer para superar la ventaja que le llevo en la última vuelta.

Y cruzo en primer lugar la línea de meta, con el corazón a punto de explotar. Bajo del auto, tambaleándome. Todo me da vueltas, debe ser la embriaguez de la victoria.

—¡Gané! ¡Te gané, Jason Todd! —celebro, dando brincos en el pasto.

Mi corazón late cada vez más rápido y la emoción me nubla la cabeza. Mi vista empieza a oscurecerse y caigo de rodillas. Esto que siento es más que el fervor del triunfo.

—Isabel ¿Estás bien?

Voy a contestarle cuando mi vientre se contrae y de mi boca sale el nutritivo almuerzo liviano que tan rico estaba. Termino haciendo un desastre sobre el pasto y el olor agrio del vómito sólo me causa más arcadas, pero Jason permanece a mi lado, sujetando mi cuerpo tembloroso y evitando que ensucie mi cabello.

Es una escena horrorosa, pero gané y él será mi esclavo por un mes completo.

Prepárate, Jason Todd, ahora soy yo la que mandará. 

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Usando la psicología y la física, Isabel ha ganado la carrera 😎🏆

Ya conoce la debilidad de Jason😏

Y al final, descubrió que la victoria puede tener un sabor agrio 🤮

Ahora, a prepararse para su mes de dominación 😎😎😎

¿Qué es lo que debería pedirle a Jason?

Hagan su lista de deseos ⬇️

¡Gracias por leer!

Sobre tus alas [Jason Todd]Where stories live. Discover now