Dylan Smith, indiferente con las personas, sólo confía en muy pocas. Es la capitana de un equipo de baile callejero e hija de un gran empresario.
Esta vez su padre tendrá que viajar por todo el mundo por su trabajo, pero sus empleados tienen hijos y...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
CAPÍTULO VEINTIOCHO! "Malentendidos"
Desperté por un rayo de sol en mi cara...
Nah, mentira, algo estaba en mi cara, que digo en mi cara, en mi nariz, que digo mi nariz, en mi...olvídenlo.
Me moví incomoda en mi lugar y patee lo que estaba a mi lado.
En ese momento, se escucho como algo caía y emitía un aullido ahogado.¿Atropelle a un perro?
Abrí mis ojos, tallandolos y mire a mi lado, ¿que Matt no estaba a mi lado?
Gatee hasta el otro lado de la cama,y me asome abajo. Ahí estaba el, en el piso y con una mueca de dolor.
–Buenos días amor.-dije yo nerviosa.
El me miro y me fulmino con la mirada.
–Es por esto.-dijo señalando donde se había caído.-Que ya no duermo aquí.
–Creí que eras un perro.-dije con una sonrisa inocente.
–¿Que estaría haciendo un perro en tu cama?.-pregunto, aún en el piso.-A parte ni siquiera tienes perros.
–Tal vez...lo atraí.-dije encogiéndome de hombros.
–Si, con tu mal olor.-dijo burlándose.
Yo le tiré una de las almohadas en la cara y le saqué la lengua. Que maduró Dylan.
–Calla, que yo huelo a fruta frutal.-dije.
El me miro con una ceja arqueada, para luego estallar en carcajadas.
Matt era el chico perfecto. Enserio, el hacia lo que sea por una chica que quería, le daba cariño, protección e incluso podría dar la vida por ella. El es gracioso, simpático, amable y siempre defiende a los demás. No se como es que llegó a mi vida, pero nunca lo dejaré ir.
Dirán, algún día te enamorarás de el. Pero no, el y yo hicimos una promesa, de que haríamos lo que fuera para no romper nuestra amistad.
–¿En que piensas?.-me pregunto. Ni siquiera me hacia dado cuenta de que el estaba a mi lado.
–En nada.-le conteste con una sonrisa. El asintió y me dio una sonrisa.
–¿Tienes hambre?.-me pregunto.
–Un poco.-dije.-¿tu?.-el asintió.-vamos.
Nos levantamos de la cama y salimos.
Ni siquiera le dimos importancia a nuestra imagen. Estábamos en pijama, el estaba en un pantalón holgado y una camisa de tirantes gruesas, haciendo sus músculos se mostrarán más.
