Dylan Smith, indiferente con las personas, sólo confía en muy pocas. Es la capitana de un equipo de baile callejero e hija de un gran empresario.
Esta vez su padre tendrá que viajar por todo el mundo por su trabajo, pero sus empleados tienen hijos y...
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CAPÍTULO TREINTA ! "Carnada"
–¿Cuál veremos?.-le pregunté tapando me con la cobija.
–Se llama como hipnotizar a un gato.-dijo el acomodando su lado.
–¿Enserio?.-pregunte girándome hacia el.
–No.-dijo con una sonrisa.
–Ya dime como se llama.-le rogué con un leve empujón.
–La verdad no tengo idea, tome una al azar.
Arquee una ceja y lo mire.
–No me mires así, da miedo.
–Para ti todo da miedo.-le respondí.
–¿Que? Claro que no, yo soy un hombre bien macho pecho peludo.-dijo el doblando sus brazos para ver sus "músculos".
–Ni siquiera tienes pelos en el pecho.-le dije riendo.
–Alguien día saldrán, dales tiempo.
–Tienes dieciocho, no me sorprendería que tu hermano menor tuviera mas que tu.
–Eso es mentira, y si no crecen,¿que más da?, seré aún más guapo de lo habitual.
Me aguanto las ganas de reír, pero asentí. El mira los créditos de la película al empezar y se pone distraído. Vamos a ver si es bien macho pecho peludo.
–¡AH!.-grite. El salta del susto y me mira asustado.-¡UNA RATA!
Abre los ojos como platos y se levanta a la velocidad de la luz, se para en la cama y como maniático se pone a revisar todo el cuarto con la mirada.
–¿DÓNDE?.-pregunto asustado.
–¡Ahí, detrás de tu mueble!.-dije apuntando la mesita donde estaba algunas cosas, como teléfono y audífonos.
–¿Dónde está la escoba?.-pregunto alarmado.
–¿Tienes una escoba en tu habitación?.-pregunte desconcertada.
–Si.-respondió.-por si se mete una lagartija. Me asombra tanta valentia en una persona.
–¿Dónde esta?.-susurra.
–No te quiero alarmar, pero, se...¡ACABA DE SUBIR A LA CAMA!.-dije dramáticamente para asustarlo.
–¡AH!.-grito el como niña asustada.-¡MA, OTRA VEZ HAY UNA RATA EN MI HABITACIÓN!
Se asusto y salió corriendo del cuarto, yo me estaba muriendo de la risa. Esa fue una de las cosas más graciosas que he visto. Me caí de la cama por sólo recordar su cara de niña asustada.
