49 | DESCONTROL CON SUERTE

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CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE !"Descontrol con suerte"

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CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE !
"Descontrol con suerte"



   –¡Despierta!

   Antes de poder reaccionar, agua fría cayó en mi cara, causando que gritara de sorpresa.

   –¡Spencer!

   Me senté en la cama, tratando que secar mi cara con la palma de mi mano. Mi hermano estaba corriendo apresurado por la habitación, recogiendo ropa del piso.

   –¡PERDEREMOS EL VUELO!.-grito histérico.

   Fruncí el ceño. Mi mente apenas se estaba despertando y no sabía que estaba pasando. Sin embargo, antes de que alterarme yo también, recordé lo que hice y comencé a reír. Mi cabeza dolía horrible por tanto que tomé, pero no me importo, yo e seguí riendo.

   –¿De que te ríes?.-pregunto enojado Spencer. Dejo caer la ropa que teñí en la mano y me miró sin entender.

   Negué con la cabeza aún riendo y me giré para tomar mi teléfono. Apenas eran las siete de la mañana, pero Spence creía que eran las doce de la tarde. Ayer antes de la fiesta cambié la hora de su teléfono. Su contraseña no fue difícil, ya que era su fecha de cumpleaños.

   –¿Que es tan gracioso?.-volvió a preguntar, alzando la voz.

   Le mostré mi teléfono, justo donde dl reloj marcaba la hora. El frunció el ceño y se quedó parado por unos segundos. Después camino hacia su cama y tomo su teléfono, mirando la hora.

   No hablo por un minuto, tratando de descifrar que estaba pasando. Me di cuenta que entendió la situación cuando cerró los ojos y suspiró lentamente.

   Negó con la cabeza y tomó la ropa que había dejado caer. La envolvió en una bola y de manera rápida me la arrojó a la cara.

   No fui lo suficientemente rápida y me golpeó en mi cara, haciendo que soltara un grito.

   –¡Oye!.-le reclame. Me quite la ropa de la cara y lo mire con el ceño fruncido, pero una pequeña sonrisa seguía en mi cara.

   –Cámbiate y nos iremos, te espero abajo.-dijo entrecerrando los ojos hacia mi. Pero antes de irse y salir de la puerta completamente, se giró hacia mi y me dio una sonrisa cínica.-No creas que te salvarás de esta.

   Abrí mi boca indignada y el salió de la habitación, dejándome sola.

   Coloque una mano en mi frente y gruñí. La cabeza me estaba matando, peor esta vez no estaba Sophia para tratarme una pastilla.

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