|| Volumen uno: Pasado || Capítulo 1: ¿Dónde has estado todos estos años?

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FUTURO.

Una vez pensó que podía pasar el resto de su vida con esa persona hasta que su pelo se volviera blanco. Pero la realidad había demostrado que las emociones de alguien que aún no entendía muy bien la vida eran como los grafitis en las paredes de un edificio demolido: barrido por el viento y maltratado por la lluvia, se desvanece gradualmente, día tras día. Meses después, cuando uno lo visitaba, ese muro ya no estaba ahí, y sólo quedaba una pila de ladrillos y escombros. Y en otro par de años, incluso el pie del muro habrá sido eliminado por completo.


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Zhou Luoyang bajó rápidamente las escaleras mientras sacudía los enredados cables de sus auriculares. En el fondo del edificio residencial se hallaba un espejo roto y polvoriento que había sido tirado por un residente. Se enderezó la ropa y se cepilló bruscamente el cabello delante de él. Sacó su bicicleta, se subió y se puso los audífonos.

7 de septiembre: el luminoso sol de mediodía brillaba en lo alto; el sol poniente era resplandeciente. Las abrasadoras ráfagas de calor de principios de otoño se precipitaron sobre él en un instante. Reflejada en las paredes de cristal de los innumerables edificios altos, la Ciudad Wan parecía una enorme jaula de láser en un fragmentado paisaje de sueños.

Zhou Luoyang tarareaba al compás de su música. De vez en cuando, se detenía en la intersección de los semáforos. Al ritmo de la melodía, fijó su destino en un restaurante. Entre la multitud de la hora pico, era como un pez obstinado nadando contra la corriente mientras se dirigía hacia el Segundo Anillo[1] para su cita.

—Se bueno —dijo la persona al otro lado del teléfono—, no hagas bromas inoportunas.

Zhou Luoyang se apoyó en el manubrio y habló impotente—: Lo sé. ¿No es sólo una comida? ¿Por qué estás más preocupado que yo?

Desde el celular llegó la voz—: Estoy tratando que encuentres rápidamente una manera para devolverme el dinero.

El joven estacionó su bicicleta en la acera. Quitó la tapa de su botella de agua y respondió sonriendo—: ¿Este Joven Maestro parece alguien que no paga el dinero que debe? Ya he llegado. Hablamos más tarde, voy a colgar.

En el medio año desde que llegó a la Ciudad Wan, Zhou Luoyang se ocupó de lo que requería. Devolvió parte del dinero que debía, pidió prestado a sus amigos y alquiló un apartamento entre el Tercer y el Segundo Anillo. Después que hizo el inventario de la herencia que dejó su abuelo, se mudó aquí para tratar de establecerse en la gran ciudad y mantenerse a sí mismo y a su hermano menor.

Habitación privada número doce... La otra parte de esa cita era un ejecutivo masculino. Zhou Luoyang revisó su teléfono. Llamó a la puerta y escuchó una voz firme que sonó desde el interior de la habitación—: Pasa.

El chico entró en el cuarto privado, le sonrió al contrario y este le hizo un gesto indicando que se sentara y esperara un momento.

El sujeto tenía unos cuarenta años. Estaba hablando de negocios por teléfono. Zhou Luoyang echó otro vistazo a su celular; dedujo por la "información adicional" que le envió la persona que los presentó que este hombre era el jefe de una compañía de bienes raíces. Era exitoso en su negocio pero era gay y deseaba encontrar una pareja masculina adecuada con la que pudiera pasar el resto de su vida...

«¿Qué significa eso? No vine para una cita a ciegas. ¡Estoy aquí para encontrar un socio de negocios!», pensó.

—Hola, Zhou Luoyang —dijo el hombre de mediana edad—. Mi nombre es Yu Jianqiang.

Tiandi Baiju: Caballo Blanco del Cielo y la TierraWhere stories live. Discover now