Capítulo 30: Gracias por aligerar mi carga

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PRESENTE.

30 de septiembre, mañana:

Los pensamientos de Zhou Luoyang eran confusos. Trató de revisar la información, pero descubrió que no tenía idea por dónde empezar.

Du Jing, por otro lado, se lo tomó con calma, y cuando dejó al joven en la tienda, dijo algo que calmó un poco su pánico.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —preguntó Zhou Luoyang.

—¿Por qué estás tan asustado? —Du Jing le devolvió la pregunta. Giró el cartel de "Cerrado", marcando la segunda apertura de la tienda en el largo río del tiempo.

Zhou Luoyang estaba aturdido junto a la puerta.

La otra parte comentó—: Estoy relajado porque la situación todavía está bajo nuestro control.

Por el momento, esa declaración alivió la ansiedad del chico. Entendió lo que Du Jing quería decir. Si estaba bajo su control, significaba que el reloj, así como la inversión del tiempo, no los situaría en peligro mortal ni los arrastraría a una circunstancia difícil de resolver.

—Incluso si quisiera, podría regresar al día del accidente de tu padre —anunció Du Jing—. ¿Crees necesitar volver y salvar a tu papá?

Zhou Luoyang finalmente había logrado calmarse, pero esa pregunta nuevamente lo puso nervioso.

Se encontró con los ojos del hombre. Si el tiempo retrocedía una y otra vez, de la forma que Du Jing planteó la hipótesis que podía hacerlo, era posible volver al día del accidente automovilístico y evitar que su padre manejara.

Sin embargo, mientras se miraban mutuamente, captó con claridad lo que Du Jing pensaba: Tomando de ejemplo a Yu Jianqiang y el jefe de ese sindicato internacional de extorsión, entendió que la muerte sería inevitable. Para salvar la vida de una persona, se tenía que pagar con otra vida. Todavía no estaba seguro de cómo se producía ese fenómeno; no obstante, esos dos casos demostraron que no fue una simple anomalía.

Ese día, su padre, su madrastra y Leyao estaban en el auto. De las tres personas, dos perdieron la vida. Si quería salvar a su padre, existía una abrumadora posibilidad que...

...Tendría que sacrificar la vida de Leyao a cambio.

—No —habló—. Ya acepté el pasado... yo... en este momento no planeo hacer eso.

—¿Uh? —Du Jing sabía que respondería de esa manera. Extendió la mano y alborotó el cabello de Zhou Luoyang.

Incluso si no lograban llegar al fondo del mecanismo, aún podrían destruir el reloj o guardarlo en una caja fuerte de algún banco y nunca usarlo.

Ese pensamiento calmó un poco al joven.

—Tengo que pensarlo. —Zhou Luoyang planeaba buscar los orígenes del reloj entre la pila de papel.

—Podrías darle un nombre. —comentó Du Jing. Miró a Zhou Luoyang desde el asiento del conductor.

—¿A eso? —preguntó desconcertado.

La otra parte alzó la mano, mostrándole el reloj en su muñeca, con la forma de doce puntas en su esfera y su fino funcionamiento mecánico. —La máquina y el fenómeno. Por ejemplo, podría llamarse algo así como "el giro"[1]. Me voy. Te veo pronto.

Du Jing se puso un par de gafas de sol, pisó el acelerador y partió.

Spin era una novela de ciencia ficción que Zhou Luoyang tomó prestada de la biblioteca de la universidad. En la historia, Spin implicaba un paso acelerado del tiempo fuera de la membrana de la Tierra, que era un concepto completamente diferente de sus propios rebobinados de veinticuatro horas. Pero parecía muy razonable ahora que Du Jing lo mencionó.

Tiandi Baiju: Caballo Blanco del Cielo y la TierraWhere stories live. Discover now