Capítulo 27

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Capítulo 27: El tesoro de nuestra tienda... Actualmente lo está usando la muñeca de nuestro gran jefe.

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FUTURO.

Ese día, el caso se detuvo en la embajada. Era fácil obtener una visa de turista camboyana, pero sería muy arriesgado llevar a cabo una investigación sólo con eso.

Necesitaba la ayuda de la embajada francesa para presionar al gobierno local de Camboya, además de la cooperación del consulado chino. La embajada de China en la Ciudad Ho Chi Minh fue muy cooperativa, pero el proceso tomó mucho tiempo.


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A finales de septiembre, el propietario aceptó las demandas de Zhou Luoyang.

Con eso, sólo necesitaba pagar trescientos mil dólares de los ahorros de Du Jing para abrir el negocio.

Por lo tanto, el joven una vez más usó todo el generoso salario del hombre en un abrir y cerrar de ojos. Lo único que quedó fue más de dos mil.

«Necesito ganar dinero, o de lo contrario, sería injusto para él». Zhou Luoyang se sintió culpable. Du Jing no recibiría el cheque de pago hasta octubre. Y por ello, tendrían problemas de dinero. El precio del cerdo subía y, con él, el de la carne vacuna y de cordero. El chico no tuvo más remedio que alimentar al hombre con más platos vegetarianos; afortunadamente, Du Jing no se dio cuenta. Comía lo que fuera que hacía Zhou Luoyang y siempre parecía estar satisfecho con ello.

Después del registro para obtener una licencia comercial, Zhou Luoyang contrató a un par de trabajadores y les pidió que hicieran algunas renovaciones básicas. El inquilino anterior había dirigido un negocio de ropa de seda y la tienda no necesitaba sufrir grandes cambios. Sólo ajustarían un poco el diseño.

De todos modos, el local no dependería de extraños o turistas con fines de lucro.

Durante ese tiempo, Du Jing fue al establecimiento dos veces. Zhou Luoyang era muy tranquilo y tolerante, por lo que los empleados solían holgazanear a su alrededor. Sin embargo, una vez que aparecía el hombre, volverían inmediatamente al trabajo.

—¿Aún no hay progreso? —preguntó. Ese fue el último día antes de las vacaciones del Día Nacional. Du Jing llevaba a Zhou Luoyang a la tienda antes que él mismo se dirigiera al trabajo.

—No —respondió—. He preparado algunos informes detallados y hoy voy a ir a la embajada de Francia. Te recogeré por la tarde y después iremos a buscar a Leyao.

—¿Es momento de abrir? —preguntó Zhou Luoyang.

—Es momento de abrir. —confirmó Du Jing.

Ese día, llevaron a cabo una pequeña ceremonia; juntos, dieron la vuelta al cartel de "cerrado" en la manija de la puerta de vidrio. Du Jing miró el letrero de la tienda donde, en letras grandes y doradas, estaban las palabras "Relojes y antigüedades Chang'an".

Así, Relojes y Antigüedades Chang'an abrió sus puertas en una esquina de Ciudad Wan, en silencio y sin fanfarronerías.


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Zhou Luoyang estaba centrado en los asuntos que tenían; ocupado con la mudanza y administrando la tienda recién abierta. El clima también se volvía más frío. El invierno de ese año llegó mucho antes que el año anterior, y la ciudad entera experimentó un descenso de temperatura en cuanto terminó septiembre.

Tiandi Baiju: Caballo Blanco del Cielo y la TierraWhere stories live. Discover now