Cap 49-Final

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-Luna...Luna...-susurró alguien a mi lado mientras yo trataba de abrir mis ojos lentamente. Me costaba reconocer el lugar, pero un rostro en particular apareció en mi campo de visión, y creí estar delirando en una nube elástica.  

Serena. 

-Estás bien?-preguntó con esa preocupación sincera que siempre se afichaba en su rostro cuando algo malo me ocurría. Su rostro no había envejecido un solo segundo, seguía siendo la niña que había visto por última vez antes de que me arrebataran de este mundo para llevarme a uno nuevo. 

Estaba en el orfanato. 

-Te sientes bien?-preguntó nuevamente. Nunca me había visto llorar, pero no quería retener mis lágrimas. Quité las sabanas que me cubrían y me alivié al ver que no había sangre. 

-Como llegué aquí?-pregunté de vuelta buscando algo que pudiese indicar un portal, alguna profecía...

-Nunca te fuiste, Luna. Te desmayaste esta mañana cuando fuimos a desayunar y un chico te ha traído aquí- 

Retrocedí de golpe sintiendo que perdía la cabeza. Miré mi ropa y reconocí aquellos viejos jeans que llevaba siempre.

No había rastro de quien había sido en aquel mundo. 

Miré a Serena una vez más creyendo que podía ser un espejismo lejano.

-Dónde está Lans?-pregunté con el ceño fruncido. 

-Lans? Quién es Lans?-preguntó tan confundida como yo. 

-Los Novas, las tierra Silas, los tatuajes...-

-Creo que te has golpeado la cabeza.-respondió riendo inocentemente.-No tengo idea de lo que hablas- 

-Pero...- miré mis manos esperando a que los tatuajes color plata aparecieran nuevamente, pero solo obtuve una mirada preocupada de parte de mi compañera de habitación. 

Desvié al fin la vista cuando escuché la puerta abrirse y vi a Adela.

-Luna, nos has dado un susto!-dijo corriendo hasta mi diminuta cama. Estaba vestida con su típico atuendo de monja, y fue cuando entendí que nada de lo que había vivido, había pasado. 

Dejé que mi mirada se perdiera en el vacío al pensar que Mica, Lans, Kaliste, y simplemente todo había sido una invención de mi mente cuando mis ojos se habían cerrado en un breve desmayo. 

No podía ser posible. Que clase de burla me había impuesto el destino?

-Creo que me estoy volviendo loca-les confesé mientras abrazaba con fuerza mi almohada. 

-Tal vez ha sido la caída. Lo mejor será llevarte...- 

-Estoy bien-corté revolviendo mi cabello, y me sentí extraña al no sentir la Corona reposando sobre mi cabeza.

Había vuelto al inicio. 

Significaba esto que ya no podría volver? 

Pero...volver a dónde? 

Estaba tan confundida que mi cabeza empezó a doler, pero mi alma se sentía menos pesada. 

Toqué mi vientre y no sentí nada, todo había sido una mentira creada por mi mente. 

-Cuanto tiempo estuve desmayada?-le pregunté a Serena cuando Adela se marchó. 

-Casi todo el día-respondió Serena haciendo su cama.-Nos asustamos mucho. Ya sabes como son las monjas, hasta mojaron tu frente con agua bendita-continuó para luego estallar en risas. 

Unas horas... 

Pero que fueron años.

-En algún momento se dibujaron tatuajes en mi piel?- 

-Tatuajes? Claro que no. Creo que necesitas dormir, Luna-dijo mirándome con preocupación. 

Me rehusaba a creer que todo había sido falso cuando se había sentido tan real.

-Creeras que estoy loca, pero cuando me desmayé soñé algo muy extraño. Soñé que había otro mundo, otros humanos con capacidades infinitas. El sol y la luna eran los astros que guiaban.- 

-Y donde estaba ese mundo?-preguntó interesada.

-Entre nosotros. Son personas, lucen exactamente iguales, pero tienen reinos en los bosques que solo ellos pueden ver. También hay profecías, guerras...-

Mi explicación fue interrumpida por el sonido de la campana que indicaba que ya era hora de cenar. 

-Genial, muero de hambre-se alegró Serena. Nos pusimos de pie y salimos de nuestra habitación para dirigirnos al refectorio. 

Los pasillos oscuros, las paredes demasiado blancas, y el ruido de los numerosos pasos resonando sobre el piso se me hacian tan ajenos, como si estuviese allí por primera vez. Antes de sentarme miré mis brazos por última vez y una lágrima inconsciente y casi invisible se deslizó por mi mejilla al darme cuenta que los mejores momentos de mi vida, pero también los peores, se habían esfumado. 

Pusieron el plato de comida frente a nosotras y tomé mi tenedor con la mano temblando. Aunque este era mi hogar, no podía dejar de pensar que mi alma se había dividido. 

-Deberías agradecerle al chico nuevo-dijo Serena sacándome de mis pensamientos. 

-El chico nuevo?-pregunté. 

-Ha sido el que te ha llevado a la enfermería.-me explicó. 

-Claro, lo haré después. Volveré al a habitación. No tengo hambre-dije sin poder ocultar la tristeza en mi voz. 

Quería llorar por mil años, y fue por eso que no pude retener las lágrimas mientras caminaba por los pasillos desiertos. Detuve mi paso de golpe cuando mi cuerpo chocó con el de alguien más. 

-Lo siento-me disculpé rápidamente con la mirada en el suelo para luego continuar mi camino. 

-Espera!-gritó una voz masculina. Me detuve sin girarme y esperé a que estuviese frente a mí. 

-Estás bien?-preguntó, y de repente su voz se me hizo demasiado conocida. 

Levanté la vista y crei que me desmayaría cuando sus ojos color miel chocaron con los míos. 

-Soy...-

-Mica-le corté sintiendo una intensa felicidad. El me miró sorprendido, como si no entendiese porque sabía su nombre, y fue por su mirada extrañada que me di cuenta que no sabía quien era. 

En cambio era él, era el Mica que yo había conocido. Pero no tenía el uniforme, sino una sonrisa amable y el cabello despeinado. Mientras más lo miraba más intentaba entender lo que había ocurrido, pero nada parecía concordar con la lógica. 

-Soy Luna-respondí con una sonrisa real. 

-Es un placer-respondió él. 




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⏰ Última actualización: Aug 16, 2020 ⏰

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