Cap 44-Entre rosas blancas

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Punto del vista de Luna. 

Corrí como nunca sabiendo que solo quería quedarme. Las lágrimas nublaban mis ojos y hacían que no pudiese ver con claridad hacia dónde me dirigía. Solo necesitaba alejarme lo suficiente de ese lago para no poder volver, para convencerme que era lo correcto y que ya había hecho mi deber. Corrí esperando a que no me encontrase, a que no intentara venir por mí porque sabía que no sería lo suficientemente fuerte para rechazarlo. Por eso huía, porque mi corazón era débil frente a un amor que no podía vivir. Seguí corriendo y tropecé con las raíces de un árbol, pero no me importó y me puse de pie. Dónde estaban esos guardias que tanto me buscaban cuándo se les necesitaba? Me faltaba el aliento y mi cuerpo dolía, pero nada de eso me detendría. Le huiría al amor como se le huye a la muerte. 

Sin poder dar un paso más, tomé las pocas fuerzas que me quedaban para crear un portal. Aunque podían rastrearlo, ya estaba lo suficientemente lejos de Mica para que no llegaran a él. 

Aparecí en el salón principal del castillo y no pude siquiera quedarme de pie. Una decenas de sirvientes llegaron a mí y me ayudaron a levantarme. Escuché a Lans correr hacia mí y ordenar que me llevaran a una habitación, pero su voz se oía lejana, casi ausente, como un grito desesperado entre la niebla. Mis ojos se cerraron lentamente y quedé varada en un profundo sueño. 

Estaba en un campo de rosas blancas y caminaba entre ellas despacio, como si buscara una en particular. Mi rostro estaba tranquilo y el tiempo parecía haberse esfumado. En el cielo solo habían nubes y no podía ver ni al sol, ni a la luna. Los astros me habían abandonado. Era un especie de intermedio sin fin en el que estaba sola y olvidada. Mi alma no sentía esperanza, pero tampoco amor ni odio. Era solo una calma cerca de la inercia. 

Me detuve unos segundos y respiré profundamente el agradable aroma de las flores. El viento era ligero y no susurraba ninguna melodía. Tendí mi brazo para recoger una rosa y vi mis manos, ya no lucían tan jóvenes. El silencio estaba tan presente que me asordecia suavemente, como si no hubiese nada que escuchar en aquel campo solitario. 

Instintivamente puse una mano en mi vientre y el silencio se detuvo. Retumbaban en mi mente ligeros latidos. Entendí en ese momento que estaba viendo mi futuro, un futuro que lucia lejano, aunque no sabía que tanto. De repente, la calma desapareció y senti un fuerte dolor en mi vientre. Empecé a sangrar y las rosas blancas a mi al rededor se tiñeron de color carmín. El dolor era insoportable y no tenía voz para pedir ayuda. Nadie venia hacia mí, estaba sola, y dentro de mí, un corazón moría. 

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Desperté de golpe temiendo que el dolor permaneciese allí, mis manos temblaban y mi frente estaba perlada con gotas de sudor. Estaba en mi habitación, acostada en mi cama. Al principio pensé estar sola, pero luego vi a Lans recostado de la puerta. Lucia muy cansado, como si no hubiese dormido en días. No se acercó, solo me contempló unos segundos antes de hablar. 

-Me alegro que estés bien-dijo, y pude ver en sus ojos que era honesto, pero también que estaba desgarrado. 

-Puedo explicarlo todo-dije de inmediato sin saber en realidad que explicaría. 

-No es necesario-me cortó-Mica lo ha hecho por ti- 

Esas palabras caieron como hierro ardiente en mi piel.

Mica...?

-Vino el mismo al castillo hace unos días- 

-Unos...dias?-pregunté confundida. 

-Llevas dormida casi una semana-explicó. Su voz era suave, no parecía enojado, pero llevaba decepción en su mirada. 

Me senté lentamente intentando pensar. 

-Me contó que fingió su muerte esperando morir en paz días después, pero que tú encontraste una manera de salvarlo. Me dijo que te convenció que fueran a aquel lago, que lo hiciste por pura amistad y que le dejaste claro el amor que sentías por mí. También me dijo te sentiste culpable de haberme mentido y que lloraste cada noche esperando regresar.- 

Mis manos empezaron a temblar de tan solo imaginar a Mica decir todo eso. Porqué lo había hecho? Había intentado justificar lo que había hecho a ojos de Lans. Pero porqué? Supuse que solo quería devolverme el favor, que al final él si quería que me quedase con Lans. Era una manera de quedar en paz entre todo el caos. 

-Es todo eso cierto, Luna?-me cuestionó Lans.Había tanta esperanza en él y no me perdonaría nunca arrebatarla. Apreciaba a Lans infinitamente, él lo había arriesgado todo por mí, había traicionado a sus padres, a su familia, para cumplir mi profecía. 

-Es todo verdad, Lans. Ayudé a Mica porque el fue mi guardián y me salvó muchas veces. Fue simple agradecimiento. No te lo dije porque tenía miedo de perderte, no quería que pensaras que te estaba dejando- 

El asintió levemente en un suspiro y se sentó en la cama junto a mí. Me sentía malditamente culpable por manipular un corazón que me quería sin limites, y me di cuenta de que siempre seria así. Su mano acarició lentamente mi rostro y tuve que esforzarme para no retroceder. Quería que sus manos fuesen la de Mica.  Cuando pegó sus labios a los míos, entendí que no había vuelta atrás.






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