Cap 21-Estás confundida

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Si quieren un tutoría de como arruinarlo todo y pasar vergüenza, solo tienen que hablar conmigo. 

Ni siquiera  entendía porqué diablos aquellas palabras habían salido de mi boca. Lo había dicho en un susurro, peor Mica lo había escuchado perfectamente y su expresión parecía igual de confundida que la mía. 

-Yo no...-intenté hablar para arreglar la locura que había salido de mis labios, pero Mica me interrumpió. Su mirada había cambiado. Era fría, cortante, la de aquel Mica que había conocido aquella vez y que había odiado de inmediato. 

-No te gusto-respondió sencillamente, y aquello me pareció increíble. 

Aunque no lo había dicho voluntariamente, me parecía inaceptable que Mica se permitiera pretender saber mis sentimientos mejor que yo. Y no es como si lo sintiese de todas formas. Definitivamente no estaba enamorada de él.

-Estás confundida porque pasamos tiempo juntos. Eso es todo.-

Aquello me dolió más que si me hubiese rechazado. Por supuesto, Mica el chico inteligente, el que siempre tiene razón solo me tomaba como a una niña molestosa. Intenté decirle que no lo decía en serio, que no sabía porque le había dicho que le quería, pero mi cerebro no parecía querer colaborar, así que decidiendo dejar de humillarme, me puse de pie y salí huyendo como cada vez que Mica me dejaba sin palabras. Pasé delante de Victoria sin detenerme y me encerré en mi habitación. 

Qué diablos pasaba conmigo? Ahora si creería que estoy enamorada de él cuando no es el caso. 

Porque no, no me gusta Mica. 

No me gusta sentir su mirada dorada sobre mí. No me gusta pelear con él. No siento nada cuando me toca o cuando muestra un poco de interés en mí. 

Me senté en la cama y cerré los ojos pensando en cómo diablos voy a volver a verle la cara sin morir de la vergüenza. Su mirada había sido tan fría, casi cruel, y aquello me había perturbado. Es que tanto le disgustaba? No me creía la chica más linda del mundo, pero tampoco era la más fea. 

Una idea atravesó mi mente, y de repente lo entendí todo. 

Y si Mica seguía enamorado de Leonor?

Mi cuestionamiento fue interrumpido por uno toques a la puerta. Estaba segura e que no era él. 

-Adelante-grité. Era Victoria. Traía una tasa de té que agradecí. Podía sonar tonto, pero siempre imaginé esto como un sueño imposible. Yo nunca tuve a una madre que estuviese para mí en esta clases de situaciones, y ahora que lo vivía me parecía irreal. 

Se sentó en la cama junto a mí.

-Está todo bien?-preguntó suavemente. Aún me sorprendía nuestro inmenso parecido. 

-Si-mentí dando un sorbo. Era el mejor té que había probado. 

-Quieres contarme?-

-No hay mucho que contar. Acabo de decláramele al tonto de Mica por error-dije enojada, pero enojada conmigo, por estupida. 

-Por error?-preguntó ella sin entender. 

-Si, por error. No es lo que siento. Nunca podría enamorarme de alguien como él. Es frio, desconsiderado, y nunca se ha preocupado realmente por mí.- 

-No digas eso, Luna. Mica te ha salvado- 

-De seguro debe tener una razón. Estoy segura de que solo obedece ordenes. Mica no haría nada por mí si no fuese por eso. No le importo. Me lo ha dejado claro- 

PUNTO DE VISTA DE MICA 

Suspiré profundamente cuando la escuché decir aquello. Pero era mi culpa. Quien me mandaba a estar escuchando detrás de las puertas? 

Me alejé por el pasillo y volví a mi habitación. Mi mente estaba abrumada con todo lo que había pasado. Era la primera vez que no veía la salida del túnel, todo parecía indicarme que no ganaría esta pelea, y justamente era la pelea que no quería perder. 

Porque no quiera perderla a ella.

Que pensara eso de mí no me sorprendía. Me había esforzado por provocar sentimientos de odio en ella. Así debía ser. Los guardianes tenemos prohibido tener cualquier relación con nuestros protegidos. Que si hubiésemos podido ser amigos? Claro, la mayoría de los guardianes son amigos de las personas que cuidan, pero por alguna razón había decidido que no quería esa amistad. 

No quería atarme a ella porque sabía que podía perderla fácilmente, pero ahora que el juego ha cambiado y sé que debo protegerla más que nunca. No puedo fallar. No ahora.

Tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Kaliste para decirle que estábamos bien, ignorando completamente los mensajes de Lans y de Leonor. Mañana en la mañana tenía que ir al castillo. Mis padres querían verme, y yo ya sabía porque. Aunque me gustaría mandarlos al diablo y no ir, necesitaba información, necesitaba entender porque querían sacrificar la paz que tanto habían durado en construir. Siempre había sabido que había algo oscuro en mis padres. Cuando era niño, mis padres eran buenos reyes y buenos padres, pero vi como la codicia empezó a devorarlos cuando vieron que el reino de los Novas era más rico que el de Los Silas. Desde entonces vi como mis padres hacían todo para tratar de desestabilizar el imperio del rey Archer. Desde misiones hasta ataques, pero una guerra? Eso no lo había venido venir y me sentía como un idiota por ello. 

En cambio Lans, que no era más que el peon favorito de nuestros padres, sabía de esta guerra y cómo el cobarde que era, se quedó callado. Es que acaso no veía que miles de personas inocentes morirían? Hombres, mujeres, y niños a los que se le arrancaría la vida solo porque la ambición ha hecho que un rey pierda la razón. 

Me acosté en mi cama tratando de buscar soluciones para todo, pero no podía pensar en más que lo en lo que me había dicho Luna aquella noche. Estaba convencido de que solo estaba confundida, de que no lo había dicho de verdad. Luna era como una bomba a retraso, y eso me preocupaba. 

-No sabes lo que dices, Luna-susurre en la oscuridad antes de quedarme completamente dormido.



Sin Mirar AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora