Coincidimos tantas veces que llegué a pensar que siempre estaríamos en la misma sintonía sin importar qué, pero me equivoqué y me dolió el ramalazo cuando descubrí que en lo único que jamás estaríamos de acuerdo era en lo que yo sentía por ti.

A veces te culpo por no habermelo dicho a tiempo pero sé que tampoco era obligación tuya ni por consideración a lo que sentía  pero ya no importa, Ed. Lo que menos quiero es pelear con mis dos mejores amigos. No te puedes disculpar por mis sentimientos.

Eran las 9 cuando sonó el teléfono y agradecí al cielo cuando tu voz me sorprendió del otro lado de la línea.

-Moo, –sonabas tan tranquilo -lo siento.

-Perdón –mis palabras fueron espontáneas porque lo sentía realmente.

Me reí por lo bajito, me reí de felicidad, Ed.

-Fue culpa mía, debí haberte explicado... era... no, es algo importante para mí y quiero decírtelo sólo que...

-Que no pasa nada, –suspiré aliviada -no me lo digas, no ahora, quiero que me lo digas porque realmente quieres y no porque te sientas obligado –me mordí la uña del dedo índice (de mi mano izquierda por si te lo preguntas).

-Ya no quiero que sigas enojada conmigo –ay, me haces sentir pésimo cuando dices las cosas en ese tono -y menos por algo así. –no sé si era yo pero por el extraño ruído asumí que te estabas riendo -Me sorprendes Moo y me asusta al mismo tiempo porque eres decidida.

-No voy a dejar de hablarte y te esperaría un lustro para que me lo digas, e incluso si nunca me lo dices.

-Qué dramáticos somos, qué asco.

-Qué vergüenza.

Y una vez que nos habíamos perdonado, nos pusimos de acuerdo para ir a tomar algo a la cafetería donde trabaja tu hermana, ibas a presentarmela. Hace tiempo que no he escuchado de ella. Dijiste que le caía muy bien, ojalá y siga siendo así porque le debo una apuesta.

-Espero verte mañana... quiero verte.

-Yo también –solté un suspiro y agregué -es que me quedaron ganas de darte con la revista de Ezra.

-Yo también te quiero mucho, Morin.

Y al día siguiente lo primero que hice fue cancelar los planes que había hecho porque te estaba esperando. Estuve al pendiente en caso de que llamaras pero no lo hiciste, sólo te apareciste en el porche de mi casa... Con compañía.

-¿Ezra? –sé que fui obvia al dejar en claro que no esperaba la presencia de nuestro amigo -Oh, me alegro que Ed te haya avisado –quise componer la situación.

-¿Bromeas? A mí también me encanta los cafés de Marmalade –me sonrió y me pasó una mano por la cabeza, despeinándome un poco.

Pero había algo extraño, yo nunca había ido a Marmalade y nunca había oído a Ezra hablar de ese lugar.

-Hey, mira que casi no me peino –me quejé y me intenté peinar con los dedos nuevamente.

-Por cierto, me alegra que ya hayan arreglado lo que sea que tenían que arreglar. Eso merece ¡Playa! –se puso las gafas de sol. El verano se estaba acercando y las vacaciones también.

-Tengo tarea –estaba desanimada y la escuela tampoco ponía de su parte.

-A ti nunca te ha importado la tarea –enarcó una ceja.

-Pero éste es nuestro último año y quiero terminarlo decentemente.

-Ya sé, hay que pagarle a Lee para que haga tu tarea.

-Ezra...

-Anda...

-Ed, dile a Ezra que mandar hacer las tareas no es algo honesto –me importaba un huevo, una tarea comprada no le caía mal a nadie. En vez de apoyar mi excusa te acercaste a mi.

-Mira, –me rodeaste el cuello con tu brazo -que tal si vamos primero a la playa y este fin hacemos tu tarea mientras escuchamos música... –parecía que tratabas de seducir a alguien -ordenamos pizza...

–Cálmate, es una tarea, no una cita –me sobé de tu brazo. Ezra comenzó a reírse y te dió unas palmaditas en la espalda.

-Estás hablando con Morin –se paró frente a noso tros -si la quieres sobornar mejor pregúntale de qué restaurante quiere los cupones -y volteó a verme -¿Entonces?

-De Candies & Sugars –y seguidamente me subí al carro triunfante.

No alcancé a escuchar lo que le habías dicho a Ezra antes de que se subieran al auto pero solamente le pude leer en los labios un «Oh baby».

Tengo que decir que el café de Marmalade es estupendo y también se convirtió en mi café favorito. Además de que tu hermana fue un amor con nosotros y por primera vez, sentí curiosidad de conocer a tus padres. Sólo había ido un par de veces y en todas las ocasiones te encontrabas solo.

Cuando volví a casa te bajaste del carro por un momento pensé que te quedarías pero sólo me acompañaste hasta la puerta y me abrazaste. Sabes que casi no soy de abrazos pero desde que te conocí se me empezaron a dar muy bien.

-En serio perdón.

-Qué lo olvides ya.

-Por cierto te traje el discman y a parte un mixtape, creo que te gustará. Ezra me ayudó.

-Vaya, muchas gracias, –pausé abrazando el discman y el disco. Sin pensarlo te pregunté -¿de verdad tienes que irte? Podríamos escucharlo ahora mismo.

-Prometí llegar a casa temprano pero...

-Otro día entonces, nos vemos.

-Adiós Moo.

-Cuídate, Ed.

-Sí, igual tú.

-Sí, adiós.

-Adiós.

-¿Por qué te ríes?

-Me pareció gracioso –rascaste tu cuello y te encogiste de hombros, reí también -bueno, ahora sí; adiós.

-El que mucho se despide pocas ganas tiene de irse.

Te reíste aún más y te diste la vuelta encaminadote al carro de Ezra y antes de subirte volviste a despedirte con una mano para después desaparecer. Esa misma noche mientras hacía mi tarea escuché el casete hasta tarde y casi me aprendo todas las canciones.

Aquella tarde todo había ido genial y me pareció normal excepto por un detalle, Ezra ya conocía a tu hermana y se llevaban muy bien así que supuse que Ezra ya había estado anteriormente allí con alguien más.

No me lo confieses [Ed Sheeran]Where stories live. Discover now