Capítulo 34

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La palma de Hua Cheng aterrizó sobre la ruidosa boca de Wei WuXian, quien, en algún momento, se tomó la libertad y el descaro de sentarse sobre su regazo.

El gemido que había soltado hace un momento, no había tenido otro propósito más que molestar, tanto a Hua Cheng, como a los sirvientes que estaban afuera del carruaje.

"Guarda silencio, si te escuchan podrían mal interpretar la situación." Un gruñido salió de labios de Hua Cheng y, aunque aparentaba molestia, frente a los ojos de Wei Ying, esto solo lo hacía ver más atractivo.

"Eso es lo que hace que la 'situación' sea divertida." El bloqueo de la mano de Hua Cheng era lo suficientemente ligera como para permitir que continuara hablando. Su tono de voz fue divertido. "Hua Cheng, quita tu mano."

"Solo si prometes no volver a hacer ruido."

"Ngh..." La palma se presionó con más fuerza sobre los labios de Wei Ying, haciendo que se ahogara con su carcajada.

"Sabes en la situación que estamos, ¿verdad?" Debido a que el tono de Hua Cheng fue serio, Wei WuXian se vio obligado a guardar silencio y luego de reflexionar un momento, asintió mostrando obediencia.

"¿Amo?" Uno de los sirvientes se hizo escuchar de nuevo.

"¿Qué ocurre?" Contestó Hua Cheng como si no hubiera ocurrido nada, "Dejen de perder tiempo y continúen con su trabajo."

"S-sí, amo." Lugo de recibir la orden, los demonios continuaron tirando del carruaje y desde entonces, Wei Ying finalmente se había quedado quieto y tomado asiento a un lado, como correspondía.

A medida que avanzaban, la oscuridad del camino se volvía más espesa, dificultando la vista, sobre todo para los demonios que trabajaban afuera. Hua Cheng, consciente de esto, estiró una mano para separar ligeramente las cortinas carmesíes del carruaje y con solo un chasquido de sus dedos, un centenar de mariposas plateadas aparecieron; algunas para iluminar el camino, mientras que otras se dispersaron por el bosque, tomando distintos rumbos.

"De esta manera podremos encontrar la guarida de Qi Rong más rápido." Comentó volviendo a juntar las cortinas.

"¿Qi Rong?" Aunque Wei WuXian le devolvió la palabra, no quiso mirar a Hua Cheng.

"La basura de antes."

"Mm." Hua Cheng alzó una de sus cejas, intentando descifrar el repentino cambio de conducta en Wei Ying. Sigilosa y perezosamente, estiró un brazo sobre el respaldo del asiento en dirección hacia él. Estuvo a punto de abrir la boca, cuando se detuvo.

"Las mariposas encontraron algo."

Tal vez era porque no podía verse a sí mismo, pero Wei Ying desconocía que, desde que Hua Cheng se acercó, su cuerpo se había encorvado ligeramente. Se negó a alzar la mirada.

"Entonces, hay que ir a ver." Los pálidos dedos de Hua Cheng sujetaron con firmeza su mentón, exigiéndole que le dirigiera la mirada.

"Oh, así que sí estás molesto. Wei WuXian, admito que te ves lindo cuando te pones serio, pero te prefiero alborotado." A penas terminó de hablar, dio un beso sobre sus labios, luego se giró para bajar del carruaje mientras decía, "Hemos llegado."

Wei Ying parpadeó varias veces seguidas, no esperaba ese detalle tan repentino y, definitivamente le gustaba que Hua Cheng actuara de esa manera.

Luego de que Hua Cheng creara un hechizo para ocultar la presencia de ambos, las mariposas espectrales se encargaron de guiarles hacia la guarida de Qi Rong. La cual, a simple vista parecía una simple casa, aunque vieja y mal gastada, pero casa después de todo.

FUGAZ [Wei Ying x Hua Cheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora