Capitulo 23

1K 107 6
                                    

Aina

Papá se levanta de la mesa y va a la cocina para servir el postre que tanto estuve esperando. Ya hemos terminado de cenar y debo decir que las albóndigas se terminaron por completo. Papá decía la verdad cuando menciono que Even era un carnívoro.

Él acabo con todas las albóndigas. Menos mal que no termino con todo el espagueti o no tendría espacio para el postre.
Es irónico que hayamos tardado menos tiempo en comer que en lo que nos tomó preparar la cena.

Papá regresa con tres copas de helado, pone una frente a mí, una frente a Even y se queda con una.

— Alguien quiere un poco más de vino. — pregunta papá destapando la botella de vino. Yo niego mientras Even le entrega su copa para que le sirva un poco más. Prefiero las cosas dulces o saladas que las que son un tanto amargas.

Ahora sé lo que me gusta y lo que me disgusta. Ahora puedo decir con seguridad que amo el chocolate y odio la pimienta cruda. Debí estar loca al atreverme a morder un grano de pimienta cruda.

Niego recordando el momento en que Even condimentada la carne vi los granos de pimienta y se me ocurrió la grandiosa idea de meter uno dentro de mi boca.

— Después de eso me prohibieron el paso en ese casino. Solo por hacer trampa, puedes creerlo. Incluso pusieron mi rostro en una de sus pizarras para que todos vieran mi rostro al entrar, pero no me importó, era joven, rebelde y aventurero. No le tenía miedo a nada. — dice papá dándole un trago a su copa de vino.

Sonrío metiendo una cucharada de helado a mi boca. Quién imaginaria que cuando papá era joven se aventuró a entrar solo a un casino de las Vegas solo para buscar diversión.

Quedó sorprendida al imaginar a papá apostando en el juego de las cartas, contando cada una de ellas y después ganando mucho dinero por hacer trampa. No logro imaginar su cara al ser descubierto y arrestado mientras le prohíben el pasó.

— Debes enseñarme a contar las cartas, así puedo ganar cuando juegue con los chicos en el billar. — dice Even dándole una gran cucharada a su helado de zarzamora.

Como si nada mete su cuchara en mi copa robando un poco de mi helado.
— Un día de estos te enseñaré. — por su tono de voz quiero suponer que papá solo lo a dicho para que Even no le de mucha lata y le insista sobre el asunto.

— Cuando vayas a jugar billar puedo ir contigo. — digo llamando la atención de los dos hombres en la mesa. Even deja de reír poniendo un rostro serio y niega.
— Ya lo veremos, ya que es un lugar lleno de hombres no me gustaría ponerte en peligro. — frunzo mi ceño sin darle créditos a sus palabras.

He escuchado a varias chicas de la universidad sobre lo divertido que suele ser ir a un billar y ya que yo nunca en mi vida he visitado uno tengo curiosidad por ir a uno.

— Por favor, prometo que me mantendré todo el tiempo cerca de ti. — insisto.

Papá sonríe y asiente cuando Even lo ve pidiendo su ayuda. Con un suspiro Even asiente.
— De acuerdo, pero todo el tiempo estarás en mi campo de visión.

— De acuerdo. — digo satisfactoria de haber ganado la pelea.

Termino mi helado contenta porque Even haya accedido. No sé cuándo me lleve, pero estaré esperando el día con ansias. Continuamos platicando sobre aventuras que papá hizo durante su adolescencia hasta que el timbre de la casa suena con insistencia seguido de algunos golpes en la puerta.

— Esperabas a alguien. — pregunta Even con el celo fruncido. Papá niega mientras se pone de pie.

— No que yo recuerde. — tanto Even como yo nos ponemos de pie y vamos tras papá para ver quién toca la puerta con tanta insistencia. Me quedo parada a una distancia prudente viendo quien está tras de la puerta.

Ayúdame a Sentir (Finalizada) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora