Capitulo 2

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Aina 

Muevo mis pies como si estuviera impaciente. El doctor Tyler dice que imitar acciones de las personas me hace menos diferente.

— Aina. — giro mi rostro hasta el hombre de bata blanca que pronuncia mi nombre.
— Aina lamento la demora. Había mucho tráfico, a medio camino se descompuso mi auto y... En fin, espero que no lleves mucho tiempo esperando. — dice Tyler, el doctor especialista encargado de llevar mi caso.

Tyler es uno de los mejores neurólogos de este país. A sus cuarenta y cinco años ganó un premio Nobel gracias a una de sus investigaciones. Mamá confía plenamente en él por lo inteligente que es y los grandes logros que ha obtenido a tan corta edad.

Digamos que no es muy joven, pero se conserva. Aparenta menos edad de la que tiene por su elegante porte y atlético cuerpo.

— Llevo media hora esperando. Considero que si es mucho tiempo. — digo contestado a su pregunta. Tyler ríe y aprieta mi hombro.

— Si lo siento. Entra al consultorio, en un momento estaré contigo. — dice señalando la puerta de su consultorio. Asiento y me dirijo hacía el interior abandonando la sala de espera.

Me siento en la silla que está frente a su escritorio.
Ya que la silla es giratoria me impulsó con los pies y doy vueltas hasta que el doctor Tyler entra.
— Como te has sentido. — pregunta una vez que está sentado en su lugar.

— Igual que siempre.

— Has presentado alguna molestia como insomnio o perdida de la memoria.

—No. — anota todo en mi expediente médico. De un cajón saca un sobre amarillo y me lo entrega. Lo abro encontrando unas tomografías de mi cerebro.

— Está es la tomografía que te tome el mes pasado. Lo analice una y otra vez y como todo esté tiempo no encontré nada fuera de lo normal. Al parecer todo está en orden. No hay inflamación, ni hemorragias, tampoco presentas hematomas o coágulos en alguna parte de tu cerebro. No entiendo cómo sigues sin presentar mejoría.

Observó la tomografía sin entender nada, siempre que me las muestra lo único que veo es una imagen negra con algunas partes transparentes de mi cerebro.

— Eso quiere decir que nunca más volver a ser normal. — fijo mi vista en sus ojos intentando encontrar una respuesta. El doctor Tyler carraspea su garganta y desvía la mirada.

— El cerebro es extremadamente sorprendente. Puede que en el momento menos esperado tus sentimientos regresen de la nada.

— Como también puede que nunca vuelvan. — recarga su espalda en la silla y asiente.
Debería sentir algo por la noticia. Tal vez enojó o tristeza, pero no puedo.

— Me he estado preguntando por un largo tiempo si actualmente tienes novio. — balbucea.

— ¿Novio?
No sé a qué viene su pregunta fuera de contexto. Normalmente nunca hablamos de mi vida privada, sólo nos centramos en mis síntomas, manifestaciones clínicas y análisis de los resultados qué obtengo.

¿Novio? No sé si las dos únicas veces que bese a un chico cuente como noviazgo. Aunque lo dudo. Cuando tenía 11 años de edad, mi mejor amigo de ese entonces me gustaba y ya que se iba a estudiar fuera de la ciudad decidí confesar mis sentimientos y robarle un beso. No sucedió nada más entre ambos ya que se fue a otro país.

La segunda vez que tuve contacto con otro hombre fue en primero de preparatoria cuando tenía 15 años y mamá me envió a esta ciudad para comenzar de cero. Recuerdo que él chico llegó, confeso que le gustaba y me besó de la nada.

Ayúdame a Sentir (Finalizada) Where stories live. Discover now