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La encontré en su usual esquina cuando salía de trabajar. No comprendía como había llegado allí si la había dejado bajo el cuidado de su madre unas horas antes.

ꟷCamila –la llamé.

Me ignoró, ignoró mi voz y mis ojos posados sobre su rostro.

ꟷ ¿Qué haces aquí? Debes estar en cama.

Intenté tomar su mano pero la quitó de mi camino antes de que pudiera rozar su piel.

ꟷEstoy haciendo esto por mí.

ꟷ ¿Hacer qué? –exclamé con más fuerza de la necesaria-. Habíamos acordado que dejarías esto atrás. Habíamos acordado que te ayudaría.

ꟷ ¡No! Tú acordaste eso. Tú decidiste por mí como todos lo han hecho a lo largo de mi vida.

ꟷQuiero ayudarte.

ꟷ ¡No necesito tu ayuda!

Entonces me miró, permitió que sus ojos azules llenos de dolor se encontraran con los míos. Las lágrimas no tardaron en nublar su vista y su barbilla comenzó a temblar en consecuencia.

ꟷCamila, por favor.

ꟷDéjame en paz. Déjame sola.

ꟷNo quiero.

ꟷ ¡Déjame! –Gritó con fuerza-. Vete y desaparece antes de...

ꟷ ¿Antes que qué?

ꟷAntes que mi mala suerte se adhiera a ti –sollozó-. ¿No lo ves, Thiago? Mereces a alguien mejor. Mereces a una chica que puedas llevar a comer los domingos a la casa de tu padre, con quien puedas ir al cine y estudiar. Mereces alguien que te ame y que reciba tu amor.

ꟷTú puedes hacer eso, Camila.

ꟷNo, no puedo. Yo nunca seré esa chica.

ꟷPero puedes serlo.

Di un paso hacia adelante y ella respondió dando uno atrás. Me quería lejos de ella y eso lastimó mi corazón.

ꟷVete.

ꟷCamila, por favor. Lloverá esta noche, hará frío y estás débil.

ꟷVete o llamaré a mi jefe.

Separé los labios sorprendido por sus palabras. ¿Estaba amenazándome? Podía tolerar su rechazo pues lo había hecho desde la primera vez que la vi. Ella nunca me había permitido amarla realmente a menos que necesitara de mí y yo se lo había permitido porque tenerla de a ratos era mejor que no tenerla en absoluto.

Estaba enamorado de ella.

Quería cuidarla y amarla como nunca nadie la había amado. Quería ayudarla porque creía en ella.

ꟷVete –repitió.

Supe que no podía hacer más, que no me dejaría hacer más.

ꟷTen cuidado –le pedí-. Puedes volver a casa, te estaré esperando allí.

Apartó la mirada, posándola sobre el suelo sucio.

Sin mirar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora