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Malena

Pasé por la puerta del boliche y lo vi apoyado contra una pared usando el celular. Su cara se veía más iluminada debido al brillo tan fuerte que tenía el aparato. Se giró y metió sus manos en los bolsillos de su bermuda, detrás de mí salió Mauro con una sonrisa, y agitándola aún todavía cuando ya había cerrado el boliche.

-¿Que onda mi pareja favorita?- Habló medio en pedo mientras pasaba uno de sus brazos por detrás de mis hombros y miraba a Valentin divertido. Ambos mantuvimos un semblante serio, pero su amigo no pareció importarle, y siguió jodiendo durante todo el viaje hacia el hotel.

Entramos a la recepción y nos fuimos directo a las mesas para pedir la quinta comida del día, nos quedamos comiendo unas hamburguesas con unas gasesosas.

El ambiente estaba tenso, silencioso, parecía una guerra de quien aguantaba más sin putear al otro. Y bueno, en medio Mauro, que estaba completamente en otro viaje disfrutando de lo que ingería, entre medio de anécdotas que nos contaba de la noche.

-¿Dani y el taradito de Dam donde están?- Preguntó el morocho tomando un poco de su agua. Tiré mis hombros para arriba y nuestras miradas se centraron en el castaño.

-Cojiendo- Soltó simple Valentin, terminando de tragar el último pedazo de lo que había pedido minutos atrás.

El morocho aplaudió y festejó por su respuesta, se paró haciendo un baile medio sensual, seguido de un "si nos organizamos cojemos todos", en un tono de melodía.

Reí por todo su acting, siempre a algo tiene que encontrarle el chiste o algún acote gracioso. El castaño seguía mirando serio para otro lado.

-Dale Valen, es Bariloche amigo, metele actitud- Dijo pegándole un palmazo en la espalda, lo que provocó que se volcara un poco de su bebida encima. Tiró sus ojos para arriba y se trató de limpiar la remera que le habían prestado para salir del boliche, aunque a decir verdad, se le había caído medio vaso.

Se paró de la mesa y se fue al baño del piso de abajo, lo seguí por detrás para ver donde íbamos a dormir.

Porque bueno, Luana y Fiorella eran quienes estaban con los amigos restantes del castaño. Una estaba en la habitación de Valentin, y otra en la mía. Sorpresa, no sabemos donde dormir.

Se paró frente al espejo y frotó agua por su remera para intentar limpiarla, dió un suspiro frustrado al darse cuenta que la mancha no salía. Pasó una mano por su pelo, se apoyó en el lavamanos mirando para abajo. Subió su vista para verse en el espejo, encontrándose con mi silueta a un lado suyo fuera del baño.

-¿Me dejas intentar?- Cuestioné haciendo referencia a su remera. No quería limpiarle la remera, quería pasar mis manos por el abdomen marcado que tenía, como hoy antes de ir al boliche.

Asintió y se giró frente a mí. Agarré un poco de jabón, y no tuve que hacer mucho esfuerzo para que saliera, era obvio que si el estúpido usaba agua nada más no iba a pasar nada.

Sonrió de labios cerrados cuando terminé, aunque hubiese deseado no poder sacarla para seguir estando tan pegados como lo estábamos.

-¿Dónde vas a dormir?- Preguntó sacándose la remera, intenté no quedar muy evidente, pero era obvio que mi vista iba a ir dirigida a su torso desnudo, no podía creer lo lindo que era, tenía un tatuaje abajo de la clavícula que hacía que me llamara todavía más la atención el verlo de esta forma.

Despegué mi vista una vez que me di cuenta que no había contestado a su pregunta. Tiré mis hombros para arriba y rasqué mi nuca un poco nerviosa.

-Hay unos sillones al fondo creo- Hablé intentado recordar la recepción y tener una vista más clara de donde los había visto.

Asintió y pasó por mi lado para dirigirse a ellos y poder dormir. Llevé una de mis manos a su muñeca para frenarlo.

-¿Y Mauro?- Hizo una expresión sin importancia.

-Que se fije cuando termine de comer- Respondió retomando su camino hacia la búsqueda intensiva de los sillones.

Me adelanté para quedar a su par, y poder caminar juntos, recorrimos medio hotel hasta que por fin pudimos encontrarlos. Ahora el problema era quien dormía ahí, para nuestra mala suerte, solo había uno.

Nos miramos y vi como pasaba su mano frustrado por su cara, sabía que no me iba a dejar dormir en el piso, pero tampoco yo iba a dejarlo tirado.

Observé mejor el sillón, ni que fuera tan chico, me acerqué aún mas a él.

-Durmamos los dos- Propuse saltando arriba, no era lo más cómodo del mundo, pero mejor que el piso helado era cualquier cosa.

Rió y se acercó un poco tímido, se sacó las zapatillas y se tiró a mi lado. Era grande, pero quedábamos muy pegados entre sí. Me giré para su costado, encontrándome con un Valentin en cuero, el pelo revuelto y sus ojitos claros mirándome tierno.

Sin pensarlo mucho, me acosté en su pecho, sintiendo como posaba su cabeza encima de la mía, y pasaba unos de sus brazos por mi cintura.

Ni siquiera me había podido cambiar, estaba todavía con la pollera que se me subía todo el tiempo, e intentaba bajarla al acordarme que estábamos en plena recepción, aunque un poco más apartados de todos los demás.

Todavía sentía el perfume que se había puesto antes de salir, y podría jurar que ese olor tan característico que tenía siempre, era casi tan adictivo como cualquier tipo de droga.

Abstraído; WosWhere stories live. Discover now