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Valentin

-Anda a cagar- Escupió enojada Malena. Estábamos jugando al Uno y bueno, le tiré tres +4.

Solté una carcajada por su enojo, pero al ver su cara de orto y como cruzaba sus brazos sin desviar esa mirada matadora de mi, hizo que me tentara todavía más.

Pasaban los minutos y no sabía como calmarme, los cachetes se me ponían rojos de la falta de aire en mi organismo.

-Bue tanta gracia te va a causar taradito- Y en cuanto había podido regular la intensidad de mi risa, ese comentario hice que estalle otra vez.

Después de unos minutos donde Malena no se imputó, me digné a calmarme de una santa vez para no quedar como un rarito de mierda.

-¿Que pasa? ¿Perdiste petisa?- Levantó su vista de las cartas y la clavo en mis ojos dejándome ver ese color verde intenso que tenían.

-Lo único gracioso acá es tu cara, fijate- Habló mientras levantaba las cartas y se ataba el pelo en un rodete medio alto.

Me paré de la silla al ver que no iba a regresar, giré mi vista y me encontré a la morocha sin el uniforme, traía tan solo una remera grande que le llegaba apenas un poco mas abajo de los muslos.

No la miré de más, no corresponde y menos estando solos en su casa sin tener casi confianza.

-¿Te enojaste morocha?- Dejó la botella de agua a un lado y me miró a través del espejo mientras se acomodaba el piercing de la nariz.

-No- Respondió, no logró descifrar si fue algo cortante, o mas bien es así su personalidad, directa, medio seca y distante- Quiero dormir, si queres quedate, sino decime ahora que te abro- Es así su personalidad, no hay dudas.

Pensé un rato que tan mal estaría quedarme a dormir, digo, mis viejos están laburando y si llegan y no estoy me linchan a patadas en el orto. Fue igual, es una siestita, les mando un mensaje y listo.

-Me quedo si no te molesta- Se rascó un ojo y arrugó su ceño. Mierda ya la cague, mejor le digo que me voy.

-Si te ofrezco no es pa' quedar bien. No me molesta tranqui- Habló antes que pudiera arrepentirme de lo anteriormente dicho.

Tiró la cabeza para el costado indicándome que subamos las escaleras, inmediatamente la seguí y subí atrás de ella.

Abrió la puerta de su habitación dejándome ver paredes llenas de graffitis y discos vinilo. Sin duda me hubiese encantado preguntar los significados de todo y tener una extensa charla sobre la música, pero sin conocerla demasiado sabia perfectamente que no le gustaba que le hablasen cuando tenía sueño. Así que preferí cerrar el orto y no comerme una mala mirada de la muchacha.

-Che- me sacó de mi transe mental- Si queres tengo unos shorts de fútbol de mi hermano que se olvidó acá- miró mis pantalones y prosiguió- Están todos mojados, mirá si te enfermas- De por si me parecía extraño que se preocupe tanto, pero instantáneamente vi como cerraba los ojos fuerte y jugaba con los dedos de su mano- Como quieras Oliva- Agregó para equilibrar su personalidad fría.

-Si dale- respondí, al minuto volvió a atravesar la puerta con unos shorts deportivos en la mano, me los extendió e inmediatamente los tomé- ¿Dónde está el baño?- Cuestioné para poder cambiarme.

-Me voy yo. Avisame cuando entro- habló mientras cerraba la puerta a sus espaldas. Tampoco iba a tardar tanto en ponermelos casi que al minuto ya estaba dentro del cuarto otra vez.

Nos acostamos en la cama y por un segundo temí rosar una parte de su cuerpo mientras dormía, me muevo mucho y no quiero que me trate de pajero.

-Dormí en cuero si queres. No sé porque le gusta tanto hacer eso pero no me influye demasiado- me giré para ver a Malena casi dormida para un costado costado, con una mano en su cachete y otra en su brazo. Tenía los labios semi abiertos y de lo linda que se veía ignoré completamente lo que había dicho y me dediqué a intentar dormir para dejar de fantasear tanto.

(...)

-¿Male?- me desperté solo en la habitación, estaba todo oscuro, como si fuera de noche. Vi al rededor del dormitorio y no había rastros de la morocha.

Me levanté de la cama un poco mareado, tenía la vista muy nublada por el sueño, y de lo rápido que me paré me bajó la presión.

-¿Gonzales?- llamé otra vez a la muchcha en busca de una respuesta desesperada. Abrí la puerta de la habitación entre miles de malos pensamientos que tenía encima.

Bajé las escaleras en medio de la oscuridad, y me reté internamente por no haber traído el celular para prender la linterna y ver un poco más.

Logré prender una luz después de mucho tiempo. Me acerqué a la mesa donde parecía haber una nota "No tendrías que haber venido Oliva" Una sensación amarga y llena de temor invadió mi cuerpo ¿Por qué no tendría que haber venido? ¿Dónde está Malena?

De repente sentí unas manos taparme los ojos y como de la nada me removían bruscamente.

Y ahí desperté, viendo a Malena un poco preocupada por mi estado, giré a mi alrededor y por la ventana entraba la luz del día. Antes de decir nada miré mis manos y al corroborar que tenía 5 dedos sabía que no estaba en un sueño.

-(Les comento, para darse cuenta si están en un sueño o despiertos pueden mirarse las manos y verificar que tengan 5 dedos, y bueno si tienen más o menos corran ndea)-

-¿Estás bien Oliva?- preguntó mientras tocaba mi frente para medir mi temperatura- Estás volando de fiebre- Se paró de la cama y sacó de un estante una caja con ibuprofeno- Tene toma esto que te traigo agua, quedate quieto- Avisó mientras me extendía la pastilla. Me quedé re calculando todo lo que estaba pasando, me cuesta mucho despabilarme y me sentía muy mal.

Después de unos minutos Malena pasó por la puerta con un vaso de agua y una taza, supongo que de ella.

Me dió el vaso y tragué la pastilla pasándola con un poco de agua.

-¿Queres llamar a tus viejos?

Abstraído; WosWhere stories live. Discover now