13

4.3K 263 32
                                    

Valentin

Estaba parado en una esquina de la joda mientras veía a Malena como bailaba al ritmo de la música con un chico.

Aplasté la latita de cerveza con odio e ira cuando le di el último sorbo. La tiré al piso caminando en dirección al baño, intentando borrar la imagen de la morocha pegada al muchacho.

Me quedé como 15 minutos haciendo la fila completamente en otra. No sabía ni como estaba parado, ni donde estaban mis amigos y en que momento tomé tanto alcohol como para estar tan borracho.

Entré después de mucho tiempo. Me miré al espejo, tenía los ojos rojos y chinitos. Me mojé el cuello y la cara para intentar sacarme un poco el pedo de encima.

Me senté en el piso y me saqué la camisa que tanto me había costado elegir, al final ni me vió el objetivo así que fue en vano.

Estaba muerto de calor y no distinguía bien si era por todo lo que había consumido o por estar viendo tanto tiempo a Malena.

Me cambié y salí del baño en cuanto escuché las puteadas de afuera. Me dirigí otra vez a la pista para intentar encontrar a mi grupo de amigos.

Saqué el celular en cuanto me di cuenta que había pasado por el mismo lugar unas 3 veces. Para mi mala suerte, no había ni un poco de señal.

Fui al patio, capaz estaban afuera, o quizás por lo menos llegaba el wifi. Al encontrar tanta paz y poca gente, decidí quedarme un rato.

Me senté en una banco apartado de todos, metí mis manos en los bolsillos del pantalón sin antes frotar mis brazos y piernas para calentarlas un poco.

Cerré los ojos y me acordé lo que me dijo una vez la morocha "Todo está en la mente" . Sonreí un poco cuando la imaginé repitiendo eso en su cabeza reiteradas veces intentando ganarle a su propio genio.

-Hace frío hoy Oliva- Escuché su voz después de mucho tiempo. Reí al pensar que las drogas me estaban haciendo mal viajar, pero en cuanto sentí una mano en mi pierna y como el banco se balanceaba, abrí los ojos viendo a Malena bajo la luz de la noche mirándome con una sonrisa de labios cerrados.

Sentí mi cuerpo relajarse otra vez ante su tacto. Volvimos a concetar miradas, esta vez parecían no querer dejar de verse nunca, pero igual mis inseguridades salieron a la luz una vez más haciendo que aparte mi mirada de ella y la lleve a mis pies.

Despegó su mano de mi y la llevó a sus brazos para acurrucarse en ella misma y tener menos frío.

-¿Queres ir adentro?- Pregunté al ver que no iba a dejar de titilar, cada vez el viento pegaba más fuerte. Negó mientras desvía su vista de la mía.

Con un poco de miedo al rechazo que podría causar, pasé uno de mis barzos por detrás de su espalada y la atraje un poco a mi para que no tuviera tanto frío.

Sentí como se tensó un poco y al cabo de unos segundos se relajó apoyando su cabeza sobre mi hombro. Tener su respiración tan cerca de mi cuello me aceleraba el pulso, y oler su perfume me volvía cada vez un poco más loco.

Entrelazó su mano con la mía y al instante me olvidé de todo lo malo que atormentaba mi cabeza día a día, disfruté el momento tanto como pude hasta que vi unos zapatillas en mi campo visual.

Levanté mi visita encontrándome a Damian y a Mauro, que a 7 cuadras se notaba lo drogados y hechos mierda que estaban. Nunca se pueden medir con nada de lo que consumen, parecen dos pelotudos que los tenes que tener a la vista siempre para que no terminen abajo de un arrollo vomitando.

Tiré mi cabeza para arriba para que hablen de una vez por todas.

-Daniel se cagó a piñas con un tincho- Abrí grande los ojos y me paré del asiento lo más rápido que pude. Nunca fue un don de Daniel el saber pelear.

Entré a la casa metiendo piña y patada a cualquiera que se metiera en mi camino. Llegué al centro de la ronda empujando a las personas de por medio, y recibiendo varios insultos por su parte.

Vi a mi mejor amigo tirado en el piso con la cara llena de sangre. Me tiré a su lado y lo moví un poco para que reaccionara. Agarré su muñeca y le pedí a cada dios que conocía que por favor tenga pulso, eso que soy ateo.

Sentí el pulso y por dentro me relajé un poco, pero me asusté aún más cuando poco a poco lo sentía mas bajo. Empecé a gritar para que alguien llame a una ambulancia, y en cuanto me aseguré que estuviesen en camino, y Mauro, Damian y Malena estaba junto él, fui a buscar al culpable de todo esto.

Pasé por el baño y escuché risas. La puerta entre abierta donde se podía ver a Federico limpiándose las manos llenas de sangre, tenía el labio roto y alguna que otra rajadura en la frente.

Entre sin más encontrándome con todo el grupo de amigos, y sé que si hubiese estado en otro estado no hubiese hecho lo que hice.

Agarré a las piñas viendo como se sumaban Mauro y Damian atrás. Aunque eran unos flacuchos igual que yo, tres no es igual que uno.

Caí contra el piso y sino hubiera puesto las manos, no la habría contado del palo que me hubiese pegado en la cabeza.

Vi como se acercaba Federico con una sonrisa victoriosa de pie, cerré los ojos y me digné a ligarme una trompada más. Sin embargo los abrí cuando sentí un grito de dolor proveniente del muchacho.

En mi campo visual apareció Malena riendo y susurando un "siempre quise hacerlo" mientras despegaba su rodilla de la entrepierna del rugbier.

Me alarmé un poco al ver que mis otros dos amigos estaban acá junto con Malena, entonces, ¿QUIÉN ESTABA CON DANIEL?

-Tranqui, está con Manuel en la ambulancia Dani- escuché la voz de Damian agitado después de iniciar una batalla campal en la que podríamos haber terminado todos muertos.

Me ayudaron a levantarme dejando atrás a los tinchos que poco a poco se iban levantando para seguir peleando. Emprendimos viaje rumbo al hospital corriendo las primeras cuadras para asegurarnos de que no nos persiguieran.

Estábamos los tres hechos mierda un viernes a la madrugada, llenos de morotones y un poco de sangre. Todos quebrados todavía despabilándonos y cayendo en lo que habíamos acabado de hacer.

Y Malena bueno, estaba igual de linda sin importar el estado en el que esté.

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora